Al igual que con el exterior, BMW no ha querido dejar a nadie indiferente con el habitáculo del XM. Realmente es muy similar al de cualquier otro BMW reciente —las mismas dos pantallas a las que BMW llama Curved Display, mismos menús, mismos mandos en la consola y en las puertas—, pero lo que lo hace diferente es el diseño anguloso de algunas piezas y, sobre todo, la combinación de colores, una mezcla de marrones y azules, diferente a lo que estamos acostumbrados en un coche «estándar».
La sensación al subirse al XM por primera vez es abrumadora. Las dos pantallas muestran muchos datos y también hay muchos botones en la consola que, hasta que uno no aprende y entiende para qué existen, parecen estar solo para hacer más complicado el uso del coche. Exactamente lo mismo que pasa en un BMW M4 porque los mandos que tiene uno y otro son exactamente los mismos.
Las dos pantallas tienen muy buena calidad. Hay ausencia de reflejos y los menús y animaciones fluyen con naturalidad. Pero creo que las dos presentan el mismo problema: se le ha dado más importancia al diseño que a la sencillez y facilidad de lectura y uso. Ojalá BMW se replanteara esto en el futuro, al menos en el cuadro de instrumentos (imagen), y volviese a mostrar al conductor la información de una manera clara, sin artificios innecesarios como escalas en ángulo ni fondos de colorines.
La pantalla central agrupa un montón de funciones y da al usuario la posibilidad de personalizar lo que quiere ver en el menú inicial. Pero si quiere acceder a algo en concreto que no esté en ese principio, se encuentra con un menú que le muestra nada menos que 36 iconos (eso sí, se pueden ordenar a voluntad, como en la pantalla de un móvil). Tras muchos años probando modelos de BMW, tengo clarísimo que el sistema de menús anterior era más sencillo porque todo se agrupaba en submenús por conceptos comunes (también es cierto que cada vez hay más funciones que gestionar).
Hay detalles que me han llamado la atención durante el uso del coche. El XM tiene un sistema de iluminación ambiental con tiras de ledes por el salpicadero, las consola (imagen), las puertas e incluso el techo (imagen) y en los altavoces que hay en las cuatro puertas, pero la luz general, la del techo (imagen), es mediante bombillas halógenas. También es extraño que el botón que hay en la puerta del conductor (imagen) para accionar el portón funciona al revés de lo que la intuición hace suponer: si tiras de él hacia arriba, el portón se cierra; si pulsa hacia abajo, el portón se abre. Otro detalle es que con el coche encendido y detenido no es posible apagar las luces; puede que no haga falta apagarlas nunca, pero si un día se quiere hacer, el coche te dice que nanay, que lo apagues si quieres que los faros no alumbren. También los hay que me han gustado, como que se mantiene un potenciómetro junto a los mandos de luces (imagen) para ajustar la intensidad de luz de las pantallas, lo que evita tener que buscar en algún menú la función correspondiente.
El habitáculo tiene cinco plazas. La central trasera no es idónea para viajar por tamaño, forma y dureza de esa zona de la banqueta.
Los asientos delanteros son buenos, quizás algo estrechos para personas voluminosas en la zona de los muslos. La espalda queda bien sujeta en las curvas en su zona lumbar (se puede variar el apoyo lateral), pero no tanto en la parte dorsal. La banqueta es extensible (imagen), el respaldo se articula en dos partes, tienen calefacción, ventilación (que me ha parecido escasa, a pesar de los tres niveles) y función de masaje con distintos programas. Imagen de los mandos que hay en la base del asiento.
La visión desde el puesto del conductor es dominante, más por la sensación que da el capó tan alto y casi horizontal que por la altura respecto al resto de vehículos. Resulta casi imposible hacerse una idea precisa de dónde están las esquinas delanteras del coche, así que hay que ayudarse del sistema de cámaras exteriores y de los sensores de aparcamiento. Las cámaras captan imágenes de calidad (imagen), con luz o a oscuras, y las indicaciones superpuestas de la distancia a los obstáculos son realmente útiles para apurar los giros.
La climatización enfría bien (hemos probado el coche durante días en los que la temperatura ha alcanzado los 40 grados) y me ha parecido ruidosa. No insoportable, pero me ha llamado la atención que está siempre presente el ruido que produce la ventilación. La temperatura se puede ajustar en cuatro zonas. Una vez más me parece que el menú de la pantalla principal podría haberse hecho mejor, porque no deja de ser curioso que para poder manejar todas las funciones haya que hacer scroll lateral en una pantalla de semejante tamaño porque no se visualizan todas (imagen en la que no aparece el indicador de calefacción del volante).
Como es habitual en BMW los ajustes de las piezas son precisos y sólidos. Ni la pantalla central se mueve al empujarla ni los plásticos decorativos crujen al presionarlos. Los materiales de recubrimiento, además de tener un color llamativo, parecen de calidad, acorde al precio del coche.
La cantidad de huecos para dejar cosas alrededor de los pasajeros delanteros parece correcta. Hay dos portabebidas que pueden calentar o enfríar (imagen), un cajón con tapa bajo el apoyabrazos (imagen), otro en el lado izquierdo del salpicadero (imagen) y bolsas de buena capacidad en las puertas. Estas no están tapizadas (la guantera sí) ni tienen una pieza de goma en el fondo (el cajón central sí) para evitar el ruido.
En las plazas traseras se va cómodo si no van tres ocupantes. Ni banqueta ni respaldo tienen ajustes, van fijos, pero el ángulo que forman me parece confortable y hay espacio suficiente para que un pasajero de metro noventa vaya sentado detrás de otro de la misma estatura sin que sus piernas vayan encajonadas. El XM trae dos cojines (imagen) para colocar en la zona lumbar si así se desea. El acceso a estas plazas me ha parecido cómodo por la altura a la que está el piso, que no es mucha, y por el hueco que hay al abrir la puerta.
Si lo primero que uno ve del BMW XM es el maletero es fácil adivinar que estamos ante un coche especial o al menos de precio alto. Completamente enmoquetado (con un tejido de buena calidad), tiene unas inserciones cromadas para deslizar la carga en la zona más próxima al borde en vez de un simple listón. La iluminación es ejemplar: en los laterales hay dos tiras de ledes de nada menos que 44 centímetros de longitud (imagen) y por el lado interior del portón hay otros dos puntos (imagen). El botón que libera la bola de remolque no está a la vista sino que BMW lo ha ocultado y va detrás de la tapa derecha, junto al módulo de fusibles.