Frente al BMW M5 convencional, el M5 Competition tiene un motor más potente, numerosas modificaciones en el chasis para mejorar la precisión de conducción y discretos cambios estéticos. Se trata, por lo tanto, de la versión con mejores prestaciones de la gama Serie 5 2017.
Está en venta por 148 199 euros, por lo que es 11 499 euros más costoso que el M5 (ficha comparativa). Es más caro y potente que sus principales alternativas, que son el Mercedes-AMG E 63 S 4MATIC+ y el Audi RS6 Avant performance (ficha comparativa).
El motor del M5 Competition es el mismo 4.4 V8 con doble turbo que tiene el M5, aunque con una serie de cambios (que BMW no ha especificado) que dan como resultado un rendimiento superior: 626 CV a 6000 rpm (26 CV más) y 750 Nm que mantiene constantes entre 1800 y 5800 rpm (misma cifra de par, pero en un rango más amplio). La transmisión es siempre automática, de tipo convertidor de par y con ocho relaciones, mientras que la tracción es en las cuatro ruedas (aunque tiene un modo de funcionamiento en el que transmite la fuerza únicamente a las traseras; más información aquí).
El mencionado aumento de potencia da lugar a un ligera mejora en las prestaciones. El M5 Competition puede acelerar de 0 a 100 km/h en 3,3 segundos y de 0 a 200 km/h en 10,8 s (0,1 y 0,3 s menos, respectivamente, que el M5 convencional en esas mismas mediciones). Sus principales alternativas son un poco más lentas acelerando desde parado, aunque alcanzan la misma velocidad máxima (250 km/h) debido a la limitación electrónica.
Como hemos comentado unos párrafos más arriba, el M5 Competition tiene numerosas modificaciones en el chasis con el objetivo de mejorar la precisión en la conducción. En el eje delantero, las ruedas tienen más caída negativa que en el M5 convencional y un soporte diferente para la barra estabilizadora; en el trasero, se han sustituido algunos de los casquillos por rótulas y la barra estabilizadora es diferente. Además, los amortiguadores, que siguen estando controlados electrónicamente, tienen un ajuste un 10 % más firme y los soportes del motor son más rígidos (900 N/mm frente a 580 N/mm del M5).
El sistema de escape, según BMW, también es específico para esta versión del M5. Tiene varias válvulas que se abren o cierran en función del modo de conducción seleccionado y que emiten más o menos ruido.
Los cambios de diseño con respecto al M5 son muy sutiles. Hay varios detalles de la carrocería que están pintados en color negro brillante (borde de la parrilla superior delantera, cubiertas de los espejos retrovisores o salidas de escape), mientras que las llantas de aleación son más grandes (de 20 pulgadas en lugar de 19) y tienen un diseño exclusivo.