Lo que más distingue a un M4 Cabrio de cualquier otro Serie 4 Cabrio son los asientos delanteros. El M4 Competition viene de serie con los asientos deportivos M. Son de tipo baquet, sujetan muy bien el cuerpo y facilitan que el mismo esté en la misma posición respecto los pedales y el volante; además reducen el cansancio, ya que no hay que hacer fuerza con la pierna izquierda, las caderas y el tronco para mantener la postura.
Pero también tienen varios inconvenientes. El principal es que son duros y, por tanto, incómodos, más cuánto más tiempo se pase sentado en ellos. El otro es que los resaltes de la banqueta sobresalen mucho y molestan para salir del coche, por lo que «bajar» del M4 Cabrio es un movimiento que no es fácil hacer con elegancia y que requiere esfuerzo para quien no tenga un mínimo de agilidad (sea por complexión, edad o cualquier problema físico).
Estos asientos deportivos M tienen un respaldo de pieza única, con el reposacabezas integrado que no se puede regular. Los hemos probado personas de estaturas muy diversas y a ninguna nos han quedado mal colocados. El acolchado del reposacabezas se puede quitar para que el casco, si se va a conducir en un circuito, no empuje la cabeza hacia delante.
Esos asientos tienen calefacción, pero no están ventilados, ni cuentan con salidas de aire caliente a la altura del cuello de serie. Yo pagaría por ambas opciones (1086 y 703 €, respectivamente), así como por el aro del volante calefactado (345 €). En el puente que une el reposacabezas con el respaldo hay un logo de M4 que está iluminado (imagen).
El volante tiene el aro grueso característico de BMW, que a mí me gusta pero hay gente a la que no porque filtra algo de información. Además de los mandos habituales (para utilizar el programador de velocidad y el equipo de sonido) tiene el botón para calentar el aro en el brazo inferior (si cuenta con esta opción; imagen) y dos palancas rojas (imagen) que sirven para seleccionar los programas de conducción ajustables a voluntad por el conductor (en las impresiones de conducción hablo de ellos). Por detrás del aro están las levas del cambio. Son de tamaño medio (imagen) y giran solidarias con él (imagen posterior).
La posición al volante es como en el M4 con techo fijo. Se van sentado bajo y, aun siendo de estatura elevada, cuesta hacerse una idea de los extremos del coche. Los sensores de aparcamiento son de serie e imprescindibles para maniobrar; la cámara trasera es una opción que recomiendo instalar.
El climatizador tiene botones para manejar casi todas sus funciones (imagen); para usar algunas muy específicas (como manipular la climatización trasera), hay que acceder a un menú propio. Bajo estos mandos están las ocho teclas que permiten memorizar desde emisoras de radio hasta una dirección para el navegador. Desafortunadamente este será el último M4 con todos estos botones, dado que BMW los está eliminando en los modelos más recientes. Como ocurre con los teléfonos móviles, las pantallas no se ven bien cuando la luz del sol incide directamente sobre ellas en ciertos ángulos (con el techo puesto no se da nunca esta situación).
En la consola central hay dos portabebidas, una toma USB (de 1,5 amperios) y una bandeja para dejar el móvil con función de recarga inalámbrica (imagen), que también se usa para recargar el mando con pantalla opcional (imagen; 447 €). Tras estos elementos está la palanca del cambio —pequeña y con dos pulsadores, uno para seleccionar la posición P y otra que regula el funcionamiento del cambio en tres niveles—, los mandos del sistema multimedia y varios botones que hay que mirar para pulsar el acertado. BMW también ha colocado aquí el botón de arranque, que es de color rojo (imagen).
En esta zona del coche es donde BMW ha ubicado el mando que controla la capota. Para accionarla hay que pisar el pedal de freno a la vez que se pulsa o tira del botón. El capotado completo dura 18 segundos; descapotar cuesta 16 segundos, o 22 si se espera a que suban las cuatro ventanillas laterales. En la puerta del conductor, además de los cuatro botones para manejar cada una de las ventanillas, existe otro que hace descender o ascender las cuatro simultáneamente. La operación de apertura o cierre del techo se interrumpe si se suelta el botón o se abre alguna de las puertas. También es posible accionar el techo desde el mando a distancia, una función útil porque facilita entrar al coche —sobre todo a las plazas traseras— o ventilarlo rápidamente si estaba aparcado al sol.
Bajo el apoyabrazos hay un cajón iluminado (imagen), con otra toma USB (en este caso de tipo C, de 3 A). El único espacio con cerradura es la guantera principal, al resto puede acceder cualquiera si se deja el coche descapotado.
A las plazas traseras se accede con facilidad cuando el techo está recogido en el maletero; si está colocado, es preferible ser pequeño y ágil para caber por el marco que forman la carrocería, el techo y el asiento delantero. Primero hay que abatir el respaldo delantero tirando de una cincha (imagen); tras hacerlo, el conjunto del asiento se adelanta automáticamente (mediante un motor) y, cuando llega al final del recorrido, desciende si no estaba en la posición más baja para que el reposacabezas no se quede atascado contra el parabrisas. Al colocar el respaldo en su posición empujando hacia atrás, todo el asiento recupera su posición inicial.
Los pasajeros de complexión media-grande no irán cómodos en estas plazas traseras porque los hombros pegan con el panel interior de la carrocería. El resto tampoco irán cómodos del todo porque se viaja con el cuerpo girado hacia el centro del coche. El espacio longitudinal es suficiente, aunque no generoso, para que viajen adultos de talla media. Con la capota puesta, la altura interior es escasa.
Los pasajeros de estas dos plazas pueden ajustar la temperatura del climatizador (imagen) y por dónde sale el aire, y activar la calefacción de los asientos, pero no tienen mandos para subir o bajar sus ventanillas. Entre las dos plazas hay dos portabebidas (imagen) y en la consola dos tomas USB tipo C.
El maletero me parece adecuado para tratarse de un descapotable. Su capacidad varía en función de si se tiene intención de ir descapotado (300 litros) o no (385 litros). Esto es así porque hay una pieza de plástico que se debe colocar en una posición vertical limitando la altura del maletero si se quiere recoger el techo, ya que define el volumen que se necesita en el maletero para almacenar la capota (imagen con la pieza colocada e imagen sin colocar).
Con esa pieza colocada, en el maletero caben un par de maletas de las de cabina de avión (imagen). Si se abate hacia arriba, hay espacio suficiente para transportar maletas más grandes (imagen). La tapa del maletero deja un vano razonablemente amplio para que no sea incómodo meter o sacar el equipaje.