Las variables que mide directamente el sistema son ángulo de dirección, la guiñada, la aceleración transversal, la presión en el circuito de frenos y la velocidad angular de las ruedas.
Con los datos de esas mediciones, la ECU determina otras variables que no mide directamente: velocidad lineal de desplazamiento, fuerzas longitudinales en las ruedas y deslizamiento en las ruedas.
En función de las variables que mide o determina, el sistema induce: fuerzas laterales en las ruedas, ángulo de deriva, ángulo del eje longitudinal del coche con relación a la dirección de desplazamiento (llamado «Angulo de flotación») y velocidad lateral.
Estas variables se comparan constantemente con las unas magnitudes programadas. Mediante pruebas en pista durante la fase de desarrollo, se determina —por ejemplo— cual es la aceleración transversal máxima o la relación entre ángulo de dirección y guiñada. Los datos de esas pruebas están memorizados y sirven de referencia.
El control de estabilidad actúa para que las reacciones reales del coche se asemejen a las reacciones ideales, cuando no hay divergencia entre lo medido y lo memorizado. Para conseguirlo, lo que hace en última instancia es afectar (dentro de lo posible) a las fuerzas longitudinales y transversales de cada rueda. Con ese propósito se interviene en el motor o se frenan selectivamente las ruedas.
El funcionamiento del control de estabilidad prevalece sobre el de cualquier otro sistema. Por ejemplo, si deben actuar simultáneamente el antibloqueo de frenos y el control de estabilidad, este ultimo tiene prioridad porque se entiende que es más importante asegurar la trayectoria del coche. |