La representación visual de la diferencia de carga
sobre las ruedas es el balanceo de la carrocería. Estamos
acostumbrados a que, cuando un coche gira, se balancee hacia
el exterior de la curva. Los elementos elásticos (muelles,
estabilizadoras) comunican buena parte de esta diferencia
a las ruedas, y al hacerlo, se deforman, dando lugar al balanceo.
Aunque el balanceo es un efecto de la diferencia de carga
dinámica, no se puede concluir que un balanceo nulo
implica que no hay diferencia de carga. En los coches dotados
de algún sistema de suspensión que anule el
balanceo hasta cierto punto, o en un kart, hay diferencia
de carga dinámica aunque no se produzca balanceo. Si
se emplearan muelles infinitamente rígidos el balanceo
se anularía, pero la transferencia de carga no sólo
seguiría existiendo, sino que sería prácticamente
igual.
También es erróneo considerar que un balanceo
elevado implique una estabilidad deficiente. Desde el punto
de vista de la transferencia de cargas el balanceo es irrelevante,
puesto que la transferencia de carga viene definida fundamentalmente
por la masa del vehículo, la posición del centro
de gravedad, y las vías o anchura de los ejes.
A partir de ahí, unos muelles o unas estabilizadoras
más flexibles permitirán que la carrocería
se balancee más, por la sencilla razón de que
esos elementos elásticos necesitan sufrir una deformación
mayor para generar las mismas fuerzas compensatorias que otros
más rígidos. Pero las cargas sobre los neumáticos
serán muy similares, y por tanto la adherencia total
proporcionada.
Los motivos por los que el balanceo debe no obstante mantenerse
dentro de unos niveles contenidos son dos: por un lado, que
la carrocería balancee mucho implica que tardará
mucho tiempo en asentarse al tomar una curva. Aunque
una vez asentado el coche será capaz de generar una
aceleración lateral similar a la que tendría
si balanceara poco, puede darle un tacto lento y torpe al
vehículo en transitorios, en especial en maniobras
alternas como al trazar curvas enlazadas o un doble cambio
de carril violento.
Por otro lado, cuando la carrocería se balancea, las suspensiones del lado exterior se comprimen y las del interior se extienden.
Cuanto más se balancee, mayores serán los recorridos
experimentados por la suspensión, y conseguir que las
suspensiones mantengan una adecuada caída de las ruedas
en un rango muy grande de movimiento es difícil. Si
la rueda no está correctamente apoyada su adherencia
se verá reducida. Éste es el único motivo
por el que se puede asumir que un balanceo excesivo puede
reducir la velocidad a la que un vehículo es capaz
de trazar una curva.
Además de determinar el balanceo que experimentará
la carrocería, los muelles y estabilizadoras instalados
en cada uno de los ejes determinarán cómo se
repartirán entre ellos el trabajo de resistir el balanceo
generado por la fuerza centrífuga. Qué influencia
tiene esto en el comportamiento del vehículo y cómo
supone la herramienta principal de ajuste de un chasis serán
objeto de un próximo artículo. |