Lucerna da lo que promete y el frío lo quita. Cenar con el lago y la ciudad al fondo desde el Hotel Montana es un lujo que conviene permitirse. Salir a la calle a pasear es un suicidio. El frío exprime las calles de Lucerna por la noche y no deja hueco para las personas. Una visita rápida a la orilla del lago y al casino descafeinado de la ciudad son las únicas acrobacias que permite el cuerpo. Eso, y subir y bajar por el funicular del Hotel. Aun así, la noche en Lucerna ha valido la pena.
El hotel, las vistas, el desayuno... y el viaje de día por entre los Alpes. En Suiza la velocidad máxima autorizada en la autopista es de 110 km/h y nadie la incumple a nuestro alrededor. Quizá porque están todos como nosotros, más pendientes del paisaje que de la carretera. Ríos, lagos y montañas blancas imponentes se funden en un reflejo. |