Embarcamos a la hora prevista en el Ferry de Sea France que transporta nuestro León sobre las aguas del Canal de la Mancha. Hora y media que al menos sirve para descansar la tensión de la vista, agotada por la lluvia y la niebla. Hay poco que hacer en estos barcos.
Comer algo o jugar con máquinas tragaperras de carreras de coches. Una buena carrera no hubiera estado mal, después de todo el día de conducir, pero hacían falta libras esterlinas, o francos franceses. Y no teníamos nada. Sólo dinero de plástico, para cruzar toda Francia, y la necesidad de llegar a un cajero.
El León se mueve bien por la izquierda. Un BMW nos sirve de liebre por las autopistas británicas. Estamos ya muy cerca de los 3000 kilómetros de marcador. Le seguimos. Cerca de las 12 de la noche llegamos a Camden Town, Norte de Londres, después de recorrer 130 kilómetros por Inglaterra en sentido contrario.
El León ha llegado desde Madrid a Londres en día y medio, después de recorrer 1.800 km. El escaso apoyo lumbar de los asientos repercute en la espalda. |