El Opel Astra es un coche estable y fácil de conducir porque reacciona bien en circunstancias adversas o cuando se comete un error de conducción. Además es cómodo.
Comparativamente, tiene unas cualidades dinámicas mejores en carretera abierta que en carreteras con curvas. En recta, el comportamiento del Astra es muy bueno porque mantiene con facilidad la trayectoria y transmite mucha confianza incluso circulando a una velocidad alta.
En carreteras con curvas, al menos con los neumáticos (unos Bridgestone Potenza en medida 235/45 R18 94 W) con los que hemos conducido varias unidades del Astra , no tiene esa cierta agilidad de reacciones que sí tienen un SEAT León o un Mazda3, pero sí nos parece que da un mejor resultado que un Renault Mégane con la suspensión de serie, un Peugeot 308 o un Fiat Bravo.
Tiene un buen tacto de dirección. Hay coches que tienen una dirección que permite sentir mejor lo que está ocurriendo entre las ruedas y el suelo —como la de un Audi A3 o un Ford Focus— pero la de este Astra no defrauda. Además, responde con rapidez a las órdenes del conductor.
Nos parece más cómodo de suspensión que el modelo anterior, aunque no consigue aislar tan bien como otros coches de ciertas irregularidades (especialmente las que provocan un movimiento rápido a las ruedas, como juntas de dilatación o «guardias tumbados»). Esa sensación la hemos tenido con la suspensión de serie y con la de dureza variable «FlexRide» ajustada en el modo más blando («Tour»).
La suspensión en modo «Sport» no nos parece que dé grandes ventajas para una conducción rápida respecto al modo normal. Sólo se nota claramente que la carrocería balancea menos, que el coche reacciona con una rapidez ligeramente superior a cada movimiento del volante y que la respuesta al acelerar es más directa. Sin embargo, nos parece muy difícil cuantificar si mejora claramente la estabilidad el coche.
Hemos comprobado que la amortiguación de dureza variable no mejora nada la capacidad de frenada, que en todo caso es muy elevada —al menos con las ruedas que tenían nuestras unidades de pruebas—. Nuestra medición de frenada es de 120 a 0 km/h pisando todo lo posible el freno; tanto en modo «Tour» y «Sport» el valor medio de las mediciones ha sido 50,5 metros, que es un dato excelente para un coche de este tipo. El Astra 1.7 CDTI 125 CV y el 2.0 CDTi dde 160 CV han frenado prácticamente en las mismas distancias
Las unidades que hemos conducido llevaban faros de xenón dobles y el sistema de iluminación adaptable «AFL+», que varía la dirección, anchura y longitud del haz de luz en función de las características de la conducción (información de todas las funciones). En general, nos ha gustado su funcionamiento y es muy aconsejable si se va a conducir con relativa frecuencia por carreteras sin iluminar, ya que los faros alumbran bien y el sistema tiene una gran capacidad para leer el tipo de vía por el que se circula y adaptar el haz de luz a él. Sólo nos parece mejorable el dispositivo que cambia automáticamente de luces largas a cortas, ya que –a veces- lo hace algo tarde, después de deslumbrar a los coches que vienen de frente o que circulan por delante nuestro.
1.7 CDTI de 125 CV y 2.0 CDTI de 160 CV
Las versiones que hemos conducido durante más kilómetros son las Diesel de 125 y 160 CV —desde septiembre de 2011 da 165 CV—. Las dos se distinguen por tener unas prestaciones inferiores a las de otros modelos de características similares. La segunda es notablemente mejor en todos los aspectos.
El Astra 1.7 CDTI de 125 CV tiene un rendimiento mediocre: según nuestras mediciones no da ni una aceleración grande ni su capacidad para recuperar velocidad es buena para su potencia. Tampoco se distingue por tener un consumo de combustible bajo.
Según nuestro recorrido habitual de consumo gastó 6,9 l/100 km para hacer una media real de 120 km/h en un recorrido de ida y vuelta de 163 km por autopista (detalles del recorrido). Ese valor está lejos de los mejores (por rendimiento) vehículos Diesel de potencia parecida; un consumo bueno para un coche de este tipo está en torno a los 6,0 l/100 km o algo menos.
De hecho, el Astra de 160 CV gastó menos: 6,2 l/100 km reales en el mismo recorrido pero acortado a 140 km (se eliminaron 20 km que estaban en obras).
En ambos casos, esos consumos lo hemos medido con ruedas 235/45 R18 94 W de la marca y modelo Bridgestone Potenza a las presiones recomendadas por el fabricante para un uso normal. Curiosamente Opel da un segundo valor de presión («ECO»), supuestamente para reducir el consumo (las ruedas van hinchadas a mayor presión). No hemos medido el gasto de combustible con este segundo valor.
Da la impresión de que al motor de 125 CV le falta fuerza, sobre todo en las dos marchas más largas. Es capaz de mover al Astra a una velocidad relativamente alta, aunque si es necesario acelerar necesita un lanzamiento relativamente grande. Eso se traduce en que en una carretera en la que sea necesario adelantar en poco espacio hay que preparar mejor el adelantamiento (en lo básico, llevar una marcha corta engranada anticipadamente y comenzar a acelerar antes de cambiarse de carril) que con otros coches de potencia parecida
Su funcionamiento es ruidoso y sensible a casi cualquier velocidad siempre que se pise un poco el acelerador. En este sentido, está a mucha distancia de, por ejemplo, un Peugeot 308, un Citroën C4 o un Renault Mégane. Un Mazda3 Diesel no nos parece mucho más silencioso.
La variante con el motor Diesel de 165 CV es mucho más recomendable. Incluso por el precio: a igualdad de equipamiento cuesta menos de 1000 € más, que en este caso aconsejamos desembolsar.
Además de consumir menos, tiene un funcionamiento más suave y silencioso (aunque no tanto como un Renault Mégane 2.0 dCi de 160 CV). La principal ventaja frente al de Astra de 125 CV, es que el de 160 CV tiene esa fuerza que se puede echar en falta en ciertas circunstancias con el menos potente.
Con el motor de 160 CV, tiene una respuesta rápida al acelerador siempre que el motor esté por encima de 1.700 vueltas. El Astra con este motor acelera y recupera velocidad en machas largas con rapidez y se pueden realizar adelantamientos en poco espacio de una forma muy segura y sin necesidad de anticiparlos. No obstante, como sucede en el de 125 CV, tiene unas prestaciones comparativamente peores que otros coches de potencia similar. Según nuestras mediciones, acelera menos que un Mégane DCI de 160 CV o que un SEAT León TDI de 140 CV.
También hemos conducido brevemente el Astra con el motor 1.4 Turbo de 140 CV: tiene mucho silencio de funcionamiento y es agradable de utilizar, aunque le falta el empuje que suelen dar los coches turboalimentados de una potencia más o menos parecida (como por ejemplo, un Volkswagen Golf 1.4 TSI, el Fiat Bravo 1.4 MultiAir 140 CV ó el Renault Mégane 1.4 TCe 130 CV).