He conducido versiones cortas del S 350 y del S 500, por carreteras lentas despejadas o rápidas con mucho tráfico. Las dos unidades que he conducido tenían neumáticos de invierno.
Dinámicamente, y por lo que he podido ver en los recorridos de la presentación, lo que más distingue al Clase S de otros modelos de su tamaño es la agilidad; es algo que ya ocurría con el anterior Clase S. Por carreteras lentas, el Clase S no da sensación de ser lo grande que es. Otros coches de este tipo, aunque tengan buena estabilidad, dan la sensación de que entran en las curvas lentas por obligación; el Clase S parece que lo hace porque quiere. En los cambios de apoyo y en las frenadas apenas hay movimiento de la carrocería.
Igual que la agilidad me ha sorprendido la dureza de la suspensión. De las dos unidades que he conducido, el S 500 se llegaba a notar algo más seco en baches pequeños que —por ejemplo— un Clase E con la suspensión Airmatic DC. No es un coche incómodo, pero no cabe esperar que pase por los baches pequeños sin que los ocupantes lo noten.
Parte del recorrido de prueba fue subir por una carretera de montaña empinada, con curvas lentas y nevando. En esas condiciones, con neumáticos de invierno, la motricidad del Clase S era sorprendente. Aunque el coche no pisaba asfalto, era posible subir a un ritmo ligero, sin que entrara en funcionamiento el control de estabilidad al entrar en la curva ni el de tracción al acelerar (eso sería imposible con neumáticos normales, por muy bueno que sea el coche).
El aislamiento acústico sí es muy bueno, con las ventanillas de doble acristalamiento. El motor se puede oír cuando se acelera a fondo hasta un régimen alto, pero los ruidos que no son del coche y los de rodadura apenas se oyen. No he ido a la velocidad en la que el ruido aerodinámico puede empezar a ser molesto.
No he tenido ocasión de probar cómo de grande es la diferencia de aceleración entre el S 350 y el S 500, pero hay dos cosas que me parecen claras: una, que los dos son motores muy buenos en este sentido; dos, que la diferencia sólo se puede apreciar cuando se demanda mucha aceleración o a una velocidad muy alta. Es decir, creo que es mejor probar un S 350 antes de decidirse por S 500 porque, para muchos conductores, es muy posible que el suplemento de precio que hay que pagar por el segundo esté mejor empleado en equipamiento opcional, en lugar de en más potencia.
La caja de cambios de siete marchas hacia adelante 7G Tronic tiene un funcionamiento tan bueno como hemos podido ver en otros modelos. En el Clase S, la palanca que sirve para seleccionar la marcha hacia adelante, hacia atrás, el punto muerto o la posición de aparcamiento está a la derecha del volante. Es el mismo sitio en el que está la de un BMW Serie 7, pero el manejo de la del Mercedes-Ben me parece algo mejor. Para seleccionar marchas manualmente hay dos pulsadores tras el volante, uno para aumentar y otro para reducir.
El programador de velocidad activo Distronic Plus funciona un poco mejor que el anterior Distronic, porque se confunde menos con vehículos que van por carriles adyacentes de carreteras rápidas. En carreteras con curvas cerradas es poco útil porque el coche que va delante queda fuera del haz del radar.
Una de las diferencias principales del Distronic Plus con relación al anterior es que funciona entre 0 y 200 km/h. La deceleración máxima que puede dar el sistema sin intervención del conductor es 4 m/s², antes era 2 m/s².
Con el nuevo sistema, es posible circular dentro de un atasco sin tocar ni el acelerador ni el freno; si se programa una velocidad superior a la del tráfico, el sistema mantiene la distancia prefijada con el coche precedente, incluso si éste se para. Para volver a poner el coche en marcha hay que tirar levemente de la palanca que controla el sistema.
Si en cualquier momento se pisa el acelerador o el freno, el Distronic Plus deja de funcionar. Si el sistema es incapaz de frenar por si mismo lo suficiente para mantener la distancia con el coche precedente, avisa para que sea el conductor quien frene.
Creo que es un elemento de confort que, si el conductor se distrae, puede llegar a funcionar como elemento de seguridad. Lo que ocurre es que este sistema facilita que el conductor no preste atención. Durante la primera parte del recorrido había muchos atascos en recta que obligaban a parar el coche. En esas condiciones, me ha resultado muy cómodo explorar el interior del Clase S sin prestar mucha atención al tráfico, porque el coche se paraba solo cuando convenía. Tan desentendido estaba de la conducción, que casi me molestaba tener que dar un pequeño toque a la palanca para que el coche iniciara la marcha. Sigo considerando que un programador de velocidad es incompatible con una conducción atenta, y un programador de velocidad activo es aún más incompatible.
La unidad que he conducido de noche no tenía el sistema de iluminación por infrarrojos. Un compañero que sí ha tenido la oportunidad de probarlo me ha comentado que la iluminación con este sistema es mejor que con las largas; no alcanza más lejos, pero da un haz más ancho. El problema es que hay que elegir entre mirar a la carretera o a la pantalla, no se puede fijar la atención en los dos sitios a la vez.