Aunque la silueta de la carrocería del GLE Coupé es muy distinta a la del GLE, no hay diferencias importantes en cuanto a espacio interior se refiere. De acuerdo con nuestras mediciones, la principal diferencia en el habitáculo se debe a la pronunciada caída del techo de la variante Coupé, que repercute en una menor altura disponible en las plazas traseras (2 centímetros menos). Aún así, hay espacio suficiente para que personas de algo más de 190 cm de altura se puedan acomodar sin que la cabeza les roce contra el techo. Frente al BMW X6, su principal rival por tamaño y tipo de carrocería, tampoco hay diferencias reseñables en este aspecto, como se puede observar en nuestro listado comparativo.
El acceso al habitáculo es quizá el aspecto más negativo del GLE Coupé: las cuatro puertas laterales abren en un ángulo amplio, pero las banquetas de los asientos están situadas a mucha altura, circunstancia que obliga a realizar cierto impulso con las piernas para acceder a ellas (también al salir hay que tener precaución, ya que el suelo queda lejos). En las plazas posteriores, el problema es incluso más acusado, ya que la curvatura que realiza el techo en ese punto no deja un hueco muy grande para pasar y la carrocería, justo por delante del paso de rueda, sobresale mucho. Tampoco hay asideros en ninguna de las plazas que sirvan de ayuda para acceder o salir del habitáculo.
La visibilidad hacia detrás y hacia los tres cuartos traseros es reducida porque la superficie acristalada es pequeña. Afortunadamente, todos los GLE Coupé tienen de serie un sistema de cámaras que generan una vista cenital del vehículo (imagen) y que, junto con los sensores de proximidad delanteros y traseros (también de serie), permiten que las maniobras en lugares angostos no sean especialmente difíciles. A ello también contribuye un diámetro de giro de 11,8 metros, una cifra baja dadas las dimensiones de la carrocería y mejor que las de sus principales rivales (ficha comparativa).
El puesto de conducción me ha parecido bueno, dado que los principales botones y mandos quedan cerca de la mano del conductor —y no son muy numerosos— y los ajustes del volante y del asiento son especialmente amplios. A lo que sí hay que acostumbrarse es a la altura a la que están situados los asientos, ya que incluso en su posición más baja quedan más altos que, por ejemplo, los de un Audi Q7 o un BMW X6. Los que tenía la unidad probada eran los opcionales deportivos (imagen) y me han parecido muy buenos tanto por el confort que proporcionan como por la firmeza con la que sujetan el cuerpo, aunque no puedo afirmar con rotundidad que su adquisición merezca la pena puesto que no he probado los de serie. Los reposacabezas de estos asientos tienen doble regulación (en altura y en proximidad con la cabeza), por lo que es fácil colocarlos en la posición adecuada.
En las plazas posteriores hay tres butacas divididas en dos secciones —1/3 y 2/3—, si bien la central tiene una forma y un mullido que la hace poco confortable (es mucho más estrecha y dura que las otras dos). Las banquetas de esta fila de asientos no se pueden desplazar longitudinalmente por un carril, pero los respaldos sí tienen regulación en inclinación (imagen). Los ocupantes de estos asientos pueden disponer, opcionalmente, de unos asientos con calefacción, un selector de temperatura independiente del delantero (imagen), una trampilla que da acceso al maletero o un sistema de entretenimiento compuesto por dos pantallas y un lector de DVD.
El aspecto y el diseño general del salpicadero recuerda más al de algunos modelos de Mercedes-Benz de hace unos años —por ejemplo un Clase E de 2013 o un Clase C de 2011— que al de los más actuales. La única excepción se halla en la pantalla del sistema multimedia, cuyo aspecto es similar a la del GLC 2016 o el Clase C 2014; es decir, no va integrada completamente en el salpicadero, sino que está sujeta por su parte inferior (imagen). El cuadro de instrumentos tiene indicaciones de aguja y una pantalla central en color cuyos menús se manejan desde los botones que hay en la parte izquierda del volante (imagen).
Para manejar las distintas funciones del sistema multimedia, el GLE Coupé tiene una ruleta circular giratoria, una superficie táctil (opcional) y varios botones alrededor de ambos mandos (éstos últimos, accesos directos; imagen). La superficie táctil es útil para escribir números o letras con las yemas de los dedos o para hacer zoom en los mapas (permite movimientos similares a los de una tableta), pero no aporta una ventaja clara a la hora de desplazarse por los menús porque su precisión no es muy buena. Para realizar estas tareas es mucho más rápido, preciso e intuitivo utilizar la ruleta giratoria.
El maletero es un poco más pequeño que el del GLE del que deriva (650 litros frente a 690; ficha comparativa), aunque notablemente más grande que el de un BMW X6 (580 litros). Tiene unas formas muy regulares, pero el borde de carga está situado a 91 centímetros (22 más que el GLE y 9 cm más que el X6), por lo que el proceso de carga y descarga no resulta cómodo. Incluye diversos elementos para mantener fijos los objetos depositados, como perchas escamoteables, compartimentos en las paredes laterales o un doble fondo de grandes dimensiones —si no lleva rueda de repuesto— donde cabe holgadamente una maleta pequeña (imagen). El portón tiene de serie un sistema de apertura y cierre automáticos (Mercedes-Benz lo denomina EASY-PACK; imagen).
Los materiales con los que está recubierto todo el habitáculo, así como el acabado general de todas las piezas que lo componen no admiten pega alguna. Dan sensación de solidez y el tacto de todos los mandos es preciso y agradable. La única excepción se halla en la moldura decorativa de color negro brillante que hay en el centro de la consola, ya que produce pequeños crujidos al presionarla con los dedos y empaña ligeramente la elevada sensación de calidad que dejan el resto de materiales del habitáculo.