La gama de motores está compuesta dos Diesel de 150 y 175 CV y por dos de gasolina de 145 y 192 CV. En este texto nos centramos en la variante Diesel de menor potencia, con cambio manual de marchas.
Lo mejor de este motor es que tiene fuerza en un régimen muy amplio, algo poco usual en motores Diesel. Entre 1000 y más de 5000 rpm siempre hay buena entrega de potencia. De hecho, en ocasiones, la conducción de este Mazda6 Diesel recuerda a la que se realiza con coches de gasolina. En particular me refiero a algunos recorridos por determinadas carreteras de trazado lento y medio. En ese tipo de vías, con la mayor parte de coches Diesel se tiene la duda si circular en tercera o en cuarta velocidad (en tercera el motor se queda pronto sin fuerza pero pasar a cuarta obliga a un cambio adicional) y con este Mazda6 la mejor opción suele ser mantener la tercera.
La buena entrega de potencia por encima de 4000 rpm también queda respaldada por los datos que hemos obtenido en nuestras mediciones. Hemos medido la aceleración entre 80 y 120 km/h de dos maneras. La primera únicamente en tercera velocidad (acabando la maniobra a 4428 rpm) y la segunda vez en tercera y cuarta marcha (con el paso de una a otra a 4000 rpm). Ha sido claramente más rápido usando exclusivamente la tercera velocidad (6,6 frente a 6,9 segundos). Por lo tanto, es evidente que en vías secundarias la tercera marcha es la adecuada a la hora de realizar adelantamientos en el menor espacio posible. Además, teniendo en cuenta que el motor puede llegar con mucha fuerza hasta 5000 rpm (o incluso más), en tercera marcha significaría circular a unos 135 km/h reales, lo que significa que casi hay que olvidarse de tener que cambiar a cuarta en mitad del adelantamiento. El límite de funcionamiento del motor son unas 5500 rpm, régimen al que tampoco cuesta llegar en exceso y que en tercera significa ir a 149 km/h.
Esa capacidad de aceleración (6,6 segundos entre 80 y 120 kilómetros por hora) es muy buena para lo normal en una berlina de esta potencia y tamaño. En esta tabla comparativa se puede ver que ese dato queda al nivel propio de coches algo más potentes, e incluso por encima de algunos de ellos.
Uno de los motivos que posiblemente ayude a que este coche acelere bien es su peso es bajo (en términos relativos). Pesa 1495 kg, cuando la mayor parte de sus rivales están claramente por encima, incluso hasta más de 200 kg (como un Citroën C5 Tourer Diesel de potencia semejante). Los modelos que menos desventaja de peso tienen frente al modelo japonés son el Volkswagen Passat y el Skoda Superb Combi (con 1569 y 1571 kg de masa respectivamente).
Este motor también responde muy convenientemente a muy bajo régimen. Por tanto, la conducción en ciudad es muy agradable puesto que no es un motor que requiera mucha atención para mantenerlo por encima de un régimen concreto. Así, por ejemplo, se puede circular con fluidez en ciudad a 50 km/h en cuarta, o incluso quinta marcha, sin que la respuesta sea perezosa en exceso o tarde mucho en llegar.
Con este coche he medido en consumo de carburante tres veces (aquí hay muchos más detalles) en lugar de una como habitualmente. En dos ocasiones hemos obtenido valores que se pueden considerar buenos para un coche de estas características (6,2 y 6,3 l/100 km), mientras otra vez el consumo se elevó hasta 6,6 l/100 km. Uno de los motivos que podrían justificar este último consumo, tan dispar con los otros dos, es que ha podido coincidir la fase de regeneración del filtro de partículas (la gestión electrónica inyecta más carburante para quemar el exceso de residuos del filtro).
Si damos por buenos esos 6,2 - 6,3 l/100 km, no cabe duda que es un consumo bajo, aunque no tanto como los que hemos medido en los coches comparables de mejor rendimiento. Hay que decir no obstante, que la mayor parte de estos modelos los que me refiero (como por ejemplo el BMW 320d, que gastó 5,4 l/100 km) tienen carrocería de cuatro o de cinco puertas, no familiar como este Mazda, por lo que la comparativa es algo injusta. Las variantes con carrocería familiar suelen tener peor aerodinámica que las berlinas y así ocurre también en el Mazda6. Los datos oficiales medios homologados, dan una ventaja al Mazda6 de cuatro puertas de 0,3 l/100 km frente al Mazda6 Wagon.
El todo caso, es un motor con el que (salvo en esos momentos de regeneración del filtro de partículas) resulta fácil conseguir consumos bajos, incluso en ciudad (por cierto el «Stop&Start» funciona correctamente, con suficiente rapidez y suavidad). Salvo que se recorran muchos kilómetros en condiciones poco favorables, no es normal que el coche gaste más de 7,0 l/100 km. Durante toda la prueba he medido el consumo en unos 1100 kilómetros y el valor medio ha sido 6,8 l/100 km, que es un buen dato teniendo en cuenta que la conducción ha sido de todo tipo, en ocasiones exigente.
Los frenos no son muy satisfactorios. Nuestra unidad de pruebas tenía las ruedas de serie, unas 225/55 R17. Me parece que los malos datos que hemos obtenido no han sido a causa de los neumáticos, sino de los frenos en sí mismos, que no parecían muy potentes. De momento no sabemos si será un problema generalizado o aislado en nuestra unidad de pruebas; lo intentaremos comprobar cuando probemos otros Mazda6.
En una utilización normal no se nota nada que les falte potencia. De hecho en una conducción normal o rápida me parecieron correctos, incluso que tenían buen tacto. Solo he notado que les faltaba potencia en nuestra medición de deceleración que simula una frenada de emergencia desde 120 km/h. El dato que hemos obtenido ha sido 56,1 metros, cuando una distancia buena para un coche de este tipo sería en torno a 52 metros.
Las reacciones en curva de este Mazda5 me parecen satisfactorias, en la línea con lo normal en los coches modernos. Lo que no parece es tenga un tacto tan directo ni unas reacciones tan ágiles como el modelo de la generación precedente. No descarto que sea más una sensación que realmente un hecho, porque este nuevo modelo permite circular realmente rápido por carreteras de curvas lentas y con seguridad. El tacto del cambio de marchas manual es el típico de Mazda; al principio puede parecer un poco duro (pero me parece que no es incómodo cuando se usa frecuentemente, por ejemplo en ciudad) y tiene gran precisión en sus recorridos entre marchas y marchas.
En cuanto a su silencio de marcha no puedo dar una opinión categórica porque me cabe la duda si es un modelo silencioso o no. Mi compañero Alfonso Herrero, que condujo varias unidades durante la presentación escribió «Los Diesel los hemos conducido sin lluvia y nos ha parecido que el ruido de rodadura es mayor de lo habitual, no así el del motor, que apenas se oye». Yo, que he hecho con este coche unos 1300 kilómetros en una semana, no me parece que haya sido molesto en ningún momento, pero también me parece que el ruido del coche es uno de los aspectos a los que más me acostumbro a medida que hago kilómetros y lo que al principio me puede parecer de una forma, al final de ella no.