El KIA Rio tiene una suspensión que lo hace cómodo porque filtra bien las irregularidades del asfalto e impide que éstas lleguen con nitidez al habitáculo. Además, sujeta satisfactoriamente la carrocería en curva. El Rio es muy agradable de conducir por su buena relación entre agilidad y comodidad. Aunque no llega a tener el tacto de modelos como el Renault Clio o el Volkswagen Polo, responde bien en todo tipo de carreteras. El tacto general me ha recordado al del Mazda2.
La estabilidad lineal en autovía es buena y en carreteras sinuosas, con continuos cambios de dirección y fuertes apoyos, no balancea o cabecea ostensiblemente. El Rio es estable en casi todas circunstancias salvo en frenadas muy fuertes, donde la parte trasera de la carrocería sí se mueve notablemente de lado a lado. No me ha transmitido sensación de inseguridad, pero esa apreciación no es extrapolable a otros conductores.
En ciudad, maniobra en poco espacio y se aparca con facilidad. La dirección es relativamente lenta: el volante tiene 2,9 vueltas entre topes y el radio de giro entre bordillos es de 10,5 metros. Un Toyota Yaris, algo más pequeño y con una una batalla menor —2,51 metros frente a 2,57 metros del Rio—, tiene 2,3 vueltas de volante y un diámetro de giro entre bordillos de 9,4 metros. Un Renault Clio, con una distancia entre ejes idéntica a la del Rio, necesita diez centímetros más entre bordillos y tiene las mismas vueltas de volante entre topes. Un Citroën C3 también tiene una desmultiplicación similar.
La dirección relativamente lenta es un inconveniente en calles estrechas donde hay que girar mucho en los ángulos y en garajes.
Desde el puesto de conducción, la visibilidad es buena en casi todas direcciones, salvo hacia atrás ya que la luneta es pequeña y los montantes posteriores de la carrocería son grandes y dificultan la visión. Los espejos retrovisores exteriores son grandes y dejan ver bien. El habitáculo está correctamente insonorizado, aunque no llega al nivel de los mejores modelos de su tamaño, como un Polo, un Mazda2 o un Renault Clio.
1.4 CRDi VGT 90 CV
Esta versión del Rio tiene fuerza como para mover el coche con soltura en casi toda circunstancia. El empuje es notable a partir de 2000 rpm y hasta unas 3500-4000 rpm. Permite realizar adelantamientos con gran rapidez y en poco espacio, especialmente en 3ª y 4ª velocidad.
Da una aceleración normal si se compara con modelos de similares características; hay varios que lo hacen mejor. Las recuperaciones de 80 a 120 km/h en marchas largas —4ª, 5ª y 6ª— también están en un término medio (tabla comparativa). En la última marcha, como los desarrollos son excesivamente largos para conseguir buena aceleración; son necesarios más de 20 segundos para pasar de 80 a 120 km/h. Esto supone que en autovías con mucha pendiente, en ocasiones sea necesario reducir a 5ª para no perder velocidad (lo que por otra parte puede afectar al consumo).
El Rio Diesel de 90 CV sale bien desde parado y tiene un motor suave que no produce grandes vibraciones. Es algo ruidoso cuando está frío.
Esta versión tiene un consumo medio homologado de 4,1 l/100 km. Es un consumo bajo, pero no tanto como un Opel Corsa, un Citroën C3, un Ford Fiesta o un Peugeot 207, entre otros (listado). En nuestro habitual recorrido de consumo, un trayecto por autovía de 143,3 km con varias pendientes pronunciadas, gastó 6,5 l/100 km a una media de 120 km/h. Es un consumo alto si lo comparamos con otros modelos Diesel similares que hemos probado y medido su gasto en ese trayecto, como un Corsa ecoFLEX de 95 CV (5,3 l/100 km), un Audi A1 de 105 CV (5,6 l/100 km), un Mazda2 de 95 CV (6,0 l/100 km) o un Citroën DS3 de 92 CV (6,0 l/100 km).
Nuestra unidad de pruebas ha logrado detenerse partiendo de 120 km/h en 56,4 metros. Es un dato normal dadas sus características. Hay modelos parecidos que son capaces de frenar notablemente mejor, hasta más de cinco metros (tabla comparativa).
Esta versión del Rio lleva una caja de cambios manual de seis velocidades, de muy buen tacto. El único inconveniente, al menos en la unidad que nosotros hemos probado, es que es relativamente fácil insertar la tercera velocidad cuando se quiere engranar la primera. Para que esto no sucediese, había que desplazar mucho la palanca a la izquierda para no salir desde parado en tercera, con altas probabilidades de calar el motor.
El Rio 1.4 CRDi VGT 90 CV que probamos llevaba unos neumáticos Khumo Solus KH 17, de medidas 195/55 R16, que daban una adherencia normal.
Otras versiones
Javier Moltó pudo probar varios motores de la gama Rio durante la presentación de este modelo. Estas son sus impresiones:
«De los cuatro motores que componen la gama del Kia Rio, dos de gasolina —86 y 109 CV— y dos Diesel —75 y 90 CV—, he podido conducir tres, los dos primeros y el Diesel de menor potencia, de tres cilindros. Ninguno de los dos motores de gasolina tiene mucho empuje, pero funcionan con suavidad, todo lo contrario que el motor Diesel pequeño, que tiene muy buena respuesta en la gama baja y media de revoluciones —no lo probé en la alta—, pero suena y vibra claramente más.
El Kia Rio con el pequeño Diesel no es un coche especialmente ruidoso para tratarse de un motor de tres cilindros, pero la diferencia de vibraciones y sonoridad con respecto a los de gasolina es grande. Para decidirse por uno u otro, se deben tener en cuenta las preferencias personales, el tipo de utilización que se vaya a hacer del coche y la cantidad de kilómetros que se tenga previsto recorrer, porque la diferencia de consumo es otro factor a tener en cuenta.
Los dos motores de gasolina tienen el mismo consumo medio homologado (5,1 l/100 km), entre otros motivos porque el de mayor potencia lleva el sistema de parada y arranque automático del motor en las detenciones («Stop&Start») y el otro no.
Para carretera, el motor Diesel me parece una opción que se adaptará mejor a las necesidades de la mayoría. En cambio, para una utilización estrictamente urbana, los motores de gasolina parecen más adecuados, porque suenan menos y, en el caso del más potente, lleva «Stop&Start» que reduce el consumo y el ruido cuando se está detenido en un semáforo o atasco.
Las cajas de cambios funciona bien, tanto las de seis marchas que llevaban las dos variantes Diesel y la de gasolina más potente, como la de cinco relaciones que tiene el motor de gasolina pequeño. Los desarrollos del cambio son largos en general, para favorecer un consumo bajo en condiciones ideales. El funcionamiento de la caja de cambios de cinco marchas es ligeramente más rápido y suave que la de seis.
Las unidades que he conducido no están disponibles en España debido a los neumáticos que llevaban. El Kia Rio con motor de gasolina de 1,4 litros de cilindrada, que sólo se vende con equipamiento «Drive» (KIA Rio 5p 1.4 CVVT Drive Eco-Dynamics) lleva en España un neumático de 185 milímetros de anchura en una llanta de 15 pulgadas de diámetro. La unidad que yo he conducido llevaba una llanta de 17 pulgadas y un neumático de 205 milímetros de anchura.
Los neumáticos con los que he probado los coches, les perjudican, especialmente a los de gasolina, porque aunque no les alargue el desarrollo, una rueda más ancha lastra a unos motores que no andan sobrados de fuerzas a medio régimen. Para colmo, el sistema de recomendación de marchas, indica con mucho optimismo el paso a una relación superior, de tal forma que los coches se quedaban ahogados si se le hacía caso a este sistema en las cuestas y había que volver a reducir».