No es imprescindible utilizar la llave-mando tradicional para desbloquear las puertas del Mustang Mach-E. Hay otras dos vías que lo permiten: la aplicación para móviles FordPass y el teclado numérico que hay en el pilar central (imagen).
Sea cual sea la vía elegida, una vez desbloqueadas las puertas, hay que pulsar un botón para abrirlas. No hay manijas. Lo que sucede al pulsar el botón es que un vástago de plástico empuja la puerta hacia fuera y crea una pequeña abertura. Tirando de un pequeño apéndice se termina de abrir (imagen). En las traseras, en cambio, se ha de agarrar directamente el filo de la puerta y tirar. El riesgo de pillarse accidentalmente los dedos lo evita el citado vástago, que permanece extendido (y por lo tanto impidiendo el cierre) hasta que la puerta se ha abierto más de la mitad. Aunque no lo parezca, es un sistema cómodo, más cómodo que el del Tesla Model Y.
Una vez dentro, en realidad incluso antes de acceder al habitáculo, el primer lugar hacia donde se dirige la vista es hacia la pantalla. Es grande, mide 15,5 pulgadas (39,37 cm) de esquina a esquina, y es lo único que hay en el centro del salpicadero (imagen). Ford no se ha esforzado en colocarla en una posición que facilite su uso, pues queda lejos del alcance de la mano y cae en perfecta perpendicular al suelo (imagen). Lo compensa con unos botones grandes y una buena organización de los menús.
Lleva el software SYNC 4, el más avanzado de Ford hasta la fecha. El hardware lo mueve con fluidez y la respuesta a las órdenes táctiles es rápida y precisa. Tiene un rendimiento cercano al del sistema multimedia del Tesla Model 3, que es posiblemente uno de los mejores del mercado. Es compatible, sin necesidad de cable, con Android Auto y Apple CarPlay. En la zona inferior del salpicadero hay entradas USB (una convencional y otra de tipo C) y una superficie de carga por inducción.
La información en la pantalla está dividida en cuatro partes (imagen). La superior es una pequeña barra donde se ve la hora, la temperatura exterior y un par de botones para desplegar los menús de configuración y aplicaciones. Debajo está la parte que ocupa la mayor superficie, que es en la que se muestra el mapa del navegador u otras informaciones como el ordenador de viaje, las emisoras de radio o las presiones de los neumáticos. Por debajo hay una cinta con bloques de información en formato reducido, que permite ver datos como los citados del ordenador de viaje y las presiones de las ruedas de forma más comprimida. Al pulsar sobre estos bloques, la información se despliega en grande en la zona superior. Por último, en la parte inferior de la pantalla están los mandos para el manejo del climatizador, que son fijos, nunca desaparecen. También hay en esta parte una rueda mecánica cuya única función es ajustar el volumen del audio (imagen).
El sistema de navegación integrado hace los cálculos de ruta teniendo en cuenta la autonomía, las estaciones de recarga disponibles en la ruta y el tiempo que es necesario parar en ellas para llegar a la próxima estación o al destino. En el menú «Resumen de la ruta» especifica cuáles son las estaciones de recarga donde parar, el tiempo que se va a estar cargando y con cuánta batería se va a salir de ellas.
Para activar el sistema de reconocimiento de voz no es necesario pulsar un botón, aunque existe uno para ello en el volante, sino que basta con decir «Ok Ford» u otra de las expresiones disponibles en el correspondiente menú de configuración. Su funcionamiento no es tan rápido y preciso como el del MBUX de Mercedes-Benz (el que llevan el EQA y el EQC), pero sí resulta práctico para introducir direcciones en el navegador y no perder el tiempo tecleando en la pantalla.
Con todo lo bien que funciona el sistema multimedia del Mustang Mach-E, hay algunos pequeños fallos que Ford debe resolver con actualizaciones. Por ejemplo, la traducción de algunos submenús que todavía están en inglés, el cálculo pesimista e invariable que el navegador hace de con cuánta batería vas a llegar al destino, la precisión del medidor de consumo (más información en Consumo y recarga) o que haya veces que los modos de conducción no estén disponibles.
Detrás del volante hay una pantalla de 10,2 pulgadas que sirve de instrumentación (tiene un formato muy panorámico; imagen). Muestra de manera permanente la autonomía, el porcentaje de batería, la información de los sensores de proximidad, la velocidad, la posición del selector del cambio y otros datos como los kilómetros y la temperatura exterior. En ella también se ven indicaciones esquemáticas del navegador cuando se activa un destino. Esta instrumentación no está cubierta por ningún toldillo que la proteja del sol, pero se ve muy bien en todas las circunstancias. No hay posibilidad de montar un sistema de proyección en el parabrisas (head-up display).
He echado en falta tres cosas en la instrumentación. La primera, un indicador de aceleración y frenada, sobre todo de esto último, para saber la cantidad de regeneración en cada momento. Segunda, un indicador de la potencia de recarga. Cuando el coche está conectado a una estación de recarga solo muestra el porcentaje de carga de la batería y una estimación de la hora de finalización. Y tercera, una mayor capacidad de personalización, ya que apenas se puede configurar. Puedes elegir entre un fondo claro y uno oscuro y, si elijes el modo de conducción Untamed, el fondo tiene una trama de triángulos.
Dejando de un lado el «mundo pantalla», el puesto de conducción del Mustang Mach-E es el típico de un SUV. Se va sentado alto con respecto al piso del coche, en una posición que no tiene absolutamente nada que ver con la del Mustang de gasolina. Los asientos son confortables, sujetan el cuerpo correctamente y vienen de serie con regulaciones eléctricas y calefacción (no pueden tener ventilación). El techo panorámico de cristal no se puede abrir ni tampoco cuenta con una cortinilla para disminuir la radiación, aunque eso no ha sido un problema en los días de primavera que lo hemos utilizado.
El periodo de familiarización con las principales funciones del coche es breve ya que todo está donde suele estar en un vehículo convencional. Molesta un poco tener que pulsar un botón para encender el vehículo (imagen) porque el «arranque» del motor no es instantáneo y hay veces que por impaciencia pulsas dos veces y apagas el coche. Es mejor la solución que emplea Tesla y Volkswagen en el ID.4, donde basta con pisar el pedal del freno. Además, si después de conducir sales del habitáculo con la llave en el bolsillo y no te has acordado de pulsar el botón para apagarlo, el coche te pega un par de bocinazos muy desagradables y no te permite bloquear las puertas.
El interior está recubierto con materiales que dan buena sensación a la vista y al tacto. Las partes colocadas en las posiciones superiores suelen tener un ligero mullido, mientras que las que quedan más abajo son más duras. Los huecos para dejar cosas son numerosos y de tamaño generoso, sobre todo los que hay en la consola central (imagen, imagen e imagen). Además, la gran mayoría de ellos tienen una alfombrilla de goma.
El Mach-E es un coche amplio, en el que cuatro adultos de 1,80 metros de estatura viajarán holgados y con confort. No obstante, de cara a un uso familiar el Škoda Enyaq iV y el Volkswagen ID.4 probablemente sean mejores opciones. En el Mustang el acceso a las plazas posteriores es más dificultoso porque el marco del techo está más bajo. Hay que encogerse más y la tarea de colocar una silla de bebé y meter y sacar al correspondiente niño es más incómoda. El espacio en longitud y anchura es muy parecido al de un ID.4, prácticamente el mismo, pero hay menos altura hasta el techo. Por último, el habitáculo del Mustang es menos luminoso, todo es de color negro (paneles de las puertas, tapicería y techo) y la sensación de amplitud no es tan buena. Como sucede en muchos coches eléctricos, no hay un túnel central que moleste al pasajero que viaje en la plaza central.
Hay dos maleteros, uno delante y otro detrás, como en un Tesla Model Y (el Enyaq iV y el ID.4 solo tienen uno, detrás). El delantero tiene 81 litros y es muy práctico para guardar en él los cables de recarga y otros objetos pequeños que se meten y sacan constantemente del maletero durante un viaje, como abrigos o el equipo fotográfico. Está compartimentado con una serie de piezas de plástico (imagen), lo cual tiene sus ventajas e inconvenientes. Una ventaja es que permite transportar bolsas de compra sin que los productos terminen desparramados. Una desventaja, que impide meter una maleta de mano; esto se puede solucionar quitando las grapas a presión que las sujetan estas piezas de plástico.
Desde finales de 2021, todos los Mustang Mach-E salen de fábrica sin la compartimentación del maletero delantero, tal y como se ve en esta imagen.
Este maletero no está forrado, es todo de plástico duro y tiene un desagüe en su zona baja por si se desea limpiar. Es curioso que haya dos recortes circulares en la pieza de plástico que queda más cerca del morro, parecen diseñados para dejar ahí un par de latas de bebida (imagen). Para acceder a este maletero hay que tirar dos veces de una palanca que hay en la zona de los pedales (la que sería la palanca para abrir el capó en un Ford con motor de combustión) o bien desde la llave, donde hay un botón específico para ello.
El maletero posterior tiene 402 litros de capacidad y unas formas regulares que lo hacen aprovechable. Hay algunos ganchos para fijar la carga, un par de huecos pequeños en los laterales, una toma de 12 voltios y dos puntos de luz: uno en el lado derecho y otro, en el borde del portón, que ilumina desde arriba cuando está abierto. El piso se puede colocar a dos alturas. Si se pone en la superior, la superficie queda enrasada con la de los respaldos abatidos. En la parte más baja hay una bandeja con el kit de reparación de pinchazos (la rueda de repuesto no es una opción) y un pequeño espacio donde dejar algún documento. La cortinilla cubreequipaje es similar a la del Ford Puma: de material textil, para adaptarse a las formas de la carga, y va unida al portón. Este tiene accionamiento eléctrico, pero si alguien lo desea, se puede desactivar esa función desde la pantalla central para que se deba abrir a mano.