En lugar de un control de tracción electrónico, en Ford han optado por colocar en el eje delantero un diferencial autoblocante mecánico que funciona con enorme eficacia. La motricidad es sobresaliente, e incluso en curvas muy cerradas, las ruedas delanteras son capaces de transmitir al suelo toda la fuerza del motor.
En plena aceleración, el funcionamiento de dicho autoblocante provoca también ciertos movimientos del eje delantero que obligan al conductor a sujetar con firmeza el volante y a trabajar sobre la dirección más que en otros coches. A cambio, es el sistema que mejor pone toda la «caballería» en el suelo sin tener que recurrir a una pesada tracción total (como el Subaru Impreza WRX o el Volkswagen Golf R32).
El autoblocante es algo más exigente con el conductor, pero también claramente más eficaz que los controles de tracción electrónicos que hay en el mercado, que frenan las ruedas y reducen la potrencia del motor hay pérdidas tracción. En el Focus, siempre notamos que el eje delantero está tirando hacia delante cuando aceleramos, incluso cuando el suelo está deslizante y la rueda interior patina.
La eficacia de la transmisión se completa con una caja de cambios de las que uno no se puede olvidar, por su excelente tacto, rapidez y precisión. Su accionamiento es tan rápido que es posible subir de marcha sin necesidad de levantar el pie del acelerador, con movimientos cortos de la palanca entre cambio y cambio.
Los desarrollos de transmisión están bien adaptados a las características y respuesta del motor, aunque en un coche como el Focus RS se echa en falta una caja de seis velocidades que hubiese permitido un escalonamiento del cambio todavía más afinado.
La dirección cumple bien su cometido, con una cremallera suficientemente rápida (2,85 vueltas de volante entre topes) y un tacto muy agradable y preciso. Los frenos son otro de los elementos destacables en este modelo. Me han gustado por su tacto, durito, progresivo y fácil de dosificar, tanto como por su capacidad de frenada y resistencia al trato muy exigente. Nuestras mediciones de frenada son concluyentes: el Focus RS ha necesitado sólo 51 m para detenerse desde 120 km/h, todo un ejemplo de potencia y eficacia. El ABS también tiene un funcionamiento ejemplar y permite incluso apurar las frenadas en carreteras bacheadas sin insinuarse en ningún momento.