El motor del PT Cruiser lo ha llevado anteriormente el Neón y daba buen resultado, más por prestaciones que por consumo o ruido; no es un motor malo. Si las prestaciones y el consumo del PT Cruiser no son buenos es a causa de la carrocería, no del motor.
El coeficiente de penetración Cx es 0,38; si a eso le sumamos una superficie frontal grande, queda un factor de resistencia aerodinámica extremadamente alto. Sin contar los todo terreno, no hay muchos coches que lo tengan peor. En consecuencia, la velocidad punta de un PT Cruiser con 141 CV (104 kW) es 187 km/h; un Citroën Picasso de 117 CV hace 190 km/h y un Opel Zafira de 125 CV 188 km/h.
Otra desventaja del PT Cruiser es su peso. Con 1.383 kg queda por encima de un Picasso o un Tino, y prácticamente al mismo nivel que un Zafira (un coche más grande y con siete asientos).
En circulación por carretera a velocidad rápida (unos 160 km/h sostenidos), pero lejos de las máximas posibilidades del coche, no es difícil que gaste más de 13 l/100 km. Si se circula por ciudad, es casi imposible que baje de 11 l/100 km.
Los desarrollos de transmisión son tirando a largos; en quinta velocidad no llega a régimen de potencia máxima (se queda a menos de 5.200 rpm). De hecho, la velocidad máxima la consigue en cuarta a poco menos de 6.200 rpm. Aunque el motor da la potencia máxima a un régimen bajo (5.700 rpm), por encima de ese régimen sigue teniendo fuerza y es capaz de alcanzar 6.500 rpm.
Otro inconveniente del cambio es que tiene saltos muy grandes entre las marchas. Especialmente al cambiar a tercera y cuarta, es preciso apurar mucho el régimen para que el motor no quede en un régimen donde da poca aceleración.
El PT Cruiser no es un coche lento. Las cifras de adelantamiento que hemos obtenido son normales, pero para conseguirlas —más que en otros coches— hay que exprimir el motor hasta su límite.