El Subaru Outback 3.0 R, que es el único al que me he subido, lleva tapicería de cuero y asientos con regulación eléctrica de serie. El aspecto del interior es muy bueno, con remates muy cuidados y materiales de calidad. No he tenido tiempo de toquetear mucho ni de fijarme bien en cada detalle, pero a primera vista me ha causado una excelente impresión.
El volante se puede regular en altura, pero no en profundidad. Para mí es un punto negativo nada desdeñable, porque conducir en una buena posición implica menor cansancio, mayor movilidad de las manos y más seguridad. Los asientos permiten una posición de conducción baja y los pedales están bien situados.
Lo he probado fundamentalmente por autovía, que probablemente no sea el terreno más adecuado para obtener conclusiones y por buenos caminos, en los que se podía circular muy rápido. En autovía el motor responde muy bien, y con reserva de potencia a cualquier régimen, si bien la zona del motor más brillante no es a medio régimen. El consumo homologado de este coche es bajo, comparado con cualquiera de los tres rivales que he mencionado en la primera página. El que más se acerca es el Volvo, que tiene 36 caballos menos de potencia, y aun así, en consumo medio gasta 2 litros más cada 100 km, lo que significa casi exactamente un 20% más. El Audi y el BMW consumen claramente más.
Aparte de las posibles cualidades del motor, hay otros factores que ayudan. Es claramente menos pesado que sus rivales (entre 350 y 500 kg menos), tiene mejor coeficiente de penetración aerodinámica y, aunque desconocemos el dato de superficie frontal, por sus dimensiones parece inferior al de sus rivales. Todo ello se traduce en menor resistencia aerodinámica (que influye mucho en el consumo por carretera) y en menor peso, que influye en ciudad y en carretera si no es muy llana.
Para obtener una buena cifra de peso, Subaru utiliza aluminio en el portón posterior, en la viga delantera situada tras el paragolpes y en componentes del bastidor como el soporte de la dirección. Pero no sólo se ha conseguido un peso menor por el aluminio. En un 45% del bastidor se utiliza un acero de alta resistencia, que según Subaru permite reducir materiales de refuerzo y por tanto el peso. Todo ello se ha conseguido, siempre según Subaru, a la vez que se mejora claramente la rigidez de la carrocería con relación a la versión anterior. No conocemos los datos de rigidez ni del Outback ni de sus rivales, por lo que no podemos compararlos.
A juzgar por las sensaciones que tuve por el camino de tierra, la rigidez es buena. El coche no cruje ni tiene movimientos extraños, incluso circulando a buena velocidad por caminos bacheados y con alguna rodera, a pesar de que la suspensión es tirando a dura para un coche de estas características. En carretera de curvas no lo pude probar con la intensidad que me hubiera gustado, pero me dio la sensación que el morro entraba muy bien en las curvas. Mi compañero Víctor Fernández, que sí lo ha podido conducir en curvas, dice que el coche tiene muy buena estabilidad, entra con facilidad en las curvas y permite que el conductor avezado pueda provocar un suave deslizamiento del eje posterior. Esta característica puede ser un inconveniente en las versiones manuales, que no pueden llevar control de estabilidad ni opcionalmente.
La caja automática de cinco velocidades, única disponible con este motor, funciona con suavidad y rapidez suficiente. Se puede utilizar en modo manual secuencial o en modo automático. Una caja de seis marchas permitiría una circulación más desahogada en autopista o autovía, pero las relaciones actuales permiten circular a 120 km/h claramente por debajo de 3.000 rpm y a 160 km/h a 3.600 rpm que resulta confortable.