Para valorar el interior, coincido con las apreciaciones de Javier Moltó, que escribió la prueba del Ibiza 1.4 16V 100 CV, que también era la versión Sport: «Con relación al Ibiza anterior, la diferencia de espacio no es grande: sigue siendo uno de los utilitarios más amplios. No es el mejor en ninguna medida, pero está con los más grandes en todas ellas. Es recomendable para un conductor alto, por la distancia al techo y por el recorrido longitudinal de asiento. También es de los mejores para llevar personas atrás, destaca en altura y en espacio para las piernas.
La versión que he probado (Sport) tiene un material rugoso en la zona superior del salpicadero y un plástico duro en la inferior. He oído opiniones para todos los gustos, sobre el aspecto y tacto del plástico superior: desde que se podía utilizar para encender cerillas, hasta que resultaba agradable a la vista pero no al tacto. A mí me parece agradable a la vista. Tiene un tacto áspero, pero la mayor dificultad que le veo es para lavarlo. Como es rugoso, los trapos dejan restos de hilachas al frotarlos por encima y en lugar de limpiar ensucian. Una gamuza no se deshilacha, pero no llega a limpiar los entresijos de las rugosidades. El plástico duro de la parte inferior no tiene aspecto de alta calidad, pero me parece comparable al de otros coches de la categoría.
Nuestra unidad de pruebas era de tres puertas y eso supone sus propias características. La banqueta del conductor no se desplaza para acceder a las plazas posteriores. Aun así, como el respaldo se articula prácticamente desde la mitad de la banqueta, la zona despejada para entrar resulta confortable para personas ágiles. A las personas menos elásticas les conviene claramente acceder por el lado del acompañante. La banqueta del asiento derecho desliza hasta hacer tope en la parte delantera de la guía y el respaldo queda pegado al salpicadero. Como resultado, queda un amplio hueco para acceder a la zona posterior.
Una vez en ella, se aprecia que el mullido de los asientos posteriores resulta mucho más blando que el de los asientos delanteros. Aunque lo he probado en parado y me he sentido bien encajado, estoy seguro de que en carretera de curvas los pasajeros del asiento posterior notarán como cede el soporte de sus muslos y tienen que agarrarse a las asas del techo para sentirse relativamente cómodos.
El conductor también dispone de una de esas asas, pero en su caso, con los asientos que lleva el Ibiza Sport que he probado, no necesita sujeción adicional.
En la consola central el equipo de música va situado en la zona superior, con entrada frontal de CD. Por debajo del equipo de música hay un hueco cuadrado en el que es posible dejar objetos planos, como libretas o carteras (no conviene dejar objetos pequeños porque tiene una abertura estrecha y es muy profundo). Además, no está forrado, es de plástico duro y los objetos metálicos producen ruidos y vibraciones.
Por debajo de este hueco queda el climatizador, situado en la zona más baja de la consola y por tanto muy apartado de la zona de visión del conductor a la carretera. Me parece que hubiera sido más lógico poner el climatizador en la zona del hueco y el hueco en la parte inferior de la consola. Ese hueco se ha dejado a esa altura para colocar la radio cuando se opta por el el navegador (como se puede ver en esta foto), pero hubiera sido mejor cambiar el orden y dejar el hueco al fondo en los coches sin climatizador)
A la izquierda del volante y a la altura de las rodillas hay un cajetín que se puede utilizar también para dejar objetos. No hay un exceso de lugar para dejar cosas, pero con los que hay resulta suficiente. Se echa en falta, si acaso, un lugar cómodo para dejar monedas para un peaje o para colocar las llaves. La guantera es grande y está enmoquetada por dentro y las bolsas de las puertas tienen un buen tamaño. También es suficientemente grande y práctico el cajón situado bajo el asiento del acompañante».