El motor de 2.2 litros de cilindrada es el mismo que montaba el Astra, Astra Coupé y Cabrio, el Vectra anterior y el actual.
A mí, me parece un motor muy logrado desde el punto de vista de la respuesta, sobre todo la fuerza que tiene a muy bajas vueltas, donde otros turbodiesel todavía andan renqueantes y dan poca capacidad de aceleración.
Creo que esta característica hace especialmente agradable (sobre todo en ciudad y en aquellas circunstancias que dejen al motor muy bajo vueltas) a un coche como el Zafira, que previsiblemente llevará mucha carga. Además, tiene una quinta velocidad con un desarrollo ajustado para conseguir la velocidad máxima casi al régimen de potencia máxima, con lo cual su capacidad para superar pendientes y desniveles en esta marcha es grande. En autovías o autopistas despejadas se puede echar en falta una sexta velocidad, para permitir velocidades altas a un régimen menor y para que el ruido que proviene del motor sea más bajo.
Este motor montado en el Zafira me parece claramente peor insonorizado que, por ejemplo, en el nuevo Vectra con el mismo motor; tiene una sonoridad parecida al antiguo Vectra. Además, al ralentí se pueden notar vibraciones principalmente en el volante.
En el recorrido de pruebas de 2.800 km casi todos por autovía y algunos por carreteras de montaña a un ritmo rápido, el consumo medio obtenido (según Opel) fue 8,7 litros.
Impresiones del interior de la versión con el respaldo trasero no abatible en tres partes.