El Opel Insignia puede tener una suspensión de dureza fija o una de dureza variable («FlexRide»), sólo disponible en algunas versiones. De momento, sólo hemos probado el Insignia con la suspensión «FlexRide». Ésta, permite cambiar, en tres niveles, la dureza de la amortiguación, el funcionamiento del cambio de marchas automático (si lo lleva) y la asistencia de la dirección.
La amortiguación del Opel Insignia 2.0 CDTI 160 CV que hemos probado no me ha dejado tan buena sensación como cuando lo condujimos en la presentación internacional —no sé si esta impresión es válida para el resto de versiones del Insignia—. Los coches de la presentación daban la impresión de tener una amortiguación de calidad notable, el que hemos probado detenidamente, no.
Aunque se seleccione el modo más blando («Tour») de la suspensión de dureza variable, el Insignia está lejos de ser tan cómodo como, por ejemplo, un Citroën C5. La amortiguación se torna muy blanda —eso se aprecia en que la carrocería se mueve mucho, por ejemplo en curva—, pero cuando sobrepasa una irregularidad que sacude fuertemente las ruedas, como una junta de dilatación o un roto en el asfalto, los pasajeros la notan con cierta nitidez.
Hay otros modelos que tienen una suspensión mejor puesta a punto, que con un movimiento de carrocería pequeño y bien controlado son capaces de absorber bien la mayor parte de las irregularidades, como por ejemplo, un Ford Mondeo o un Volkswagen Passat con la suspensión de serie.
Cuando se selecciona el modo «Sport» de la suspensión se gana apreciablemente en precisión porque la carrocería queda mucho mejor sujeta, si bien también hay una pérdida notable de comodidad.
El Insignia —salvo que se seleccione el modo blando de la suspensión— es relativamente ágil. Es de esos vehículos en los que hay poco intervalo entre que se gira el volante y entra en la curva, al menos con ruedas de 18 pulgadas, que dan mucha adherencia.
Una vez apoyado, tanto en curva rápida como lenta, no siempre permite trazar la curva con un solo movimiento del volante, porque es algo más sensible de lo normal a las irregularidades. Hay coches menos ágiles a la entrada de una curva, como un Toyota Avensis, pero que una vez apoyados son menos sensibles a las irregularidades.
El Insignia puede llevar luces de freno adaptativas, que avisan a los vehículos que circulan por detrás si se produce una frenada de emergencia o si se ha activado el ABS a velocidades superiores a 30 km/h. En ese caso, las tres luces de freno parpadean a una frecuencia de 5 Hz.
El Insignia frena muy bien; según nuestras mediciones —de 120 a 0 km/h—, mejor que todas las berlinas que hemos probado hasta el momento —febrero de 2013—, salvo el Chevrolet Malibu, que frena igual. El Insignia 2.0 CDTI de 160 CV ha acelerado desde 80 hasta 120 km/h en 7,3 segundos. No es un dato especialmente bueno, pero la diferencia que tiene respecto a otros coches ligeramente más veloces (tabla comparativa) no es determinante en la mayor parte de las circunstancias cotidianas.
Según datos oficiales, si tiene cambio manual es ligeramente más rápido y consume menos que con el automático (ficha comparativa). Aún con esa pérdida de prestaciones, nos ha gustado más con cambio automático. El cambio automático «esconde» algunas carencias del motor, por ejemplo, su falta de fuerza a bajo régimen —que hace poco cómoda su conducción en ciudad, especialmente cuando hay que comenzar la marcha en una fuerte pendiente—.
Con un cambio o con otro, el Insignia 2.0 CDTI de 160 CV tiene el inconveniente de que es muy ruidoso, especialmente en frío y cuando se acelera desde baja velocidad. Sólo en carretera, a cierta velocidad, el ruido del motor es poco notable.
Mi compañero Jaime Arruz probó brevemente el motor de gasolina de 140 CV en la presentación internacional, en septiembre de 2011 —en esa fecha reemplazó al 1.8 16v de 140 CV—. Estas son sus impresiones:
Este motor de gasolina tiene mucha fuerza y hace que el Insignia acelere con rapidez. Responde bien al acelerador, especialmente a partir de unas 3000 rpm. Permite afrontar fuertes subidas en autopistas y autovías en sexta velocidad porque recupera bien.
Es suave y silencioso y no produce vibraciones, salvo algunas ligeras en la palanca de cambios en los primeros segundos de las fases de retención, nada más soltar el pie del acelerador. La transmisión manual de seis velocidades es muy agradable de utilizar por su buen tacto. Tiene unos recorridos cortos y precisos.
Esta versión del Insignia lleva de serie el sistema de parada y arranque automático del motor («Start&Stop») en las detenciones, como semáforos y atascos. Funciona muy satisfactoriamente tanto por su rapidez para volver a poner en marcha el motor como por su bajo nivel de ruido o vibraciones. Es muy agradable. Por su suavidad y rapidez de funcionamiento me ha recordado al que utiliza Peugeot en sus versiones «e-HDi», en modelos como el 308 o el 508, uno de los mejores que he probado hasta ahora, sino el mejor.
Esta versión tiene un consumo medio homologado bajo (5,5 l/100 km). Es un consumo muy bajo para un coche de su tamaño y potencia (listado). Sin embargo, en una utilización real, el gasto de carburante puede ser claramente superior. Así, por ejemplo, durante la presentación, en un recorrido de 34 km principalmente por autovía a una velocidad sostenida de 140 km/h pero con varias grandes aceleraciones, gastó 10,8 l/100 km. Con una utilización racional del pedal del acelerador es probable que no sea complicado obtener consumos más cercanos al homologado.