La mejor de las cualidades dinámicas del A 180 CDI son las prestaciones. El motor tiene mucha fuerza y, en esta carrocería, hace que la capacidad de aceleración sea muy grande a cualquier velocidad y en cualquier marcha.
No hay otro monovolumen Diesel de su tamaño que sea más rápido (a excepción del A 200 CDI). Entre los que son más grandes hay que irse hasta modelos como el Ford Focus C-Max de 136 CV o el SEAT Atea de 140 CV para encontrar uno que lo sea claramente más.
Una faceta positiva de este motor es que, para salir desde parado, no obliga a acelerar mucho o hacer patinar el embrague, como ocurre en otros Diesel. Lo que sí tiene es un tacto de embrague que requiere un periodo de adaptación, porque tiene un recorrido útil corto y —al principio— resulta difícil evitar un tirón.
En carretera permite conducir en marchas largas sin que sea preciso cambiar a menudo. La sexta velocidad me parece un gran acierto, aunque no sea normal en coches de esta potencia.
Tiene un desarrollo en sexta con el que, a 120 km/h, el motor gira a 2.320 rpm. Es un desarrollo teóricamente largo porque no permite alcanzar el régimen de potencia máxima en sexta, pero lo cierto es que se puede circular en esa marcha a velocidad baja y con mucha reserva de aceleración.
El consumo es normal en un monovolumen Diesel con estas prestaciones. En este sentido, está más cerca de monovolúmenes mayores y más potentes, como el Altea o el C-Max, que los que otros como el Fiat Idea o el Opel Meriva.
El motor es más bien ruidoso, pero el coche está bien aislado. Es de esos que sorprende cuando se baja la ventanilla, sobre todo si está cerca de una pared o cualquier otra cosa que refleje el sonido.
De lo que no está igual de bien aislado es de las vibraciones. Al ralentí el conductor lo nota en el volante, el pomo del cambio o el asiento. Para los pasajeros la vibración no es muy perceptible en marcha a velocidad constante pero, después de unas tres horas de viaje, notará que el suelo no se mueve cuando se baje del coche.
Con un motor más suave sería un coche muy agradable para hacer desplazamientos largos, por la suspensión que tiene. Es un coche cómodo, aísla muy bien a los pasajeros y su carrocería tiene movimientos de cabeceo y balanceo muy bien contenidos. Es claramente más cómodo de suspensión que otros monovolúmenes pequeños y también más que algunos más grandes.
La estabilidad es buena, principalmente por su capacidad para mantener la trayectoria en carreteras rápidas y porque, incluso en las lentas, hay que cometer un error muy grande para descolocarlo.
Lo que no tiene es la agilidad del anterior Clase A (un coche duro de suspensión) y de otros monovolúmenes de este tipo. La unidad que hemos probado tenía unas ruedas Continental ContiEcoContact con la medida de serie (185/65 15 88T), que me parece que no dan mucho agarre en seco. Al menos con estas ruedas, el Clase A es subvirador.