El Mercedes-AMG GT es un cupé que, si bien es más pequeño que el anterior SLS AMG, recuerda a éste por las proporciones de su carrocería y porque la funcionalidad y facilidad de uso están absolutamente en un segundo plano.
El largo capó y la posición retrasada de conducción (los dos ocupantes van sentados prácticamente sobre el eje posterior) dificulta la conducción en zonas con mucho tráfico o en calles estrechas con cruces. La visibilidad tampoco es buena hacia detrás, pues la superficie acristalada es reducida, pero no es un gran problema puesto que la cámara posterior de aparcamiento ayuda de forma definitiva.
Los asientos están cerca del suelo—aunque tampoco mucho— y la pieza de carrocería que separa el asiento del exterior es gruesa y alta. Esta pieza es la principal responsable de que la maniobra de entrar y salir del habitáculo sea complicada, no sólo a personas de complexión grande o que no tengan mucha movilidad, sino también a aquellas que vistan con falda corta o tacones largos.
El sitio disponible para los dos ocupantes es mayor de lo que parece desde fuera. Hay altura suficiente para personas de aproximadamente hasta dos metros de estatura, incluso si el coche tiene el techo panorámico de cristal. Este elemento, junto con la cortinilla que hay para proteger del sol, restan un par de centímetros. El GT no tiene el techo de cristal con distintos niveles de opacidad que sí lleva el SLK.
A diferencia de lo que ocurre en el Porsche 911, en la consola hay menos botones, están más separados y son de mayor tamaño (imagen). Estos botones quedan retrasados en relación al asiento (también ocurre con la palanca para elegir las distintas posiciones del cambio de marchas), o al menos, esa es la impresión que hemos tenido varios conductores a los que nos gusta ir con el asiento relativamente adelantado para que el volante quede cerca del pecho. Sentados de esa forma, para manipular alguno de los botones de la consola hay que retrasar el brazo correspondiente, al tiempo que se separa el codo del cuerpo para que no choque con el prominente lateral del asiento. Para abrir y cerrar la guantera que hay entre los asientos (imagen), más retrasada que cualquiera de los botones de la consola, lo mejor es manipular el botón que la desbloquea con la mano izquierda (en el caso del conductor) haciéndola pasar por delante del pecho y bajo el brazo derecho. Hay algunos mandos ubicados en una posición muy poco habitual, como el de las luces de emergencia, que va en el techo (imagen).
Tras los asientos delanteros y en un plano que queda a la altura de los hombros de los ocupantes, hay un pequeño espacio en el que es posible dejar el abrigo o alguna mochila pequeña. Entre este espacio y el habitáculo hay la posibilidad de colocar una red vertical (imagen) para evitar que los objetos se desplacen hacia delante en un frenazo.
Este espacio de carga que hay justo detrás de los asientos, aunque interrumpido por una barra transversal de refuerzo del chasis (imagen), se prolonga hasta el portón, bajo el cual está el mayor espacio de carga (imagen). Este maletero tiene 285 litros de capacidad; hay espacio suficiente para un par de maletas de las que se pueden llevar en la cabina de un avión e incluso, además, alguna bolsa no muy grande. El equipaje se puede ocultar mediante una cortinilla enrollable (cuyo sistema de anclaje, unos pernos que en encajan en unas piezas que hay en los laterales del maletero, no parece muy cuidado).
La calidad de acabado del GT nos ha parecido deficiente en algunos aspectos habida cuenta del precio del modelo. Los materiales empleados no se parecen a los de un Clase S, sino que son más propios de un coche mucho más barato. Por ejemplo, el guarnecido interior de las puertas es muy sencillo (imagen), no hay luz en las puertas (imagen) para avisar a otros conductores en vías sin iluminar y muchas de las molduras que imitan al metal son de plástico, aunque hay piezas pueden estar recubiertas de los siguientes materiales: cromo plateado, fibra de carbono mate, fibra de carbono brillante o fibra de vidrio en plata mate
Lo que menos nos satisfizo del interior del Mercedes-AMG es la cantidad de ruidos (como pequeños crujidos) que aparecen cuando se presionan algunos botones con más fuerza de la normal o cuando se presionan algunas piezas como molduras, la consola o la pantalla del navegador. Otros ruidos parecidos, pero de distinta procedencia, también se escuchan cuando el rueda por firmes irregulares o cuando se encara la rampa de un garaje. Puede que nuestra unidad de pruebas estuviera en mal estado, si bien sólo contaba con 3500 kilómetros.
Por la proximidad del motor al habitáculo o por la razón que sea, el interior es muy caluroso. Los laterales del túnel que separa los dos asientos irradian calor incluso en una utilización normal y el sistema de aire acondicionado no es capaz de disiparlo por completo. Los asientos tampoco ayudan a aliviar el calor puesto que no pueden ir ventilados. Hemos probado el Mercedes-AMG GT S con temperaturas máximas próximas a 40 grados, pero la sensación de calor en el interior también se da con un ambiente más fresco.
La información del sistema multimedia se visualiza en una pantalla (de 8,4 o 7 pulgadas, en función de si tiene o no el sistema Command Online) situada en la parte superior de la consola y, al igual que en otros modelos recientes de Mercedes-Benz, se maneja desde un mando táctil («Touchpad») y una rueda giratoria situados por delante del reposabrazos.