El motor del Jazz es un 1,2 litros de 78 CV. Es suave, no hace mucho ruido y, por lo que he podido ver, gasta poco. La respuesta que da parece buena con relación a su cilindrada. Es elástico y pasa con fuerza de 6.000 rpm. En conjunto, me parece un motor satisfactorio.
Lo que no me parece es que sea el más adecuado para un coche así, que pesa en vacío más de una tonelada, que tiene una superficie frontal grande y que puede llevar mucha carga. Además, los desarrollos tan largos que tiene ayudan poco a que el coche pueda dar una buena aceleración en marchas largas. Da la velocidad máxima (170 km/h) en cuarta.
Lo he conducido solo y, para circular normalmente por una autovía a 120 km/h hay que reducir a cuarta con frecuencia, si el tráfico es denso o la carretera no es completamente llana. Si el coche lleva cuatro personas o un equipaje pesado, cabe pensar que será necesario acelerar a fondo y apurar el régimen con mucha frecuencia, incluso para llevar un ritmo moderado.
Honda ha decidido que para el sur de Europa es más conveniente este motor que el 1,3 litros, que no lo he probado pero supongo que algo mejor irá. De todas maneras, las diferencias entre las dos versiones del motor no son grandes (95 cm³ de cilindrada, 5 CV de potencia máxima y 9 Nm de par máximo).
Según el consumo homologado, el Honda Jazz es el más económico de los coches de gasolina de su tamaño (entre 3,6 y 4,0 m). Gasta 5,5 km en el ciclo mixto, cuando lo normal es estar por encima de 6,0 (el Yaris 1.0 gasta 5,7 y el Clio 1.2 16v 5,9).
Un pequeño inconveniente de este coche es que tiene el depósito algo pequeño (42 l). Aunque gasta poco, eso obliga a repostar con frecuencia. El depósito del Jazz está casi en el centro del coche, a la altura de los asientos delanteros.