Si mi memoria no me traiciona, el Ranger Raptor es el primer coche en el que los estribos sirven de algo. Tienen una superficie grande para poner el pie sin tener que hacer contorsionismo con el tobillo y la cadera para subirse al habitáculo y están recubiertos de un material de color negro y superficie rugosa que impide que el pie resbale aun con la suela mojada. Eso sí, ese recubrimiento (es como un vinilo muy grueso), se estaba empezando a despegar en la unidad que hemos probado. En los pilares delanteros hay unos asideros robustos (imagen) para ayudarse al entrar al coche.
Los asientos delanteros son cómodos y sujetan bien el cuerpo. Están forrados en una tela parecida a la gamuza y piel. Por su tamaño, las personas más corpulentas se sentirán más a gusto que las que no lo son. Los reglajes son eléctricos y no tienen memorias. Lamentablemente, el volante se regula sólo en altura, no en profundidad.
El aspecto del interior es bueno. La parte superior del salpicadero está cubierta por un material que quiere imitar a la piel y está decorada con unos pespuntes azules (imagen). Estos también se encuentran en los apoyabrazos y los asientos. En el volante, además de los pespuntes hay una tira roja que indica el punto de centrado (imagen).
La distribución de los mandos es lógica, no hay nada que Ford haya puesto en un lugar extraño salvo los que sirven para ajustar los retrovisores, que están escondidos tras el volante (imagen). Me parece mejorable el tamaño y marcado de algunos botones: por ejemplo, según cómo da la luz, es difícil ver qué botón sube la temperatura del climatizador y cuál la baja. La pantalla del sistema multimedia está colocada en un buen lugar (yo, al menos, llegaba sin problemas); el diseño de los menús me ha resultado agradable, están bien pensados y es fácil sentirse cómodo con él al rato de utilizarlo. Además, es compatible con Android Auto. El cuadro de instrumentos es sencillo de leer (imagen).
Las plazas traseras son amplias y utilizables. Hay pick-ups en las que los respaldos traseros son verticales y, por consiguiente, incómodos. Este no es el caso. Los respaldos se pueden abatir (imagen) y las banquetas levantar (imagen).
Alrededor de las plazas delanteras hay huecos suficientes para dejar cosas como la cartera, el teléfono, las llaves, unas bebidas (imagen del hueco de las puertas, del cajón central y de la guantera) y algo más que no sea muy voluminoso. En el techo hay un receptáculo para las gafas (imagen) y en la consola dos tomas de corriente de 12 V (imagen) y otras dos USB (imagen) delante, y una toma de 230 V y otra de 12 V en las traseras (imagen).
La caja de carga tiene una persiana enrollable para ocultar y proteger lo que ahí se transporte. Su accionamiento es tosco y requiere tanto maña como fuerza. En la caja hay una toma de corriente de 12 V (imagen) y un par de puntos de luz que, aunque alumbran, no sirven para ver lo que se transporta porque están junto a la luna y su luz no llega a la caja.
El Ranger Raptor está equipado como un turismo normal. Carece de elementos lujosos pero sí cuenta con cosas muy útiles como la entrada y arranque sin llave o una cámara trasera (imagen). Yo he echado en falta unos sensores de ayuda al aparcamiento delantero, dado que no es fácil adivinar dónde empieza el coche.