La carrocería de cinco puertas del Ford Fiesta una buena alternativa para quien busque un coche amplio y funcional. Su calidad de fabricación está dentro de lo normal para un coche de su precio.
Es funcional porque las cuatro puertas laterales son altas y tienen formas regulares, lo que favorece el acceso al interior. El coche da una buena sensación de espacio porque el techo y la parte superior de las ventanillas queda lejos de las cabezas de los ocupantes. La superficie acristalada es relativamente amplia, y por ello, el interior está bien iluminado y la visibilidad es buena.
El Ford Fiesta de cinco puertas es un coche espacioso y bien proporcionado; no es excepcional en ninguna medida, pero en general está cerca de los mejores en la mayor parte de las mediciones, salvo en la anchura disponible en las plazas traseras: comparativamente es mejor para que en las plazas traseras vayan dos pasajeros que tres, porque es algo estrecho. El resposacabezas central trasero es una opción en todas las versiones y cuesta 35 €.
La versión con carrocería de tres puertas tiene una anchura 4 centímetros mayor en las plazas traseras. A pesar de ello, el tres puertas no es preferible al de cuatro puertas por funcionalidad: las puertas laterales son largas (lo que es un inconveniente para aparcar en lugares estrechos), el acceso a las plazas traseras es más incómodo, tiene menos volumen de maletero (261 frente a 284 l del cinco puertas) y peor visibilidad en tres cuartos traseros.
En el nuevo modelo hay ciertos recubrimientos que dan mejor sensación que en el Fiesta, como el plástico que recubre la parte superior del salpicadero, que ahora es acolchado (y puede ser de diversos colores, a elegir en función de la versión y del color de la carrocería); en todo caso, el Fiesta no es un coche refinado, ni puede tener recubrimientos gran calidad, como plásticos pintados o laminados en la consola.
Con todo, la mayor parte de los mandos tienen un accionamiento agradable, como los botones y ruletas del sistema de sonido, o las salidas de ventilación (grandes, con buen caudal y fáciles de orientar).
En general, el ajuste de las piezas está bien conseguido, salvo algunos detalles, como la unión del tapizado del techo al propio techo (poco sólida: el tapizado se hunde considerablemente cuando se empuja con los dedos). El acabado de los parasoles tampoco es bueno (está fabricado de un material poco agraciado).
La instrumentación del nuevo Fiesta es distinta a la del modelo anterior: lo que más cambia es que los indicadores de combustible y de la temperatura del líquido refrigerante son ahora de aguja, más fáciles de leer. Además, en el centro de la instrumentación ahora hay una pantalla desde que la que se pueden consultar el ordenador de viaje (de serie en el «Ghia», opcional en el resto de las versiones) y el menú de configuración.
Desde este menú de configuración se pueden ajustar ciertas funciones, algunas interesantes. Se puede hacer que se abran de una o de todas las puertas cada vez que se pulse el mando a distancia; que se conecten las luces de emergencia en caso de frenada brusca o que los intermitentes emitan tres destellos, o sólo uno, cada vez que se pulsa la palanca sin llegar a su punto de enclavamiento.
Lo que no se puede configurar en el Ford Fiesta es la sensibilidad del limpiaparabrisas automático, ni de las luces automáticas.
Actualmente, todos los Fiesta tienen de serie «V2C» (que viene asociado a la conexión para teléfono «Bluetooth» y lector de discos con formato «MP3»). Su funcionamiento es satisfactorio porque, en condiciones normales, reconoce bien la voz de los ocupantes; con las órdenes vocales se puede manejar ciertas funciones del climatizador (si lo tiene instalado), del teléfono y del sistema de sonido. Con el «V2C» no se puede manejar el navegador.
Además, por 30 € puede tener una clavija en la consola para conectar directamente dispositivos de reproducción de MP3 y de discos compactos.
El navegador (1.600 €) del Fiesta tiene pantalla monocroma.