Lo que hace bueno a este motor es su respuesta; lo menos favorable es que, en determinadas condiciones de circulación, es ruidoso. En ciertos casos, su consumo no es particularmente bajo.
Una característica interesante de este motor es que se adapta bien a una conducción con pocos cambios de marcha (lo que puede ser cómodo y agradable para algunos). Es decir, es capaz de dar una buena aceleración en un margen de revoluciones muy amplio, por dos razones:
Primero, la aceleración que da el motor es muy constante: hasta cierto punto, el motor no da mucha más fuerza cuando gira a un régimen próximo al de máxima potencia (4.000 rpm), que cuando gira algo más despacio. Segundo, como los desarrollos de transmisión son cortos, no es muy frecuente que el motor funcione a un régimen bajo en exceso, donde la aceleración puede ser escasa.
Por ejemplo, según nuestras mediciones de aceleración, el Fiesta 1.6 TDCi 90 CV ha tardado lo mismo en acelerar desde 80 hasta 100 km/h saliendo en tercera (comenzando a 3.238 rpm y cambiando a cuarta a 4.000 rpm), que haciendo en cuarta toda la maniobra (saliendo desde a 2.402 rpm). En este caso, si pudiera haber alguna ventaja de aceleración por empezar en tercera (más cerca del régimen de potencia máxima) ésta ventaja se diluye por la interrupción momentánea de aceleración que supone seleccionar una marcha superior. El cambio de marchas es rápido y los recorridos entre marcha y marcha son cortos.
Según nuestras mediciones, hemos comprobado que sobrepasar el régimen de potencia máxima (4.000 rpm) no vale para nada; sólo hace al coche más lento, porque a partir de ahí la respuesta del motor decae considerablemente.
La versión de 109 CV de este mismo motor de 1,6 l (que no está disponible en el Ford Fiesta) se caracteriza porque es capaz de llegar a un régimen más alto con más fuerza.
Curiosamente esta versión del Fiesta tiene un desarrollo inusualmente corto en quinta velocidad: a régimen de potencia máxima el coche rodaría a 160 km/h; a 176 km/h (que es la velocidad máxima), el motor gira a 4.300 rpm.
El consumo a velocidad constante por carretera es normal; si no es más bajo probablemente sea a causa de esos desarrollos de transmisión. A una media próxima a 120 km/h en una autovía despejada donde se podía mantener una velocidad constante próxima a la media, el consumo de combustible fue 6,3 l/100 km.
Es ruidoso cuando gira a un régimen bajo, como por ejemplo en el típico recorrido por ciudad. A un régimen de giro muy lento y bajo cierta aceleración el motor emite un claqueteo metálico, que a algún compañeros de km77.com les ha parecido particularmente molesto y les recordaba al sonido de picado de biela de los motores de gasolina. A un régimen un poco más alto, el sonido que emite es el típico tableteo de los motores Diesel.
Si bien es un motor más bien ruidoso, el volante, los pedales y el cambio de marchas están bien aislados de las vibraciones que suelen tener este tipo de motores. En carretera a velocidad relativamente alta, el ruido del motor es mucho menos evidente: lo que se escucha es una mezcla de sonido proveniente de la aerodinámica, de rodadura y también del motor.