El C-Elysée es una berlina cómoda y agradable de conducir porque la suspensión, aunque blanda, aísla bien a los ocupantes del estado del asfalto.
Que sea blanda provoca que no sujete bien la carrocería en apoyos fuertes. Así, hay movimientos de balanceo notables. Además, en autovía y carretera, circulando a alta velocidad, si hay un bache grande o una junta de dilatación en plena curva, el C-Elysée no sigue la trayectoria marcada por el volante fielmente. En esas condiciones son más estables modelos como el Ford Focus Sedán, el Mazda3 SportSedán, el Chevrolet Cruze o el Volkswagen Jetta. La estabilidad lineal del Citroën sí es buena.
Estoy plenamente de acuerdo con Javier Moltó y sus apreciaciones sobre la dirección del C-Elysée, por lo que reproduzco sus conclusiones:
«La dirección eléctrica me ha dejado sensaciones contradictorias. Me parece que da poca información al conductor pero a la vez resulta muy fácil de acertar con ella y el coche va siempre por donde quieres, si tener que prestar especial atención. Funciona muy bien, da mucha precisión a los giros aunque parezca que no vaya ser así. Una vez ha acabado la curva es obvio que no ha sido necesario ni corregir, ni prestar especial atención para guiar bien, pero parece más por casualidad que por acierto del coche y del conductor. Lo que pasa es que como ocurre en todas las curvas no puede ser más que todo vaya bien».
El habitáculo no tiene una insonorización muy buena ya que los ocupantes perciben los ruidos provocados por el rodar del coche sobre el asfalto así como los derivados del impacto del viento contra la carrocería. Una buena característica del C-Elysse es que gira en poco espacio, por lo que se puede maniobrar bien con él en ciudad y aparcamientos estrechos.
Dado que desde el puesto de conducción no se ve dónde termina la carrocería en su parte trasera y no es sencillo calcular bien el tamaño del maletero, los sensores de aparcamiento —de serie en la versión de equipamiento «Exclusive» y no disponibles en la «Seduction»— pueden resultar casi imprescindibles.
La visibilidad desde el puesto de conducción es buena en todas direcciones. Me ha llamado la atención que el retrovisor interior da una imagen diferente a lo normal ya que da la sensación de que acerca mucho la luneta, como sí tuviera algún aumento.
HDi 92 CV
La capacidad de aceleración y recuperación en marchas largas de esta versión es satisfactoria. Responde muy bien al acelerador a partir de unas 2000 rpm y mueve el coche con mucha soltura, al menos poco cargado que es como lo he probado. Es un motor normal en lo que se refiere a suavidad, ya que en términos generales es agradable pero provoca unas pequeñas vibraciones al ralentí, especialmente en frío. A ellas se unen otras vibraciones por encima de 130 km/h cuando se acelera con decisión y que se notan sobre todo en los asientos delanteros —es posible que sea un problema exclusivo de nuestra unidad de pruebas, ya que en la unidad que condujimos en la presentación no las notamos—.
En ocasiones, al iniciar la marcha y pasar de primera a segunda, hay unos pequeños tirones. Este motor no es ruidoso, pero sí se escucha desde el interior, más por el poco aislamiento acústico del habitáculo que porque genere un sonido elevado.
Según hemos comprobado midiendo sus prestaciones, este motor de 92 CV del C-Elysée está más próximo a motores de unos 105-110 CV que a los de 90 CV.
Así, por ejemplo, acelerando de 80 a 120 km/h es más rápido que un Volkswagen Jetta en su variante TDI de 105 CV, un Renault Fluence con motor dCi de 110 CV y un Ford Focus Sedán TDCi de 114 CV. La explicación está en el peso, el C-Elysée es casi un 20% más ligero (ficha técnica comparativa). La excpeción es el Mazda3 SportSedán de 109 CV (tabla comparativa).
El C-Elysée HDi de 92 CV consume poco en una utilización normal. Así, no es difícil que en trayectos por carretera y autovía gaste entre 5,0 y 6,0 l/100 km circulando a las velocidades máximas legales en España.
En nuestro recorrido habitual para medir el gasto de carburante de los coches que probamos —un trayecto de 143,3 km por autovía, ida y vuelta, con numerosas pendientes— gastó 5,8 l/100 km. Es un consumo normal para su tamaño y potencia. El Jetta y el Fluence gastaron menos en ese mismo recorrido, mientras que el Focus y el Mazda3 SportSedán consumieron más —este último mucho más, en parte también porque la velocidad media fue superior—.
Datos de consumo. Mediciones de km77.com | ||
Coche | Velocidad media | Consumo |
Volkswagen Jetta 1.6 TDI 105 CV BlueMotion Technology | 120 km/h | 5,3 l/100 km |
Renault Fluence dCi 110 CV | 120 km/h | 5,3 l/100 km |
Citroën C-Elysée | 120 km/h | 5,8 l/100 km |
Ford Focus Sedán 1.6 TDCi 114 CV | 121 km/h | 6,1 l/100 km |
Mazda3 SportSedán 1.6 CRDi 109 CV | 123 km/h | 8,1 l/100 km |
El C-Elysée consume menos que otros dos modelos de Citroën de tamaño similar, el C4 y el DS3, el primero con motor HDi de 110 CV y el segundo con el mismo HDi de 92 CV que el C-Elysée. Gastaron 6,3 y 6,0 l/100 km, respectivamente.
El motor HDi de 92 CV del C-Elysée va asociado a una caja de cambios manual de cinco velocidades, con una palanca de accionamiento blando. Todas las marchas entran con facilidad.
Debido a las malas condiciones meteorológicas de la semana durante la que realizamos la prueba no pudimos repetir las frenadas realizadas el día que medimos las prestaciones. Aquel día el asfalto estaba húmedo y nos salió una frenada cercana a 60 metros —58,8 metros concretamente—, mucho para un modelo del tamaño y el peso del C-Elysée. Las berlinas similares que hemos probado necesitan entre 53 y 55 metros para pararse partiendo de 120 km/h (tabla comparativa). Nuestra unidad de pruebas tenía unos neumáticos Michelin Energy Saver de baja resistencia a la rodadura, en medida 195/55 R16 87T. Daban una buena adherencia y transmitían seguridad tanto en seco como en mojado.
Los errores del velocímetro y del cuentakilómetros del C-Elysée que probamos son pequeños —entre 2 y 3 km/h y un 1% de menos, respectivamente—. El error del ordenador de viaje con respecto al consumo es grande ya que marca un 6,5% menos de los que gasta realmente (más información de estos errores).
Impresiones de la presentación
Javier Moltó acudió a la presentación internacional del C-Elysée y pudo conducir las versiones HDi de 92 CV (Diésel) y VTi de 115 CV (gasolina). Estas fueron sus impresiones:
«Es un coche muy agradable de conducir con cualquiera de los dos motores que lo he llevado. Probablemente yo optara por el HDi porque funciona con mayor suavidad, se adapta mejor a una caja de cinco relaciones, consume poco y vibra poco al ralentí. El ralentí es importante en estos coches, más que en otros, porque el C-Elysée no puede llevar sistema de parada y arranque automático en las detenciones, por lo que el motor se mantiene constantemente en marcha en los semáforos, salvo que el conductor lo pare manualmente.
El motor Diesel, con tres personas en el coche, sus equipajes para una noche y en carreteras de montaña, mueve al C-Elysée con soltura en marchas relativamente largas. Salvo que se quiera viajar muy rápido con él o que se vaya a cargar con muchísimo peso, el motor turbodiésel de 92 CV es suficiente. Entrega la potencia con suavidad y energía suficiente para mover el coche como espera el conductor en casi cada ocasión. En toda su gama de revoluciones actúa como espera el conductor, sin necesidad de recurrir constantemente al cambio de marchas. El C-Elysée no es un coche particularmente bien insonorizado y se nota el sonido del motor cuando se acelera con el pedal casi a fondo y se le obliga a subir de vueltas. Pero no es un sonido molesto.
El motor de gasolina es más potente y suave, pero su respuesta a bajas revoluciones es peor que con el motor Diesel y en carreteras con muchas curvas y en subida es necesario recurrir al cambio de marchas con mayor frecuencia. El cambio funciona bien y es preciso. En términos generales, son motores agradables de conducir».