Con relación a los eléctricos, éstos tienen como acumulador de energía un pesado y caro equipo de baterías. Aunque el rendimiento de la energía gastada en acumular electricidad es mayor que la empleada en llenar el tanque de aire, tienen como desventaja que no es fácil bajar de cuatro horas para obtener una autonomía equivalente. Además, el ciclo de carga-descarga es más limitado en las baterías actuales que en un depósito de aire a presión.
Con relación a los vehículos de combustión interna de potencia comparable, el de aire es menos capaz de almacenar energía.
Aunque la idea del motor de Guy Nègre es original, no es el único intento de utilizar el aire como fuente de energía para propulsar vehículos (se utiliza en algunas aplicaciones, pero no destinado a la propulsión). 2 Universidades americanas (Texas y Washington) trabajan desde la década de los 90 en un vehículo que funciona con Nitrógeno líquido (el aire está compuesto en un 78% por Nitrógeno) almacenado a -196ºC en unos tanques especiales que pueden mantenerlo en esas condiciones 1 semana.
En este caso, la expansión proviene del calentamiento con aire atmosférico. El vehículo sobre el que se realizaron las pruebas (una furgoneta de reparto postal), tenía en principio 15 CV una autonomía de 20 km, pero se trabajaba para multiplicar por 10 esa cifra con solo modificar los depósitos por otros de mayor capacidad.
Por lo que se puede saber hasta ahora, las aplicaciones del motor de aire están más cerca de usos industriales o comerciales que del uso privado. |