De las dos clasificaciones más comunes de vehículos
híbridos eléctricos, una de ellas es funcional
(más
información) y la otra, estructural (más
información). Las dos pasan por alto la cuestión
central de qué es un vehículo híbrido eléctrico
y, actualmente, ambas son poco útiles para entender la
diversidad de tipos de estos vehículos que están
surgiendo, al menos en fase de prototipo.
En km77.com consideramos que el concepto de vehículo
híbrido eléctrico se puede entender en un sentido
amplio y en un sentido estricto. En un sentido amplio, un
vehículo es un híbrido eléctrico si se
cumple alguna de estas dos condiciones:
— Se alimenta de dos fuentes de energía externas
al vehículo, una de ellas proporciona electricidad.
— Tiene dos sistemas de propulsión, uno de ellos
es eléctrico.
En los vehículos que cumplen la primera condición,
la combinación de un sistema eléctrico y un
combustible sirve para aumentar la autonomía. En los
del segundo tipo, la hibridación se utiliza para aprovechar
mejor el carburante (aumentar las prestaciones, disminuir
el consumo o ambas cosas).
Según esa definición, no consideramos como
vehículos híbridos algunos modelos y prototipos
a los que sí se les ha dado ese nombre (ejemplos).
Con la definición en sentido amplio hay dos tipos
de coches que se pueden considerar híbridos eléctricos.
Por un lado, están los prototipos como el Chevrolet
Volt, el Opel
Flextreme o el Volvo
ReCharge. En todos ellos hay dos fuentes externas de energía:
la red eléctrica doméstica (que carga una batería)
y un combustible (gasolina, etanol o gasóleo).
A excepción del segundo Chevrolet Volt, todos consumen
un carburante que se quema en un motor de combustión
normal acoplado a un generador eléctrico. El segundo
Chevrolet Volt tiene una pila de hidrógeno (el hidrógeno
es un combustible pero no un carburante) que genera electricidad
directamente. En todos estos casos la propulsión es
eléctrica y, en los que tienen un motor de combustión,
ese motor está desacoplado mecánicamente de
las ruedas.
También a excepción del Chevrolet Volt con
pila de hidrógeno, la idea con este tipo de vehículos
es que funcionen efectivamente como vehículo eléctricos
en trayectos diarios normales (no mayores de unos 100 km).
El sistema de combustible sirve para ampliar la autonomía
hasta la que tiene un automóvil normal.
El otro tipo de coches que se pueden considerar como híbridos
eléctricos en esa definición en sentido amplio
son los que tienen dos sistemas de propulsión. Es decir,
aquellos en los que las ruedas motrices pueden estar mecánicamente
engranadas a un motor eléctrico y a uno térmico,
sea simultáneamente o no.
En un sentido estricto, sólo este segundo tipo de
vehículos se podría considerar como híbridos
eléctricos; el primer tipo quedaría como un
cierto tipo de vehículo eléctrico. En km77.com
preferimos esta segunda definición más restrictiva.
Según esta definición en sentido estricto,
serían híbridos eléctricos todos los
modelos que tienen en el mercado Toyota y Lexus, el Honda
Civic, así como prototipos como el Citroën
C4, el Peugeot
308, el Porsche
Cayenne o el BMW
X6, entre otros. En todos estos modelos de producción
y prototipos se cumple algo que distingue radicalmente a un
híbrido de un vehículo eléctrico: toda
la energía procede del carburante. Aunque casi todos
tienen una batería que puede propulsar por sí
sola al coche, sin intervención del motor térmico
en ese momento, la batería se recarga en retención
y frenada. Es decir, su energía procede del carburante
que se ha consumido para acelerar el coche.
Precisamente por esa razón, en un vehículo
híbrido no debe ser un fin aumentar la autonomía
con propulsión exclusivamente eléctrica, aunque
comercialmente pueda ser muy atractivo. Forzar al coche a
consumir la batería puede ser contraproducente para
el aprovechamiento de la energía, porque puede conducir
a que el motor térmico tenga que recargar la batería
en unas condiciones que no sean las de su máximo rendimiento.
Es decir, en un Toyota
Prius, utilizar el modo de propulsión eléctrica
puede aumentar el consumo, con relación al que tiene
si el sistema determina cuándo circular en modo eléctrico
y cuándo no.
De momento, no hay vehículos que cumplan las dos condiciones
citadas en la definición: dos fuentes de energía
y dos métodos de propulsión. No son técnicamente
incompatibles ni mucho menos; en el momento en que aparezca
un modelo semejante a un Toyota Prius con una toma de corriente
para recargar la batería en la red, cumplirá
esas dos condiciones. |