El depósito de aire comprimido es un simple, económico y pesado acumulador de energía. Lo componen cuatro bombonas que tienen una capacidad total de 300 litros, donde se pueden almacenar hasta 100kg de aire (unos 90.000 litros de aire medidos en condiciones ambientales ), a una presión de 300 bares. Este depósito sería el equivalente a las baterías de un vehículo eléctrico; las baterías almacenan energía química, mientras que los depósitos lo hacen en forma de presión. En estas condiciones MDI declara una autonomía en torno a 200 km en ciclo urbano, que es la orientación básica de un vehículo dotado con este motor.
Pese a que puede parecer una presión muy elevada, es comparable a la de otros depósitos que contienen gas combustible, como los autobuses que utilizan gas natural (lo almacenan en bombonas muy similares en torno a 200 bares) o incluso en prototipos como el NEBUS de Mercedes Benz que almacena Hidrógeno puro para producir electricidad en su pila de combustible. Mayor presión supone reducir el volumen de depósito, o aumentar la autonomía. Sin embargo la energía acumulada es pequeña. El aire en estas condiciones tiene, aproximadamente, tanta energía como 1 litro de gasolina.
De la eficiencia y la potencia desarrollada por el motor, dependerá la autonomía del vehículo. De ahí, que su objetivo principal sea el tráfico urbano, aunque la potencia disponible le permita alcanzar los 100km/h, la autonomía en esas condiciones es, necesariamente, muy limitada.
El llenado del tanque puede realizarse de dos maneras: primero, con un pequeño compresor incorporado en el vehículo de 5,5 kW de potencia (unos 7.5 cv) con el que se podría completar el llenado en unas 4 horas. El compresor realiza la compresión en tres etapas, que requiere gastar menos energía que si se realizara en una sola. Todavía no es definitivo el compresor de la figura, por que a la lista de patentes que protegen el motor de aire, se va a añadir un nuevo compresor. Segundo, con estaciones de recarga especial, donde la operación podría llevar unos 4 minutos.
Además, el vehículo podría contar con sistema que aproveche la inercia del coche en frenada o retención para bombear aire hacia el depósito. Hasta ahora, el frenado regenerativo solo lo aprovechaban los vehículos eléctricos e híbridos, gracias a que podían acumularla en las baterías. |