La madre del cordero del libre mercado es la competencia. Y para que haya verdadera competencia, tiene que haber información. En Francia, después del peaje de cualquier autopista, unos paneles anuncian el precio de los lubricantes vendidos en cada una de las gasolineras que el conductor encontrará a su paso. No sólo eso. Un kilómetro antes de la estación de servicio, un cartel vuelve a recordar los precios y los kilómetros que faltan hasta el siguiente punto de repostaje.
Con toda esa información, el conductor puede elegir, que es de lo que se trata. Decidirse por la más barata o la más cara, la más cercana o la más lejana. La información no tiene límite. Habrá quien opine que se debería mencionar la calidad del servicio (si es autoservicio o no) y más aspectos como si la estación tiene tienda, lavado...
La información es imprescindible para que el libre mercado pueda denominarse así. En España no hay libre mercado de combustibles. Hemos estado más de quince días intentando obtener tablas de precios de las marcas que comercializan estos productos en España y nos ha sido imposible realizar un trabajo útil para el consumidor.
Nosotros estamos dispuestos a actualizar los precios diariamente, provincia por provincia o carretera por carretera, para dar servicio e información. Pero para ello tenemos que poder obtener los datos útiles que de momento esconden los suministradores. Y datos útiles no son un precio máximo y mínimo, que acotan un intervalo amplísimo para todo el territorio nacional. La información, para que sea útil, debe detallarse por zonas. Incluso gasolinera a gasolinera. Con la Internet se puede hacer sin dificultad, sólo con un poco de esfuerzo.El mismo ministerio que eliminó los precios máximos debería obligar a las empresas a suministrar información detallada y útil para el consumidor.
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