En carreteras amplias de sentido único, este motor de 120 CV es más que suficiente para mantener un ritmo alto y para recuperar normalmente la velocidad de crucero después de una retención. La sexta velocidad es más bien larga, lo que resulta útil para mantener una velocidad constante con poco ruido y consumo. Por ser larga, algunas veces hay que renunciar a ella, pero creo que compensa salvo que se viaje siempre con el coche cargado y haya prisa por recuperar la velocidad de crucero si ha sido necesario frenar. En este tipo de trayectos, el Zafira es un coche muy agradable para viajar por su respuesta y por el poco ruido que llega al interior.
En un recorrido de 167 km, tres cuatros por carretera de sentido único y un cuarto de carretera amplia de doble sentido, rápido pero lejos de las posibilidades del coche, con una conducción suave, a una media real de 120 km/h ha gastado 7,4 l/100 km. En este recorrido he usado la quinta en muchas ocasiones, porque la aceleración en sexta es escasa. Si el coche está cargado, aumenta la necesidad de reducir, pero es un error usar marchas cortas y poner el motor a más de 4.000, porque ahí el coche no acelera más que una marcha más larga, esté cargado o no. Es decir, si el coche está cargado, lo único que se puede hacer es hacerse a la idea de que acelera poco.
En carreteras lentas, especialmente con el coche cargado, es preciso recurrir a menudo a la tercera y a la cuarta velocidad para adelantar, y la aceleración resultante no es intensa. De todas maneras, es un coche con el que normalmente es más ventajoso usar una marcha aparentemente larga. La aceleración máxima de 80 a 120 km/h es prácticamente la misma saliendo en tercera o saliendo en cuarta.
Siempre es mejor empezar un adelantamiento con la mayor diferencia posible con el coche que se va a adelantar, pero en este caso lo es especialmente. En este Zafira es más necesario que en otros coches empezar la aceleración mucho antes de cambiar de carril, y empezar el adelantamiento ya con una buena diferencia de velocidad y en una marcha larga. En cualquier caso, el tacto de la palanca y del embrague facilitan la tarea de cambiar y permiten hacerlo con rapidez.
El consumo en carreteras lentas sigue siendo bajo pero comparativamente menos que en carretera rápida. En carretera rápida el motor es suficiente para mantener un buen ritmo sin quitar la sexta, siempre que sea posible llevar una marcha constante. En carretera lenta, donde la marcha no puede ser constante y hay que adelantar, el consumo sube. En un recorrido de 110 km por carretera de doble sentido lenta, con aceleraciones intensas y frecuentes, a una velocidad media real de 95 km/h: 9,4 l/100 km. No es el consumo máximo que se puede obtener en ese tipo de carretera en un trayecto suficientemente largo para que sea representativo, pero anda cerca.
En ciudad tiene el inconveniente de que le falta fuerza para salir bien desde parado. Esto es normal en motores turboalimentados con motor Diesel, que sólo dan mucha fuerza si se pisa el acelerador a fondo y a partir de un cierto régimen. Si de lo que se trata es de iniciar la marcha suavemente, con este Zafira hay que dejar patinar más el embrague que con otros coches; es difícil arrancar en una rampa empinada. Otro efecto de la falta de bajos es que resulta más difícil conducir por ciudad en marchas largas (comparado con coches con motor de gasolina). Por ejemplo, a menos de 40 km/h no se puede usar la tercera porque el coche prácticamente se queda sin capacidad para moverse con el tráfico.