El CX-7 es un todo terreno de cinco plazas orientado principalmente para circular por asfalto. Fuera de él queda limitado por la falta de reductoray unos ángulos característicos poco propicios.
Está disponible una únicamente con motor de gasolina sobrealimentado de 260 CV, tracción total conectable automáticamente y un nivel de equipamiento denominado «Sportive».
Mide 4.675 mm de longitud, 1.870 mm de anchura y 1.645 mm de alto; la batalla es 2.750 mm. Por longitud es similar a un Hyundai Santa Fe; el Lexus RX es más largo y alto, pero un poco menos ancho.
Cuesta 37.800 €, un precio mucho más bajo que el de otros coches con carrocería de todo terreno y motor de gasolina de potencia similar, como el BMX X3 3.0si (50.600 €) o el Lexus RX 350 (desde 57.375 €). Un Dodge Nitro 4.0 V6 (desde 41.880 €) tiene la misma potencia que el Mazda CX-7 aunque es ligeramente más pequeño y tiene peores reacciones en carretera .
Un SEAT Altea Freetrack, que está derivado de un monovolumen, con el motor sobrealimentado de gasolina 2.0 TSI de 200 CV puede ser una alternativa interesante al Mazda y es menos costoso (29.900 €).
Mazda está trabajando en un motor Diesel para el CX-7; por ahora desconocemos sus características técnicas.
El CX-7 es de los todo terreno más recomendables para circular por asfalto, junto a modelos como el BMW X3 o el Citroën C-crosser.. La suspensión tiene una capacidad de absorción elevada, evita que la carrocería tenga movimientos amplios y no resulta incómoda. En general, nos ha parecido que tiene un tacto muy similar a la de los turismos de Mazda.
La dirección está demasiado asistida, pero transmite suficiente información sobre cómo pisan las ruedas. Hay 2,8 vueltas de volante entre topes.
Fuera del asfalto, el CX-7 sólo tiene una respuesta satisfactoria por pistas en buen estado. Durante la presentación circulamos brevemente por un camino con roderas no muy profundas y el faldón que lleva el paragolpes delantero rozaba con facilidad contra el suelo (este elemento es una de las diferencias entre el modelo europeo y el americano). Cuando podamos probarlo detenidamente daremos información sobre el funcionamiento del sistema de tracción y la suspensión.
En las plazas delanteras hay espacio de sobra para que alguien de algo más de 1,9 m de estatura no roce con el techo (ninguna de las unidades que hemos conducido tenían techo corredizo, un elemento que reduce la altura disponible y que es de serie en España). La regulación longitudinal del asiento es muy amplia pero el volante sólo tiene regulación en altura y queda algo alejado si se va con el asiento muy retrasado.
Detrás es también un coche muy espacioso (tabla de mediciones) Además, un quinto pasajero colocado en la plaza central no encontrará ningún abultamiento molesto en el asiento ni el túnel de la transmisión le restará espacio para los pies; eso sí, no es de los más anchos.
El CX-7 no tiene asientos traseros deslizables ni con regulación de los respaldos, como el Honda CR-V o el Toyota RAV-4.
El volumen del maletero es 455 l. Aumenta hasta 1.660 l con los asientos posteriores plegados; para hacerlo basta con utilizar un tirador que hay en el maletero (sistema denominado «Karakuri»; imagen) para que los respaldos se abatan hacia delante. La banqueta no se mueve y el plano que forman los respaldos abatidos no es completamente horizontal (imagen).
El maletero permite introducir un plano de 105 cm de ancho por 100 cm de largo. El piso está recubierto con una pieza reversible de moqueta por un lado y plástico impermeable por el otro (imagen). Bajo él hay un doble fondo con la rueda de repuesto (de emergencia), algunas herramientas y un compartimento para llevar algunos objetos. La luz que ilumina en maletero está en el techo, por lo que es necesario quitar la bandeja enrollable que lo cubre para ver en su interior.
El CX-7 tiene un motor de gasolina con inyección directa y turbocompresor. Es un cuatro cilindros, tiene 2,3 l de cilindrada y 260 CV de potencia máxima a 5.000 rpm. Necesita gasolina de octano 98. Este motor es el mismo que lleva el Mazda3 MPS.
Es un motor con mucha fuerza desde 2.500 rpm hasta poco más de 6.500 rpm, unas 500 rpm antes de que se produzca el corte de inyección. A diferencia de lo que ocurre en otros motores de gasolina sobrealimentados (como el TFSI de Volkswagen o el 2.0 Turbo de Opel), en este de Mazda hay un retraso evidente entre que se pisa el acelerador y el motor entrega la fuerza, algo que se percibe con claridad si durante una aceleración hay que subir de marcha.
El cambio de marchas es manual de seis relaciones. Tiene un tacto muy semejante al de otros modelos de Mazda, con recorridos relativamente cortos y muy agradable de utilizar. Para algunas personas, dependiento de la altura, la palanca puede quedar relativamente retrasada. En otros mercados el CX-7 está disponible también con un cambio automático; por ahora, Mazda no lo venderá en España.
Con la combinación de motor y caja de cambios a la venta en España, el CX-7 alcanza 210 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 8,0 s. Un BMW X3 3.0si (272 CV) es algo más rápido acelerando y un Lexus RX 350 (276 CV) lo es poco más. El consumo medio en el ciclo mixto de homologación es 10,2 l/100 km.
Exteriormente destaca por tener un parabrisas muy inclinado (66º), unas aletas delanteras prominentes y la característica doble parrilla delantera de los modelos de Mazda. El coeficiente de resistencia aerodinámica es 0,34, un valor bueno para un todo terreno de estas características y similar al de otros modelos (como el Lexus RX).
Entre el equipamiento de seguridad se encuentran airbags frontales, laterales delanteros y de cortina para las dos filas de asientos (imagen), antibloqueo de frenos, control de tracción y control de estabilidad.
Otros elementos incluidos en el equipamiento de serie son faros de xenón para luces cortas, conexión automática de luces y limpiaparabrisas, asientos de piel, sistema de entrada y arranque sin llave (una tarjeta de unos 3 mm de grosor), mandos para manejar el equipo de sonido (Bose Centerpoint con nueve altavoces) desde el volante o el techo solar.
No puede llevar algunos dispositivos que sí tienen otros todo terrenos ligeros recientes, como freno de estacionamiento eléctrico, iluminación adaptativa o cámara para facilitar la maniobra de aparcar. Tampoco hay elementos opcionales que se puedan encargar a la fábrica, aunque sí hay una lista de accesorios que pueden instalar los concesionarios: navegador, sensores de ayuda al aparcamiento y conexión bluetooth para el teléfono móvil, entre otros.
Las manillas de las puertas y el marco de las ventanillas son cromados. En la parte posterior tiene pilotos con carcasa transparente y una salida de escape a cada lado.
Ninguno de los plásticos de recubrimiento del habitáculo está acolchado, pero casi todos ellos parecen robustos excepto el que cubre el cuadro de instrumentos, que es de un plástico más fino. Los ajustes son, en general, buenos.
El cuadro de instrumentos y muchos de los mandos son similares a los de un Mazda3. Tiene una pequeña pantalla en la parte superior del salpicadero para mostrar información relativa a la radio y al climatizador. Debajo de ésta y de las tres salidas centrales de ventilación se encuentra el sistema de sonido y, más abajo, los mandos de control del climatizador (de una única zona).
Tiene un sistema de tracción total conectable automáticamente mediante un acoplamiento con control eléctronico situado en el diferencial trasero (imagen).
En función de diversas variables (aceleración lateral, el ángulo de las ruedas, el ángulo de guiñada y la posición del pedal del acelerador) el embrague que une los semiejes delantero y trasero puede acoplarse en mayor o menor medida. De este modo, en condiciones normales toda la fuerza de impulsión las hacen las ruedas delanteras; en caso de que éstas no tengan buena adherencia, las ruedas traseras también pueden hacer fuerza.
La suspensión es independiente en las cuatro ruedas (tiene un esquema similar al del Mazda3 MPS) de tipo McPherson delante (imagen) y multibrazo detrás (imagen); lleva estabilizadoras en los dos ejes (de 28 mm de diámetro la delantera y 18 mm la trasera). Los frenos son de disco ventilados (320 mm delante y 302 mm detrás). Las llantas de aluminio son de 18", con neumáticos 235/60 R18 (en la presentación Bridgestone Dueler HT).
El CX-7 es el primer todo terreno que Mazda vende después de que el Tribute dejara de comercializarse. Está basado en el prototipo Mazda Mx-Crossport que fue mostrado en el Salón del Automóvil de Tokio.