El Range Rover 3.0 Td6 tiene las limitaciones para laestabilidad de un coche pesado y con el centro de gravedad alto. Por eso, se puede apreciar con claridad cómo mejora su estabilidad cuando los muelles neumáticos reducen automáticamente la altura de la carrocería. Más información sobre la suspensión neumática de control electrónico (EAS).
En condiciones normales, es decir, en el «nivel de carretera», la altura de la carrocería es 1.863 mm (es uno de los todo terreno más altos). En tal situación, el Range no es un coche ágil de reacciones y acusa amplios movimientos de balanceo ycabeceo de la carrocería cuando rodamos en zonas con curvas.
Es más lento de reacciones, es algo subvirador y puede parecer muy pesado, aunque sigue ofreciendo al volante sensación de buen agarre y seguridad.
Al superar 100 km/h, los muelles neumáticos reducen la altura 23 mm automáticamente, pasando a lo que se denomina «nivel de autopista». Se rebaja así el centro de gravedad, incidiendo directamente sobre la estabilidad. Los muelles también adoptan un reglaje menos flexible, algo que incide más positivamente sobre la estabilidad que negativamente sobre el confort. La suspensión aguanta con más eficacia los movimientos de la carrocería (que se balancea menos), el Range resulta más ágil y su estabilidad es claramente superior.
Sigue siendo algo perezoso en la entrada a las curvas, aunque quizá esta sensación la provoca más la lentitud de la dirección. La dirección tiene asistencia variable en función de la velocidad y un agradable tacto, pero está muy desmultiplicada (3,45 vueltas de volante) y obliga a manotear en carretera y en campo cuando hay muchas curvas.
La suspensión neumática filtra las irregularidades del terreno con suavidad y aporta un elevado nivel de confort, tanto en carretera como en campo. La amortiguación es muy absorbente y limita eficazmente los rebotes incluso en caminos bacheados. La insonorización es correcta, y aunque se escucha perfectamente el sonido del motor en el interior, tampoco resulta molesto o estridente.
Lleva de serie control de estabilidad (denominado DSC), pero hay que forzar mucho la marcha para que llegue a entrar en funcionamiento. De hecho, se puede realizar una conducción de estilo deportivo sin que llegue a actuar (siempre y cuando se conduzca con finura). En situaciones críticas, el DSC me ha parecido de gran ayuda para recuperar la estabilidad, más tratándose de un coche tan grande y pesado, aunque todas sus reacciones parecen muy progresivas. Al no afectar prácticamente a la conducción, creo que no es conveniente desconectar el DSC en ningún momento, excepto en ciertas situaciones (más información sobre ellas).
El Range Rover Td6 tiene un equipo de frenos bien dimensionado, con discos ventilados de 344 x 30 mm delante y discos macizos de 354 x 12 mm detrás, que le permiten detenerse en pocos metros a pesar de sus 2,5 toneladas de peso (en uno de nuestros ensayos ha frenado desde 120 km/h en 56,1 m).
No tiene un tacto especialmente potente, pero cuando se pisa con más fuerza el pedal, el coche se para con eficacia. Lleva un ABS Bosch 5.3 que tiene un excelente funcionamiento en cualquier condición y que integra a su vez el servofreno de emergencia (EBA), el repartidor electrónico de frenada (EBD) y el control de frenada en curva (CBC). La frenada es estable y equilibrada y el equipo aguanta el trato exigente más de lo que cabría esperar en un coche de su peso.
Además del equipo de ayudas que lleva en los frenos, también tiene control de estabilidad, control de tracción, airbags frontales, laterales y de cabeza para las plazas delanteras, pretensores en los cinturones de seguridad delanteros con limitador de esfuerzo, cinco reposacabezas y cinturones de seguridad de tres puntos para las cinco plazas. Está en la línea de lo esperado en un coche de su categoría, aunque el airbag de cabeza trasero es opcional (220 €) y no está disponible el airbag lateral posterior ni en opción.