El motor de 131 CV es muy superior al anterior motor de 116 CV en prestaciones, consumo, ruido y vibraciones.
Su rendimiento, que es muy bueno, deja al Mondeo cerca de coches como el Alfa Romeo 2.4 JTD y al mismo nivel que el Audi A4 1.9 TDI, el Peugeot 406 HDi 136 o el Volkswagen Passat 1.9 TDI 130 CV, todos ellos son más costosos que el Mondeo. Por ruido y vibraciones, en cambio, sigue sin ser de los mejores; ha ganado, pero no está a la altura de un C5 HDi 2.2, un 406 HDi 2.2 o un Volvo S60 2.4.
Esta versión también es preferible a la anterior de 116 CV porque puede tener control de estabilidad, una opción en todas variantes que pueden llevar este motor. Ni la carrocería de cinco puertas (que hemos probado por primera vez) ni el motor TDCi cambian sustancialmente cualidades dinámicas del Mondeo como la estabilidad o el confort. Sigue siendo uno de los mejores coches en este sentido, aunque ligeramente más orientado hacia la estabilidad. No es fácil encontrar coches más estables, pero sí más cómodos (como el Citroën C5 o, en menor medida, el Renault Laguna).
La carrocería es muy grande (no hay diferencia de longitud entre el cuatro y el cinco puertas) y está bien aprovechada; no hay otro coche de su tamaño más espacioso para llevar a dos personas atrás. Da un aspecto de calidad corriente, con plásticos un poco bastos en lugares donde algunos de sus competidores los tienen más refinados, y algún pequeño fallo.
El precio de los Mondeo 2.0 TDCi en sus diferentes versiones es menor que el de cualquiera de las berlinas Diesel de su tamaño y potencia. Su equipamiento de serie no es tan completo como el de un Renault Laguna dCi 120 cv, pero es claramente mejor que el de un Citroën C5 2.2 HDi. Es el primer Mondeo con motor Diesel que puede llevar control de estabilidad y de tracción (denominado IVD por Ford), aunque es opcional en todas las versiones.