El Punto HGT remarca su imagen deportiva con una consola central pintada en color plateado y equipa asientos y volante de corte deportivo. Encontrar una buena posición al volante es fácil; el conductor se sienta en un «bacquet» que sujeta bien el cuerpo y tiene reglaje en altura y del apoyo lumbar. También se ajusta en altura el volante, que está forrado en cuero y tiene un aro más grueso en las «10:10», que incita a conducir por zona de curvas. Un pedal de acelerador más grande permitiría realizar mejor el punta-tacón.
La visibilidad es buena y todos los mandos están accesibles, a excepción de los de retrovisores eléctricos y el botón que desactiva el control de tracción (TCS), que están «escondidos» entre los asientos, debajo del freno de mano. El cuadro instrumentos se lee con facilidad, pero es pobre en información para un coche de corte deportivo: se echa en falta algún indicador más (presión o temperatura de aceite). El antiguo Fiat Uno Turbo i.e. tenía una instrumentación más completa.
El Punto es uno de los coches más amplios de su clase. En las plazas traseras tiene mucho espacio para las piernas, la altura libre al techo es buena y la anchura superior a la de sus rivales. Por tratarse de un coche de tamaño pequeño, no permite acomodar a tres adultos con amplitud, aunque dos viajan bien. En opción se pueden equipar tres reposacabezas traseros.
El acceso a las plazas traseras es satisfactorio y los asientos delanteros se desplazan hacia delante para dejar más espacio de entrada. El maletero tiene un volumen (264 litros) ligeramente por encima de sus rivales y unas formas regulares que permiten aprovechar bien el espacio. Los asientos traseros se pueden abatir para ampliar la superficie de carga.