El Ford Focus TDdi es una muy buena compra bajo distintos criterios, pero no recomendable para quien espere de un Diesel unas prestaciones comparables a las de un gasolina. Es relativamente suave de funcionamiento, muy estable y tiene una relación precio equipamiento favorable.
No le falta mucho para ser el mejor, pero no lo es. De los numerosos competidores del Focus, los hay con un rendimiento muy superior, como los de motor Audi TDi de 90 CV (Seat León y Volkswagen Golf y), los de motor Fiat JTD de 105 CV (Alfa Romeo 145/146 y Fiat Bravo/Brava), Renault Mégane dTi, Rover 25 SDi y Opel Astra DTi. Más o menos al mismo nivel están los de motor HDi de 90 CV (Citroën Xsara y Peugeot 306), Opel Astra Di de 82 CV y Mazda 323 DiTD. Considerándolos en conjunto, el Focus está de la mitad para atrás en prestaciones y no es el mejor en consumo, aunque gasta poco. El precio es bajo: desde 2.315.000 con equipamiento Ambiente, hasta 2.540.000 el Familiar Ghia; que cueste tan poco se debe, en parte, a un equipamiento de serie no tan abundante como el de algunos competidores.
Tanto a las versiones básicas (Ambiente y Trend) como a la más equipadas (Ghia) les falta de serie antibloqueo de frenos, aire acondicionado, airbag frontal derecho y laterales delanteros. Con estos tres elementos cuesta 290.000 pesetas más; sigue con un buen precio, pero ya queda por encima de competidores como el Mégane dTi e incluso Opel Astra Di. En espacio interior para los pasajeros no tan amplio como el de los mejores (Fiat Brava) ni tan escaso como el de los más pequeños (Peugeot 306 o Rover 25). Las versiones de dos o cuatro puertas con portón tienen un maletero algo pequeño (350 litros); el cuatro puertas sin portón y el familiar, que son más largos, sí tienen un maletero muy voluminoso.
El motor del Focus es básicamente el mismo 1,8 litros Diesel que han tenido varias generaciones de Escort y Fiesta, pero con modificaciones muy importantes: una culata con inyección directa y una bomba de inyección rotativa controlada electrónicamente. Esta versión de 90 CV (hay una de 75) tiene un turbocompresor e intercooler. La relación de compresión, una de las variables que más determinan el rendimiento del motor no es baja: 19,4 a 1. Las cifras de potencia máxima y par máximo también están dentro de lo normal en un motor Diesel de este tipo.
Sin embargo, el motor del Focus tiene menos fuerza que el de sus principales competidores, principalmente en un régimen alto. En carretera esto se nota porque tiene menos capacidad que ellos para realizar adelantamientos rápidos. La conducción de un Diesel como el del Focus requiere anticipar más las maniobras y prever con antelación cuando hay que acelerar, porque tarda más en hacerlo. Para sacarle partido hay que usar el cambio algo más que en un motor normal; no es un problema, porque el cambio es rápido y preciso.
El escalonamiento de las marchas es correcto aunque, como casi todos los Diesel, tiene demasiado salto entre segunda y tercera. La consecuencia de ello es que, al pasar de segunda a tercera, el motor cae hasta un régimen bajo. Cuando no es necesaria esa aceleración (adelantamientos o incorporaciones) el Focus responde bien; hay menos diferencia entre el Focus TDdi y otros Diesel en capacidad de recuperación que en aceleración. Además, tiene ventaja sobre otros Diesel en vibraciones, no tanto en ruido.
La estabilidad del Focus es la mejor que hay en esta categoría de coches, y una de las mejores en términos absolutos. Por una parte tiene rapidez de respuesta; el intervalo entre mover el volante y empezar a girar es más corto de lo normal, y eso sirve para que sea más fácil tomar las curvas. Por otra, esa rapidez de respuesta al volante no hace que el coche sea difícil de conducir, como sucede en algunos otros; en maniobras de emergencia, como fuertes frenadas en curva, el Focus mantiene la trayectoria mejor que modelos comparables. Lamentablemente, el control de estabilidad no está disponible para las versiones Diesel, solo para las de motor de gasolina.