El Citroën Jumpy Multispace maniobra correctamente para sus dimensiones, si bien hay modelos que lo hacen mejor, como un Mercedes-Benz Clase Viano (también lo hay menos manejables, como el Renault Trafic Largo). Desde el puesto de conducción se calcula bien dónde empieza la carrocería y los montantes del parabrisas molestan poco en los giros. También se controla bien los laterales porque los espejos retrovisores dan muy buena visibilidad.
Debido a su longitud, cuando se aparca en batería, la parte posterior de la Citroën Jumpy Multispace L sobresale del resto de vehículos aparcados, y si la calle es estrecha, puede dificultar el tráfico. Cuando se aparca en línea (lo que es algo difícil en según qué sitios debido a las necesidades de espacio), resulta difícil calcular dónde acaba la carrocería. En cualquier caso, no me parece un problema exclusivo del Citroën Jumpy L sino que será extensible a otros vehículos de longitud similar. Nuestra unidad de pruebas tenía instalada los avisos acústicos de ayuda al aparcamiento y es una opción que ayuda mucho; una cámara ayudaría más, pero no está disponible.
Se conduce bien en cualquier tipo de carretera. Tiene buen tacto y responde bien para ir al ritmo del resto del tráfico o incluso para superarlo puntualmente si es necesario, incluso en vías de curvas. No lo he forzado excesivamente en curvas, pero en un uso normal o normalmente rápido, responde bien. Transmite una sensación de seguridad y control que a mí me parece más que suficiente para un uso normal. Todas las anteriores apreciaciones están hechas con una o dos personas a bordo. No he tenido oportunidad de conducirlo con mucha carga, algo que por otra parte es casi indispensable en un vehículo de este tipo.
Hemos probado el motor más potente (163 caballos) con cambio automático de seis relaciones. Esta combinación nos ha parecido muy satisfactoria. Tiene una buena reserva de aceleración en todas las circunstancias en las que lo he probado, todas ellas con poca carga. No sé si habrá mucha diferencia de aceleración entre este motor y el de 128 caballos. Con el motor Diesel de 128 caballos cuesta, en su versión básica, casi 5000 euros menos. El motivo de esta gran diferencia no se debe exclusivamente al motor sino también al equipamiento, pues el de menor potencia está disponible con acabados más sencillos. A igualdad de equipamiento, la diferencia de precio entre los dos modelos es aproximadamente 1500 euros.
Otra de las cosas que nos ha gustado de este motor de 163 caballos es su silencio de funcionamiento, incluso cuando está frío, que es casi equiparable al de un turismo normal de pasajeros.
La caja de cambios automática funciona con suavidad en todas las circunstancias y con suficiente rapidez. Además, interpreta adecuadamente el estilo de conducción o el tipo de vía por las que se circula. Es decir, suele engranar la marcha más conveniente en cada momento para que el conductor tenga la aceleración que solicita. Según los datos oficiales, si se equipa el cambio automático de seis marchas, el gasto de carburante aumenta en 1,0 l/100 km y 1000 euros el precio total del vehículo (ficha comparativa).
No hemos medido el consumo de carburante como habitualmente lo hacemos en km77.com, pero sí he tomado nota del consumo total durante los 350 kilómetros que la he conducido. Esos kilómetros han sido en su mayor parte por autovía y carretera de segundo orden; el resto por ciudad. El consumo medio que indicaba el ordenador fue 9,2 l/100 km que no parece muy poco (creo que un monovolumen de gran tamaño y potencia semejante hubiera gastado menos), tampoco exagerado para un vehículo cuyo peso supera las dos toneladas y opone mucha resistencia aerodinámica al avance.