Los inicios de la marca no fueron como fabricante autónomo, sino que la Anonima Lombarda Fabbrica Automobili (ALFA) comenzó fabricando automóviles franceses Darracq bajo licencia, desde su fundación en 1906 hasta 1910. El presidente era Ugo Stella y la fábrica del Portello estaba situada en Milán.
En ese año sus propietarios deciden fabricar su primer modelo totalmente nuevo, el 24 HP, de 42 CV, diseñado por Giuseppe Merosi. Simultáneamente inicia su participación en competiciones automovilísticas, con cierto éxito.
El siguiente modelo, ya en 1913, es el 40-60 HP, de 70 CV, pero el inicio de la I Guerra Mundial pone a Alfa en problemas económicos, que se solucionan en 1915, cuando la compra Nicola Romeo, que añade su apellido a la marca. Debido a la guerra, la actividad cambia: fabrica desde lanzallamas hasta material ferroviario, hasta que en 1920 sale el modelo 20-30 HP ES, que es, oficialmente, el primer Alfa Romeo con tal nombre. La vuelta a las carreras, ahora con pilotos como Enzo Ferrari, no es suficiente para superar la crisis de posguerra y son precisas intervenciones del Gobierno para que la marca continúe.
En 1923, con el modelo RL, gana la Targa Florio, el primer gran éxito deportivo. También en ese año Ferrari comienza a usar en su Alfa Romeo el escudo del Cavallino Rampante (heredado de la familia Baracca) junto al trébol de cuatro hojas (el famoso «Quadrifoglio»). Vittorio Jano presenta el P2, con 140 CV, que gana carreras conducido por Ascari, Campari o Mazetti. Los años siguientes son buenos: los modelos 6C, 8C y 2900, en distintas cilindradas, consiguen victorias en las carreras con Ascari, Ferrari o Varzi, además de Nuvolari, que fue quién más victorias consiguió con Alfa Romeo. Los modelos de calle son carrozados por artesanos como Graber, Touring, Zagato o Castagna.
A continuación viene otra mala racha: Romeo abandona la empresa en 1928, por discrepancias con el enfoque que se le quiere dar, y la crisis del 29 afecta hasta el punto de que en 1933 pasa a manos del Gobierno, a través del IRI (Instituto de Reconstrucción Industrial), que pone al frente a Ugo Gobatto, quien fue director de Alfa Romeo hasta después de la II Guerra mundial, cuando fue asesinado. Esto no afecta a las participaciones en carreras, donde continúan las victorias, en representación ahora de todo el país, hecho que les hace adquirir popularidad. En los primeros años 30, Alfa Romeo fue casi imbatida en la competición, con la Scuderia Ferrari haciéndose cargo de ella.
Continúan las evoluciones de los modelos 6C y 8C, cuyas versiones de calle son casi idénticas a las de competición. El control del estado se traduce también en una diversificación de las actividades: en los años 30 construye motores para aviones y, aspecto sorprendente, también camiones, como los Busing 50, 450, T85G o el 500, que tuvo versión autobús y que llegaron incluso al ejército, como el Matta. En 1940 vuelven las dificultades con las II Guerra Mundial. La producción de coches se interrumpe y la fábrica, que suministra material diverso al ejército, es bombardeada varias veces, hasta el extremo de que, en 1944, se abandona la actividad en El Portello.
Tras la guerra, más crisis: para superarla se fabrican desde cocinas hasta cierres metálicos. 1946 es el punto de partida del reinicio de las actividades. Vuelven a producirse los 6C 2500 y el modelo 158 regresa a las carreras. En 1950, con la fabricación del 1900 se inicia la era moderna de Alfa: las ventas aumentan mucho y vuelven las victorias en competición, con Fangio y el 159 vencedores en 1951 del campeonato del mundo de Fórmula 1. Presenta otros coches exitosos: el Giulietta Sprint y el 2500. Curiosamente, a finales de los años 50 se fabrica bajo licencia el Renault Dauphine, además de vehículos industriales como el Romeo o motores Diesel Saviem.
Los años 60 confirman la expansión. Nueva fábrica en Arese, construcción de un circuito para pruebas y otra fábrica en Pomigliano d'Arco. Coches de esos años son el Giulia, el Spider 1600 Duetto, el 1750, el Giulietta SZ o el 33. En los años 60, un Alfa Romeo es uno de los productos más evolucionados técnicamente que hay en el mercado (muy por encima de Porsche o BMW, por ejemplo). Se dice que Alfa es la única marca que vende coches capaces de participar en carreras nada más salir del concesionario.
La competición se encarga a Autodelta, filial creada con ese único propósito, con los modelos 33 y Giulia GTA. Se llega incluso a suministrar motores a McLaren para la fórmula 1.
En la década de los 70, en medio de las crisis políticas en Italia y energética en el mundo, se presentan modelos como el Alfasud, el Giulietta, el Alfa 6 o los Alfetta GT, GTV y berlina, cuya versión 2000 TD es el primer coche italiano con motor turbodiesel. En competición sigue participando con las diversas versiones del 33, desde el 33/2 al 33 TT12. La colaboración en F-1 ahora es con Brabham, con quien consiguió dos victorias, y en 1979 entra a competir con su propio equipo, donde estuvo hasta 1985, sin conseguir victorias en GP.
Los años 80 se presentan como los de la popularización de la marca, en un intento de aumentar la clientela. Tras construir una fábrica en Nápoles para llevar a cabo el proyecto Alfasud (un Alfa «popular»), prueba a vender con el nombre Arna un coche que es esencialmente un Nissan. Al Alfasud lo reemplaza el 33 que, junto al 75 y 90, hacen subir las ventas.
El 33 perjudica al prestigio de Alfa Romeo por una mediocre calidad de construcción; cuanto mayor es la clientela, menos personas hay que quieren un coche funcional y no tradición deportiva. Los vehículos comerciales se siguen vendiendo (F12, AR8). La actividad deportiva decrece, tras el abandono de la fórmula 1, pero se centra en uno de los ámbitos donde Alfa Romeo ha cosechado más victorias: las carreras de turismo. Con el GTV es tres veces campeona de Europa de Turismos. Eso no tienen nigún efecto en los resultados comerciales de la marca; el IRI resuelve venderla en 1986 y Fiat se queda con ella.
Los años siguientes aún son duros. La gama con el 145/146, el 155 y el 164 está basada en coches de Fiat. Actualmente Fiat está dando a Alfa más señas de identidad que en la generación anterior, con modelos como el 156, 166 y el reciente 147 que se están ganando la confianza de más clientes, pero las ventas no son grandes en ningún caso. La actividad en competición se centra principalmente en campeonatos de turismos locales e internacionales. |