El habitáculo del Ateca 2020 cambia poco con respecto al del modelo anterior. Tanto el espacio destinado para los pasajeros como para el equipaje (el maletero) son idénticos, siendo la oferta de sistemas multimedia y el volante las diferencias de mayor importancia.
Los dos sistemas de infoentretenimiento son nuevos e incluyen un sistema operativo más moderno, conexión inalámbrica para Android Auto y CarPlay, tomas USB de tipo C en las dos filas de asientos (en el modelo anterior eran USB 2.0) y un receptor de radio digital (DAB). El más sencillo tiene una pantalla de 8,25 pulgadas y el más prestacional, una de 9,2, además de conexión a internet y un sistema de reconocimiento de órdenes vocales que admite un lenguaje más natural.
Este último es el único que hemos probado hasta el momento y nos ha gustado mucho por la rapidez con la que funciona y por la excelente visibilidad de la pantalla en todo tipo de situaciones. El sistema operativo, en cambio, es menos intuitivo que el del modelo anterior (que era excelente en este sentido) y precisa de un periodo de adaptación más o menos corto para encontrar alguna de las numerosísimas funciones que aglutina, especialmente en marcha. Además, SEAT ha eliminado los botones físicos y las ruletas de los extremos de la pantalla, una solución más vistosa y «limpia» pero mucho menos práctica, ya que en muchas ocasiones es necesario apartar la vista de la carretera para acceder a funciones básicas y habituales.
El sistema de reconocimiento de órdenes vocales, sin ser tan bueno como el de Mercedes-Benz o BMW, es útil en muchas situaciones, aunque no siempre responde al primer intento y sus posibilidades de interacción son más limitadas. Para activarlo hay que pulsar un botón del volante que está destinado a tal fin o simplemente decir «Hola, Hola».
El sistema de mayores prestaciones está conectado a internet mediante una tarjeta SIM virtual (eSim) y permite la consulta de datos en tiempo real, como la previsión meteorológica, el estado del tráfico o la localización de garajes cercanos. Además, desde una aplicación móvil específica (SEAT Connect), también es posible consultar algunos datos del vehículo (duración de los trayectos o si las puertas están abiertas o cerradas, por ejemplo), abrirlo y cerrarlo de manera remota o activar el claxon y los intermitentes.
El volante tiene un nuevo diseño (imagen del actual e imagen del anterior) e incluye varias funciones que no estaban disponibles con anterioridad, como los mandos de programador de velocidad (en el modelo anterior estaban en un mando satélite tras el volante) y un botón para activar la calefacción del aro (en tres intensidades distintas, un detalle nada habitual). También hay nuevas molduras decorativas para el salpicadero, un sistema de iluminación ambiental con más variedad de colores y tapicerías con un diseño diferente.
Para la instrumentación, SEAT sigue ofreciendo dos alternativas: una convencional, con dos indicadores de agujas y una pantalla central a color, o una pantalla de 10,25 pulgadas con muchas posibilidades de personalización de la información y varias vistas predefinidas (SEAT la llama Digital Cockpit). A diferencia del Tarraco e-Hybrid o del nuevo Volkswagen Tiguan, SEAT ha conservado los mandos físicos para el manejo del climatizador, un acierto según nuestro criterio porque permiten ajustar las diferentes opciones sin apenas apartar la vista de la carretera. También es posible realizar ajustes del climatizador desde un menú específico del sistema multimedia.
El espacio para los pasajeros no cambia con respecto al modelo anterior, algo lógico teniendo en cuenta que solo se trata de una actualización ligera. No destaca ni para bien ni para mal en ninguna cota frente a sus alternativas, pero permite que cuatro adultos viajen con comodidad y cierto desahogo, incluso si son de estatura superior a la media. En las plazas posteriores hay 71 centímetros de espacio longitudinal (para las piernas), un valor similar al de modelos como el Opel Grandland X, el Renault Kadjar o el Škoda Karoq. Un Hyundai Tucson tiene mucho más (77 cm) y un Lexus UX, mucho menos (67 cm). Con la anchura entre puertas pasa algo similar: los 138 cm se quedan en un punto medio frente a los 141 cm del Citroën C5 Aircross y los 131 cm del CUPRA Formentor.
En estas plazas, las posteriores, hay dos tomas USB de tipo C y salidas de aire entre los dos asientos delanteros, pero las banquetas no se pueden desplazar longitudinalmente y los respaldos no tienen ajuste de inclinación.
El maletero tiene 510 litros de capacidad, un dato muy bueno que, no obstante, se ve superado por el de un Hyundai Tucson (620 litros), un Citroën C5 Aircross (580 l), un Toyota RAV4 (580 l) o un Audi Q3 (530 l). Sus formas son muy aprovechables y además puede tener varios elementos que ayudan a mantener los bultos y demás impedimenta ordenados, como un doble fondo compartimentado, una red de separación entre el habitáculo y el espacio de carga o una trampilla escamoteable que comunica con las plazas posteriores (muy útil para transportar objetos largos). También es posible pedir un enchufe convencional (un Schuko) y una toma adicional de 12 V ubicados en la pared izquierda.
Bajo el piso está la rueda de repuesto, que es más pequeña que las otras cuatro y forma parte del equipamiento de serie. Si se pide el sistema de sonido opcional SEAT Sound System, el altavoz de graves va colocado en el interior la propia rueda de repuesto. La iluminación del espacio de carga corre a cargo de un pequeño plafón en la pared izquierda que se queda claramente escaso.
La postura de conducción no es como la de un turismo, pero tampoco es la habitual en la mayoría de SUV que se venden en la actualidad, donde las piernas van más flexionadas de lo normal y el volante está más tendido. En el Ateca se va en una posición intermedia, ni muy estirado ni muy encogido. A pesar de ello, el acceso al habitáculo está bien resuelto porque los asientos van situados más altos que, por ejemplo, en un SEAT León, y no es necesario agacharse mucho para sentarse en ellos. Un detalle descuidado que SEAT no ha solucionado con la actualización del modelo es la ausencia de regulación en altura de los cinturones de seguridad delanteros. A mi, que mido 183 cm de altura y que habitualmente conduzco con el asiento en su posición más baja, me quedaban bien situados, pero en función de la estatura y de la postura adoptada al volante, es posible que no sea así en todos los casos y que la parte superior del mismo apenas apoye sobre el hombro.
La mayoría de los plásticos y los tapizados utilizados en el habitáculo tienen una apariencia y un tacto buenos, pero no son en absoluto lujosos. En este sentido, es muy parecido a modelos como el Opel Grandland X o el Nissan Qashqai 2017 (el modelo nuevo aún no lo hemos probado), un poco mejor que un Renault Kadjar y peor que un Hyundai Tucson o un Volkswagen Tiguan.