El SEAT Arona que hemos probado tiene el motor de 110 caballos y es el único que se puede elegir con cambio automático (7 relaciones). El Arona con este motor da buenas prestaciones para su potencia.
Según nuestras mediciones, ha necesitado 7,9 segundos para pasar de 80 a 120 km/h. Por lo tanto, no es tan veloz como un Peugeot 2008 GT PureTech 130 S&S (7,5 s) o como un Renault E-TECH Híbrido 145 CV (7,7 s), pero sí más que un Citroën C3 Aircross Puretech 110 (8,6 s) y, sobre todo, que un Toyota Yaris Cross 120 H (9,9 segundos).
Quien no vaya a viajar o lo haga muy puntualmente, quizá tenga suficiente con el motor de 95 caballos que es más barato, aunque no puede llevar cambio automático. Tanto el motor de 95 caballos como el de 110 son de tres cilindros, que es una configuración similar a la que usan otros muchos coches parecidos. Es una característica prácticamente transparente para el usuario pues no funciona peor que uno de cuatro, ni vibra más.
Para mí, el mayor freno a la hora de comprar ese Arona de 110 caballos y cambio automático es el consumo. No es de esos coches que gastan poco de forma habitual y sin proponérselo. Sólo consume poca gasolina cuando se tiene especial cuidado en la conducción y no hay condiciones desfavorables. El gasto mínimo que he conseguido ha estado sobre los 6,0 l/100 km en carreteras de segundo orden a velocidad más o menos constante (de unos 90 - 100 km/h). En nuestro recorrido de referencia por autovía a una media de 120 km/h ha consumido 7,8 l/100 km (según el ordenador, pues no pudimos medir el error del indicador de consumo) que es más bien un dato elevado ya que, por ejemplo, el Peugeot 2008 PureTech 130 S&S gastó 6,6 l/100 km y el Nissan Juke DIG-T 117 CV DCT7 consumió 7,2 l/100 km. El Toyota Yaris Cross sólo gastó un poco menos que el Arona (7,8 l/100 km reales). Si se conduce a 120 km/h estrictos de aguja, el consumo puede bajar muy ligeramente de 7,0 l, que no es ningún logro para un coche moderno de este tipo.
Según datos de SEAT, el consumo medio homologado el Arona de 110 caballos con cambio automático es 0,6 litros cada 100 kilómetros superior al del manual (ficha comparativa). Si esa diferencia se mantiene en condiciones reales de utilización, la versión manual puede ser la más interesante para quien sea importante que el coche consuma lo menos posible.
El Arona TGI tiene un depósito de gasolina de 9 litros y uno de gas de 13,8 kg. Por lo tanto, para que sea una opción a tener en cuenta, es indispensable que haya surtidores de gas en los desplazamientos habituales (mapa de Gasnam de surtidores de GNC).
El cambio DSG funciona bien cuando se utiliza de forma totalmente automática. Me parece una buena opción especialmente para quien busque la comodidad que proporciona una transmisión automática, pero también para quien no maneje bien una caja de cambios manual. Además del funcionamiento completamente automático, es posible elegir marchas manualmente pulsando directamente sobre la palanca selectora que hay entre los asientos (no hay levas detrás del volante). Esta posibilidad viene bien para preparar una maniobra de adelantamiento o para no quedarse momentáneamente sin aceleración en el momento de entrar en una rotonda. El cambio automático tiene la ventaja de que, además de proporcionar mayor comodidad de uso, enmascara un poco la falta de fuerza del motor hasta unas 2000 rpm.
Por cómo reacciona, el SEAT Arona es uno de los SUV de este tamaño cuya conducción se parece más a la de un turismo. No es de los más cómodos de suspensión (como por ejemplo el Citroën C3 Aircross), aunque se viaja bien en él. En carretera, no tiene tanta hechura de coche grande y bien asentado como un Hyundai Kona y quizá como un Renault Captur, pero sí parece preferible a un Hyundai Bayon o al Citroën. Resulta mucho más apropiado para viajar por carretera que un Jeep Renegade, que el SUV de orientación campestre. En carreteras de curvas, el SEAT Arona no tiene un tacto tan bueno como el Ford Puma, pero no queda lejos.
Nos ha sorprendido por cómo ha superado la maniobra de esquiva. Y nos ha sorprendido porque lo ha hecho muy bien, cuando los anteriores Arona de gama 2017 lo hicieron muy mal (se puede ver en este vídeo). No sabemos exactamente a qué se debe esta mejoría.
El SEAT Arona 2020 que hemos probado tenía unos neumáticos Pirelli Cinturato P7 de medidas 215/40 R18. Son muy grandes para un coche como el Arona y quizá no ayuden a conseguir un consumo bajo. Pero, por otra parte, quizá sean responsables de que hayamos sido capaces de superar la maniobra de esquiva a una velocidad alta y que la distancia de frenado desde 120 km/h haya sido buena (50,6 metros desde 120 km/h).