El 911 Carrera 4 y Carrera 4S son las versiones de cuatro ruedas motrices del nuevo Porsche 911 Carrera. Existen dos tipos de carrocería: Coupé y Cabriolet.
El Carrera 4 tiene un motor de 3,6 l y 345 CV; el Carrera 4S uno de 3,8 l de cilindrada y 385 CV. Estos motores son nuevos y se caracterizan porque tienen inyección directa de gasolina («DFI»). Tienen un rendimiento muy bueno: dan mejores prestaciones que las variantes equivalentes a las que reemplazan y consumen menos combustible.
No obstante, el aspecto donde más progresa el nuevo 911 es porque ahora puede tener un cambio de marchas automático excelente. Se denomina «PDK» y es una de las opciones disponibles más recomendables. Es una caja de doble embrague mecánicamente similar a las de otros fabricantes (las «DSG» de Volkswagen o las «stronic» de Audi); su ventaja respecto a los cambios automáticos convencionales consiste en que cambian de marcha muy rápidamente y sin interrumpir la fuerza que hace el motor.
En un coche que puede dar tanto trabajo al conductor como el 911, se agradece llevar en todo momento las manos en el volante y que el cambio haga su función (que la hace, y muy bien). Tiene varios programas de funcionamiento; uno de ellos, «Sport Plus» (forma parte del paquete opcional «Sport Chrono Plus»), es indicado para aprovechar en todo momento la máxima capacidad de aceleración que es capaz de dar el motor (Porsche lo recomienda para un uso en circuito). El 911 Carrera 4 o Carrera 4S con cambio automático «PDK» es más rápido y gasta menos que con el manual (fichas comparativas de Porsche; nosotros no hemos tenido oportunidad de probarlo).
El 911 es un deportivo de referencia. Impresiona en recta por lo que es capaz de acelerar, pero lo que mejor se le da son las curvas lentas, pues tiene una frenada muy potente y una agilidad de reacciones poco común.
Como la anterior generación del 911, el nuevo sigue siendo un vehículo cuya trayectoria es muy sensible al estado del asfalto y a la calidad de la conducción. Se conduzca bien o no, en vías rápidas tiene reacciones peculiares a las que hay que acostumbrarse. El Porsche 911 permite viajar rápidamente pero no relajado, porque hay que «conducirlo constantemente».
Una cosa sorprendente del 911 (desde hace varias generaciones) es su funcionalidad para uso diario. No conozco ningún otro coche con carrocería cupé y semejantes cualidades dinámicas, que maniobre mejor, que tenga una carrocería con tanta visibilidad y un acceso al habitáculo más cómodo (por ejemplo, un Audi R8 es mucho más incómodo para el día a día, y por extensión todos los competidores de motor central-trasero). Un BMW M3 no tiene una faceta como deportivo tan patente como el Porsche.
El Carrera 4 está a la venta desde 99.584 € y el Carrera 4S desde 111.616 €. Es decir, la tracción total supone un incremento en el precio de unos 7.200 € y un pequeño aumento en el consumo (entre otras cosas porque es 55 kg más pesado que las variantes de tracción trasera). El Carrera 4S está a la venta desde 111.616 €.
La ventaja de un 911 con tracción total es que tiene mayor capacidad para transmitir la fuerza al suelo, sobre todo en superficies deslizantes. Este dispositivo aporta poco sobre asfalto seco, porque ahí el 911 Carrera o Carrera S (de tracción trasera) ya tiene muy buena motricidad.
La tracción total del nuevo 911 Carrera 4 es de un nuevo tipo. En el modelo de 2004 se transmitía la fuerza a las ruedas delanteras mediante un sistema multidisco con fluido viscoso (sin control electrónico y sin conexión mecánica entre las ruedas traseras y las delanteras). Ahora, el elemento viscoso ha sido reemplazado por un embrague multidisco controlado electrónicamente por el control de tracción «PTC». Es un sistema similar al que lleva el 911 Turbo.
El Carrera 4 y 4S se distinguen de las variantes de tracción trasera porque entre los pilotos traseros hay una banda de plástico de color rojo (imagen).