El puesto de conducción es prácticamente idéntico al de la versión carrozada (más información en la prueba del Porsche 911 Carrera S). Mi compañero Víctor Fernández menciona en esta prueba que el aro del volante puede resultar demasiado fino para quienes tengan las manos grandes. A mí el aro del volante me parece demasiado fino (no tengo las manos grandes), se agarra mejor un aro más grueso. También echo de menos que el volante tenga mayor recorrido en la regulación longitudinal, para conducir con los brazos menos estirados. No me parecen del todo acertados la situación de la palanca y el sistema de gestión de los menús que aparecen en el reloj central de la instrumentación (ordenador, teléfono o cronómetro, entre otros).
A pesar de los reparos que menciono, la sensación general es de muy buena calidad y de un cuidado esmerado en los detalles. El asiento posterior es poco utilizable porque el respaldo queda completamente vertical; la espalda no aguanta en esa posición más qué unos pocos minutos.
En el recorrido que he realizado con la capota plegada, la temperatura exterior era de 18 ºC. A mi juicio la característica más sobresaliente de este coche, sin capota y con el deflector posterior levantado, es que prácticamente no hay turbulencias para los pasajeros. La diferencia entre llevar levantado el deflector y no llevarlo es enorme. Con el deflector puesto se anula totalmente la posibilidad de ocupar las plazas posteriores, si bien, incluso sin deflector, salvo para recorridos cortísimos, son prácticamente inutilizables.
Una importante novedad, con respecto a la versión anterior, es que las pequeñas ventanillas posteriores también pueden elevarse cuando la capota está abierta. Las teclas de los elevalunas son las mismas para los cristales delanteros que para los posteriores. Un selector permite elegir sobre cuáles se actúa.
Con las cuatro ventanillas laterales subidas, la capota plegada y el deflector puesto, he alcanzado una velocidad de 200 km/h. El aire en el interior del coche no era nada molesto y cómodamente soportable de forma continuada. Esto es así para un conductor de 1,73 metros de altura y con el asiento en la posición más baja posible. He probado también con el asiento en la posición más elevada posible (la banqueta se eleva seis centímetros) y también me sorprendió la escasez de turbulencias, si bien en esta posición no tuve oportunidad de sobrepasar 150 km/h de velocidad.
El único impedimento para circular a más de 150 ó 160 km/h con la capota quitada (en lugares donde esté legalmente permitido) es el incremento de ruido. Hasta 180 km/h me pareció un ruido soportable si bien muy elevado. Por encima de esa velocidad, aparte de la sensación de que el deflector iba a desmontarse o a salir volando en cualquier momento (no ocurrió nada de eso), el ruido era prácticamente insoportable. A menos de 150 km/h apenas hay ruido aerodinámico. Entre 100 y 150 lo que predomina es el ruido de rodadura.
A pesar de la ausencia de turbulencias en el interior, con 18 grados de temperatura exterior se agradece utilizar la calefacción de los asientos al circular a sobre 120 km/h. A diferencia del Mercedes SLK, en el 911 Cabriolet no existe la posibilidad de calentar el aro del volante (no estará de más llevar unos guantes) y tampoco una salida de aire caliente a la altura de la nuca. A pesar de la ausencia de turbulencias en el interior, cuando la temperatura exterior sea menos cálida seguro que se echarán de menos sistemas complementarios de calefacción.