Según los responsables de desarrollo, el Outlander es un vehículo intermedio entre un SUV (Sport Utility Vehicle) y una berlina familiar. Con respecto a un familiar tiene una ventaja clara: puede circular por caminos bacheados sin golpear con el suelo (tiene 19,5 centímetros de espacio libre al suelo) y pasar rápidamente por irregularidades sin que las suspensiones hagan topes.
En carreteras rápidas, donde hay que girar poco el volante, el Outlander me ha parecido que tiene unas buenas reacciones a ritmo rápido y un buen tacto de dirección. En estas circunstancias los movimientos de la carrocería están bien controlados por las suspensiones y al mismo tiempo son capaces de absorber bien las irregularidades.
En carreteras más retorcidas es donde se nota el peso, la altura y el tipo de neumáticos que tiene un coche de este tipo, pero el resultado es satisfactorio, teniendo en cuenta la competencia.
Para quien quiera un vehículo de este tipo porque en ocasiones circule por caminos, es una opción acertada, y más recomendable que alguno de sus competidores. Quien espere unas reacciones en carretera de un turismo familiar, se puede estar equivocando: tienen peor agarre lateral, los movimientos de la carrocería son más aparatosos y es más difícil de conducir, porque es más probable que pierda la trayectoria en condiciones adversas (por ejemplo, cuando hay deceleración en curva).
Como tiene tracción total permanente es posible comenzar la marcha en superficies deslizantes sin perder tracción; en un Honda CR-V pueden patinar las delanteras hasta que se conectan las traseras (tiene embrague multidisco que conecta las traseras cuando las delanteras pierden adherencia).
El motor de 2.0 litros y 136 CV da una respuesta buena en el Outlander. Tiene buena capacidad para mover los 1.600 kg del Outlander tracción total (que es el que conduje) en todas las circunstancias; puede mantener con facilidad más de 160 km/h de forma constante, sin que las condiciones sean especialmente favorables. También da buena impresión de aceleración hasta 6.000 rpm (a partir de ahí hasta el corte de inyección sube de régimen más lentamente). Los desarrollos de transmisión son ligeramente cortos; a velocidad máxima (192 km/h) el motor funciona a unas 6.075 revoluciones por minuto (la potencia máxima es a 6.000).
Las marchas se pueden engranar con facilidad, suavidad y de forma rápida si el conductor quiere. También tiene buen tacto el pedal del freno.