En las plazas delanteras hay sitio de sobra para las piernas y para los hombros. Lo primero se debe a que hay mucho margen para colocarse cerca o lejos de los pedales. Lo segundo, porque la distancia entre puertas es 143 centímetros, dato propio de vehículos de tamaño grande. La altura libre al techo es, comparativamente, más reducida que las otras dos cotas. Sin embargo, hay 5 centímetros más que en el Lexus RC y debería ser más que suficiente salvo para personas muy altas. La cantidad de sitio es similar que en un BMW Serie 6 Coupé; un Porsche 911 da mucha más sensación de estrechez pues hay menos espacio para los hombros, aunque la altura al techo es ligeramente mayor.
La posición al volante es muy natural por la buena ubicación de los pedales, del volante o de la palanca selectora de marcha que hay en la consola (imagen). Se va sentado bajo y Lexus dice que ha intentado que la cadera del conductor esté muy próxima al centro de masas del vehículo «para que dé buena sensación de control».
Los asientos son en gran parte los responsables de lo bien que se va en este Lexus. Los que llevan las versiones con acabado Sport + recogen muy bien en las curvas y dan un apoyo excelente a las piernas y espalda. De serie tienen ventilación y calefacción. A diferencia de los asientos de otros vehículos de lujo, los del Lexus tienen pocos reglajes eléctricos (imagen); por ejemplo, el apoyo lumbar solo se puede mover en una dirección y no hay posibilidad de cambiar la anchura del respaldo o de la banqueta. Aun así, yo me he sentido muy cómodo en ellos.
Para acceder a las plazas posteriores (imagen) hay que tirar de una palanca ubicada en el respaldo de los asientos delanteros (imagen). Al hacerlo, se desplaza todo el conjunto hacia delante mediante un motor eléctrico. En dichas plazas posteriores hay poco sitio en todas las direcciones y no sirven para mucho más que salir de un apuro.
Según Lexus, muchas piezas del interior están ensambladas o elaboradas a mano por operarios especialmente hábiles. Carezco de información fiable para saber exactamente cómo de buenos son los materiales que recubren el Lexus LC por dentro; no sé si su elaboración es muy costosa (pero así lo parece) o si resistirán bien el paso del tiempo. Lo que sí puedo decir es que su aspecto es extraordinario, salvo por unos pocos detalles.
Lo que deja tan buena impresión es, en gran medida, la piel que recubre mucha de la superficie del interior. Es particularmente suave al tacto y fina. En algunas casos, esa piel está recubriendo una base de espuma que le da al conjunto un tacto acolchado.
Algunas de las alternativas del Lexus LC también pueden tener materiales de recubrimiento de gran calidad si se recurre a la lista de opciones. El Lexus, sin embargo, da buena sensación tal y como viene de serie. De hecho, no hay mucho margen para montar opciones. Entre lo poco que se puede elegir es que algunas partes vayan recubiertas en piel o Alcantara y el tono de estos materiales para que predomine el negro, el marron o el granate.
Dentro del buen gusto y excelente calidad que se respira en el interior, hay detalles que nos parecen mejorables. Por ejemplo, el cajón que hay entre los asientos delanteros tiene una tapa que parece que va articulada en una bisagra basta. El ruido que hacen las puertas al cerrar también es mejorable (nos ha gustado más el que hacen las de un Mercedes-Benz CLK de primera generación —que tampoco tiene marco en las puertas— con 350 000 km).
Otro punto que nos ha parecido mejorable es el sistema multimedia. Está compuesto por una superficie táctil (similar a la que tienen los ordenadores) que no se maneja bien mientras el coche está en marcha y requiere mucha atención para acertar con el menú que se desea. El sistema de navegación tiene gráficos demasiado sencillos (ejemplo) y tiene pocos detalles para lo que ya es normal en coches de este nivel e incluso mucho más baratos.
El sistema de climatización me ha parecido que funciona muy bien. Hay una función interesante que se llama «conserje de climatización» que coordina el funcionamiento automático del climatizador, la calefacción y ventilación de los asientos y el calentador del volante.
El maletero (imagen) tiene 172 litros, 25 l menos que la versión no híbrida, debido al espacio que ocupa la batería. Es un volumen más bien pequeño, pero normalmente, los cupés de este tipo tampoco ofrecen un maletero de mucha más capacidad, salvo algunos como el Maserati Gran Turismo (260 l) y sobre todo el BMW Serie 6 Coupé (460 litros).
Desde el puesto de conducción se controla aceptablemente bien la carretera y los extremos de la carrocería (eso sí, sería mucho mejor si dispusiéramos de cámaras de visión periférica). El acceso al interior no es muy complicado porque los asientos no están muy separados del exterior, ni tienen grandes pétalos laterales que entorpezcan la maniobra.
En definitiva, la convivencia diaria con este coche no está exenta de dificultades, pero tampoco presenta grandes problemas más allá de sus dimensiones. En el mercado hay grandes cupés deportivos mucho menos prácticos en el día a día, como puede ser un Mercedes-Benz AMG GT (el acceso al interior es más complicado y se va sentado tan atrás que resulta difícil de controlar el frontal en la ciudad) o un Audi R8 (el acceso a su interior también es más complicado, tiene peor visibilidad hacia detrás, maniobra peor y roza con más facilidad en el suelo); un Porsche 911 sí es más cómodo que el Lexus, entre otras cosas porque es más pequeño.