El nuevo Aventador S es una versión más potente y actualizada con la que Lamborghini sustituye al Aventador 2013. Tiene un motor de 740 caballos, cambios en la carrocería que mejoran su aerodinámica, cambios en la suspensión y, como principal novedad, dirección en las cuatro ruedas. Las primeras entregas comenzarán en primavera de 2017.
Está a la venta desde 382 211 euros, 15 686 euros más de lo que costaba el primer Aventador (ficha comparativa). Por encima de estas versiones está el Aventador SV con 750 caballos y elementos destinados a un uso más intensivo en circuito. Sólo se vendió en número limitado durante 2015. Lamborghini cita como principal competidor a Ferrari y, en un nivel «algo por debajo», a McLaren. Hay pocos deportivos que se acerquen o superen los 700 caballos exclusivamente con un motor de combustión interna. El Ferrari F12berlinetta o el McLaren 675LT son dos posibles alternativas al Aventador S, aunque los dos son menos potentes y costosos (ficha técnica comparativa).
Tras conducir el Aventador S en circuito y carretera, he tenido la oportunidad de comparar también cuán eficaz es a baja velocidad el nuevo sistema de dirección respecto al anterior del Aventador, en el que sólo giraban las ruedas delanteras. Su efecto es notable tanto en cambios de trayectoria como al girar entre topes de volante. El resto de cualidades dinámicas del coche, que son superlativas en muchos aspectos, las comento con más detalle en las Impresiones de conducción.
Lamborghini ha hecho mejoras en el motor, que es de doce cilindros en uve y tiene 6,5 litros de cilindrada. Pasa de 700 a 740 caballos de potencia máxima. Para reducir el consumo tiene sistema Stop & Start y función de desactivación de cilindros cuando se demanda poca potencia. Las prestaciones oficiales son idénticas: pasa de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y alcanza 350 km/h. La transmisión es automática de siete relaciones (de tipo manual pilotado).
Su carrocería, de 4,79 m de longitud, es 17 mm más larga que la del Aventador debido a que son nuevos los paragolpes delantero y trasero, el carenado inferior, el difusor y el alerón posterior, cuya altura es regulable en tres posiciones en función del programa de conducción seleccionado y de la velocidad (imagen).
Los cambios efectuados en el chasis están recogidos con más detalle en la Información técnica. El sistema de dirección en las cuatro ruedas funciona de forma similar a como lo hace en un Porsche 911 2016 o en un Renault Talisman: a baja velocidad, las ruedas traseras giran en sentido contrario al de las delanteras para mejorar la agilidad; a alta velocidad, giran en el mismo sentido para aumentar la estabilidad lineal. Según Lamborghini, es «el primer modelo de producción con dirección a las cuatro ruedas» de la marca. Sin embargo, el Centenario también dispone de este sistema y es un modelo previo al Aventador S, aunque su producción fue muy limitada. Las ruedas, Pirell P Zero, han sido diseñadas ex profeso. Las llantas delanteras son de 20 pulgadas de diámetro y las traseras de 21. Según Lamborghini, la distancia de frenado entre 100 y 0 km/h es de 31 m.
El control de estabilidad también recibe una nueva calibración y la electrónica tiene un ajuste revisado para mejorar la capacidad de tracción. En el Aventador S el repartidor manda más potencia al eje trasero para generar más sobreviraje que en el Aventador. Hay cuatro nuevos modos de conducción seleccionables y su lógica de funcionamiento ha sido revisada: STRADA, SPORT, CORSA y EGO (esta última es una nueva denominación para un modo personalizable). En cada posición cambia la respuesta del control de la tracción total, el motor, la transmisión, la amortiguación y la dirección. Los modos más deportivos reparten más potencia atrás (en modo STRADA el reparto por defecto es de 40 % al eje delantero y 60 % al trasero).
Los cambios en el interior afectan a la instrumentación, que se muestra a través de una nueva pantalla TFT (imagen). El sistema multimedia ha sido actualizado, tiene conectividad con Apple CarPlay y, opcionalmente, se puede añadir el sistema de telemetría Lamborghini, que da información variada sobre diferentes parámetros del vehículo y la conducción durante el manejo en circuito. Para personalizar el habitáculo existe el programa Ad Personam que permite elegir entre una extensa variedad de materiales, colores y tapicerías.
El habitáculo del Aventador S está fabricado con esmero. Los materiales aparentan una calidad muy alta, los ajustes son buenos y el tacto de los mandos, muy bueno. Esto no lo libra de padecer ciertos crujidos y resonancias que, más que a la calidad del ensamblaje, creo que son achacables a las torsiones, los desplazamientos y las sacudidas tan fuertes que pueden llegar a sufrir cuando se libera toda la potencia del motor y se aprovecha la capacidad dinámica del coche. Los asientos son muy confortables y aguantan bien el cuerpo, no así los cinturones de seguridad de serie, que pueden dar una sujeción escasa.
Todos los mandos del salpicadero tienen parecido con los que hay en algunos modelos de Audi. En comparación con la presentación limpia de la consola central de un Audi R8 (imagen), la del Aventador S está repleta de botones y mandos. Esta profusión de pulsadores requiere un tiempo de adaptación para hacerse a su manejo que, no obstante, es suficientemente intuitivo a través de la pantalla multimedia. Esta no admite uso táctil y no es especialmente grande en comparación con la que hay, por ejemplo, en un Porsche 911 (imagen). Su calidad de imagen tampoco es tan alta.
La denominación S es habitual históricamente en Lamborghini para denominar a las versiones «mejoradas» de un modelo inicial. Sucedió así con modelos como el Miura o el Countach (en cuyo diseño, Mitja Borkert, jefe de diseño de Lamborghini, dice haberse inspirado para ciertas partes de la carrocería; más información sobre la cronología de modelos de Lamborghini hasta la llegada del grupo VAG).