El Infiniti Q30 es un coche bien puesto a punto para que la experiencia de conducción sea agradable. Transmite sensación de solidez cuando se circula por firmes irregulares; no hay ruidos extraños que perturben la marcha, sino que todo parece muy bien ajustado. Además, desde el interior se oye poco el ruido exterior, lo que indica que el aislamiento es bueno. La dirección tiene muy buen tacto —ni dura, ni blanda y con correcta transmisión de información al conductor— y es fácil adaptarse a ella.
Hay dos configuraciones para la suspensión. La que llevan la mayor parte de las versiones es la más blanda y deja la carrocería a un mínimo de 17,0 cm de distancia respecto al piso. En segundo lugar, hay otra deportiva reservada al nivel de equipamiento Sport con los motores de 2,2 litros de cilindrada Diesel (170 CV) y 2,0 litros de gasolina (211 CV). Esta segunda deja la carrocería a 14 centímetros respecto al suelo y es más dura.
No he encontrado grandes diferencias de comodidad entre una y otra: ni la de serie es excesivamente blanda, ni la deportiva dura. Es posible que la «normal» sea la más interesante si la mayor parte de los kilómetros se van a realizar por carreteras de pocas curvas, sobre todo si el firme no está en muy buen estado. La deportiva da mayor precisión de conducción en vías de curvas, si se practica una conducción rápida.
Para ver sus reacciones, hemos hecho dos pruebas con un Q30 1.5 Premium (es decir, con la suspensión que deja la carrocería más alta). Un eslalon con conos colocados cada 22 metros y una maniobra brusca de esquiva (conforme a la norma ISO 3888-2). En los dos casos hemos notado que los apoyos no son inmediatos. Es decir, hay un ligero retraso entre que el conductor mueve el volante y el coche cambia de apoyo. Esa falta de inmediatez hace que dichas maniobras no se pudieran realizar con gran rapidez. El control de estabilidad actúa pero sutilmente, sin frenar al coche excesivamente en cada viraje. Nuestra unidad de pruebas tenia unos neumáticos Yokohama C DRIVE 2 en medidas 235/50 R18 97V. Más información en este vídeo.
Los neumáticos pueden ser de tres medidas: la mencionada anteriormente, 215/60 R17 y 235/45 R19. Estos últimos pueden rodar sin aire en caso de emergencia (son de tipo Run Flat). En ningún caso hay rueda de repuesto de emergencia (ni hay sitio disponible bajo el piso del maletero para alojar una) y en su lugar hay un kit de reparación de pinchazos.
El motor Diesel de 109 es suficiente para realizar viajes rápidos de forma desahogada, siempre que se realicen por vías fáciles tipo autopista o carretera secundaria. En vías más exigentes se agradece la potencia extra del motor de 170 CV. Por ejemplo, en algunos adelantamientos que se pueden hacer perfectamente con el de 170 CV, el de 110 puede resultar escaso. Quizá lo ideal sería un motor Diesel de potencia intermedia, pero Infiniti ha dicho que no va a existir próximamente.
Es necesario bajar una o dos marchas para ganar velocidad en determinadas pendientes que es frecuente encontrar en las carreteras. Por ejemplo, en una vía de segundo orden con una pendiente entre el 7 y el 8%, para mantener una velocidad de unos 100 km/h hay que reducir a quinta marcha, y para ganar algo de velocidad, hay que reducir a cuarta.
Según nuestras mediciones, este Infiniti ha acelerado menos otros coches que tienen el mismo motor: el Nissan Pulsar, el Renault Mégane y el Mercedes-Benz Clase A. Los datos oficiales (ficha comparativa) también dan una ligera desventaja al Infiniti, que quizá se pueda achacar a que es el más pesado de los cuatro (el más ligero, con diferencia, es el Renault Mégane, y también el más rápido).
El consumo ha sido parejo al de los rivales mencionados anteriormente. En nuestro recorrido habitual de consumo por una autovía con fuertes pendientes, que es de 143 kilómetros y completamos a una media real de 120 km/h, el Infiniti Q30 consumió 5,6 l/100 km, el Renault Mégane 5,7 y el Nissan Pulsar 5,7 l/100 km. Durante toda la prueba, que condujimos por todo tipo de vías (más por carretera que por ciudad) en ocasiones a ritmo rápido, el consumo fue 6,2 l/100 km.
El funcionamiento del motor resulta el habitual en muchos Diesel. Da poca fuerza en el momento inicial de la arrancada y no compensa apurarlo mucho más allá de unas 4000 rpm, puesto que desde ahí parece que le cuesta ganar velocidad de giro. El sistema Stop&Start es algo lento a la hora de poner en marcha el motor y se nota cuando en conductor desea salir con rapidez de un semáforo, por ejemplo.
El Infiniti Q30 con el motor de 170 caballos resulta más silencioso que el de 109 cuando ambos funcionan a alto régimen (por ejemplo, en una maniobra de adelantamiento o en una incorporación). Ese mayor silencio quizá se deba a que tiene un sistema de cancelación de ruido (Active Noise Cancelation) y parece que funciona, porque este mismo motor en un Mercedes-Benz Clase C (por ejemplo) es más ruidoso.
El cambio de marchas manual funciona con precisión y su palanca se mueve con poco esfuerzo. El cambio automático funciona de forma satisfactoria tanto por suavidad como por rapidez de funcionamiento.
El interior está muy bien aislado el ruido exterior, como por ejemplo, el que produce el resto del tráfico cuando se conduce por la ciudad. A alta velocidad, el ruido que produce el aire al cochar contra la carrocería es evidente, sin llegar a ser molesto. Es posible que un Volkswagen Golf sea más silencioso a alta velocidad.