Plazas traseras
El Hyundai Veloster es un cupé atípico por la funcionalidad que aporta la segunda puerta que tiene en el lado derecho de la carrocería y se abre en el mismo sentido que la delantera. En el MINI Clubman esta puerta adicional se abre en sentido contrario al habitual. Son soluciones distintas con aspectos prácticos también distintos: en el MINI, para poder abrir la puerta posterior, la anterior tiene que estar abierta. El Hyundai no tiene ese problema.
Esa puerta adicional permite que el acceso a las plazas posteriores se realice con mucha mayor facilidad que en cualquier coche con carrocería cupé y sólo una puerta en cada lado. Ahora bien, como la altura del Veloster es reducida y la puerta adicional pequeña, hay que doblar mucho el tronco para entrar. Si se accede al interior por la puerta del acompañante, la maniobra es mucho más compleja porque el hueco que queda para pasar entre el asiento y la carrocería es muy particularmente pequeño (vídeo).
Como en las plazas traseras el suelo es casi plano, no es un gran inconveniente que sólo haya una puerta trasera, pues entrando por la derecha es relativamente sencillo llegar hasta el asiento izquierdo.
Como el portón del maletero es muy alargado, la cabeza de los ocupantes posteriores queda justo bajo el cristal —cuando el sol alcanza esa zona se pasa mucho calor— y su frente, detrás de la parte final del tapizado del techo. La posición es un poco rara porque da la impresión de que la cabeza queda encajonada entre luna y techo. En esta imagen se puede adivinar cómo queda la cabeza de los ocupantes posteriores.
Por lo tanto, la altura en las plazas posteriores es insuficiente para personas de más de 1,70 metros. Espacio para las piernas hay suficiente —por ejemplo, una silla infantil cabe bien (imagen)— y también anchura para los hombros.
Entre ambos asientos posteriores —el Veloster tiene cuatro plazas, no cinco— hay una consola de plástico con dos posavasos y un hueco donde se puede dejar, por ejemplo, un teléfono (imagen).
La ventanilla trasera izquierda es fija, la derecha sí baja —el mecanismo es eléctrico y el conductor también tiene un botón para accionarla—, aunque no en su totalidad: queda visible tan sólo unos pocos centímetros.
Plazas delanteras
El puesto de conducción es muy cómodo si bien no es el típico de un deportivo de carrocería muy baja, porque el asiento no puede ir colocado muy abajo (imagen) ni se puede ir con las piernas muy estiradas. Un detalle es que el pedal del acelerador va articulado en el suelo.
El espacio disponible en las plazas anteriores es suficiente para conductores de estatura elevada. En las versiones con techo solar, los ocupantes de más de 1,90 metros de estatura empezarán a no ir cómodos porque su cabeza puede quedar en el hueco del mismo. Hasta la cortinilla que protege del sol hay tres centímetros menos de altura que en la variante sin techo solar.
Como en el lado del conductor el montante central está más retrasado —su puerta es más larga que la del otro lado—, hay una pieza de plástico que acerca el cinturón de seguridad (imagen). Este brazo se puede retirar con facilidad para que no estorbe si alguien accede a las plazas posteriores. Ninguno de los cuatro cinturones se puede ajustar en altura.
Un aspecto positivo del Veloster es la cantidad de huecos que hay en las plazas delanteras para dejar cosas (imagen). Además de muchos, son perfectamente utilizables porque están pensados para colocar objetos de distinto tamaño y lo que se deja en ellos no se puede caer al suelo.
El manejo de la pantalla central táctil me ha parecido sencillo e intuitivo (vídeo), y además está ubicada en una posición que evita retirar mucho la vista de la carretera para consultarla.
El Hyundai Veloster no tiene plásticos blandos de recubrimiento pero el que se usa mayoritariamente en el salpicadero tiene un dibujo superficial que causa una buena impresión.
Maletero
Tiene 310 litros de capacidad. En él caben sin estrecheces tres maletas de las que se pueden llevar en la cabina de un avión y un par de mochilas (imagen). Es de mayor capacidad que el de un Volkswagen Scirocco (292 litros) y casi idéntico al de un Peugeot RCZ (321 litros). Un inconveniente a la hora de meter bultos pesados es que el borde de carga está muy alto, a 84 centímetros del suelo. Para sacarlos hay que salvar un escalón de 30 centímetros. No tiene rueda de repuesto, ni la posibilidad de llevarla; en su lugar hay un kit de reparación de pinchazos (imagen).