Los cambios en el interior del Tucson son mucho más importantes que los del exterior, especialmente en la zona del salpicadero. La configuración de las pantallas que sirven para ver la instrumentación y manejar el sistema multimedia ahora es idéntica a la vista en otros modelos de la marca de más reciente aparición, como el Kona o el Santa Fe. Ambas van unidas bajo una misma superficie curva y ligeramente orientada hacia el conductor (imagen del Tucson 2024), en lugar de ser independientes (imagen del Tucson 2021). Además, en la parte izquierda del conductor hay una pequeña superficie imantada —igualmente presente en otros modelos de la marca— donde se pueden colocar notas, el típico imán de recuerdo de la ciudad visitada (como en las neveras) o todo aquello que a uno se le ocurra.
Las dos pantallas son más grandes que las del modelo al que reemplaza (12,3 pulgadas frente a 10,25), funcionan con un sistema operativo más moderno y tienen más posibilidades de personalización. Ambas se ven bien, tienen buena resolución y son relativamente rápidas en su funcionamiento, aunque a este respecto las hay claramente mejores (y también peores). Como ya es habitual hoy en día, el sistema multimedia tiene conectividad con Android Auto y CarPlay de manera inalámbrica, admite actualizaciones inalámbricas y también cuenta con una aplicación móvil que permite consultar datos del vehículo en remoto (Bluelink).
No acaban ahí las novedades. Los mandos del climatizador son diferentes (imagen), las salidas de ventilación centrales están situadas en un lugar distinto (un poco más abajo) y la palanca del cambio de marchas de las versiones automáticas está ahora colocada en la columna de la dirección (bajo el mando de los limpiaparabrisas, como en los modelos de la gama IONIQ o el Santa Fe), lo que ha permitido despejar la consola de entre los asientos, en la que se ha colocado el cargador inalámbrico para el teléfono (imagen). Además de que ha permitido despejar la consola y ampliar el tamaño de huecos portaobjetos, lo mejor de este cambio es que han desaparecido los botones empleados en el Tucson anterior para seleccionar el avance, retroceso o punto muerto. La utilización de esos botones, aparte de resultar errática, obligaba a mirarlos para pulsar en el lugar adecuado (imagen). La palanca actual permite un movimiento intuitivo y, como la palanca de los intermitentes, se localiza sin necesidad de desviar la mirada.
Un volante con nuevo diseño, botones diferentes y sin el logotipo de Hyundai en el centro (imagen) y la posibilidad de tener un sistema de información proyectada en el parabrisas (imagen) completan las novedades de este Tucson en el interior. En todo aquello relatico al espacio disponible para pasajeros y equipaje es idéntico al anterior, lo cual es del todo lógico teniendo en cuenta que se trata de una puesta al día, no de un modelo completamente nuevo.
Es un coche amplio y muy práctico, especialmente adecuado para familias con hijos. Según nuestras mediciones, en las plazas posteriores hay más espacio que la mayoría de sus alternativas y, además, incluye varias funcionalidades que hacen más agradable la vida a bordo (no todas están disponibles en todos los niveles de equipamiento): respaldos con varios niveles de inclinación (imagen), cortinillas retráctiles en las ventanillas laterales (imagen), un túnel de transmisión que sobresale muy poco (es sencillo pasar de un lado al otro), un climatizador independiente del de las plazas delanteras (imagen), un par de tomas USB de tipo C y varios huecos portaobjetos. Lo que no tiene es ajuste longitudinal para las banquetas, un elemento muy útil del que si disponen, por ejemplo, el Ford Kuga o el Volkswagen Tiguan.
El maletero tiene más o menos capacidad en función del sistema propulsor elegido, pero en general es grande y aprovechable (va desde los 546 litros de las versiones híbridas ligeras hasta los 620 de las versiones sin electrificar). La versión híbrida enchufable, que es la que hemos probado más detenidamente y de la que tenemos fotos más detalladas (ejemplo), tiene 558 litros y unas formas muy regulares que permiten aprovechar bien el espacio disponible. Bajo el piso hay varios compartimentos de tamaño medio donde se pueden dejar guardados los cables de recarga, el kit de reparación de neumáticos, un botiquín y algún elemento menudo adicional (imagen). En las paredes laterales tiene los accesorios habituales (perchas, ganchos, una toma de 12 V) y un plafón de iluminación que da una luz demasiado tenue.
En general, el aspecto del maletero es bueno, pero las paredes laterales están sin tapizar, algo que es habitual en los vehículos de Hyundai. Es una ventaja desde el punto de vista de la practicidad (es más fácil de limpiar que una moqueta), pero con el roce de las maletas, los carritos y demás enseres, esa zona se araña con mucha facilidad y su aspecto empeora claramente. El portón con apertura y cierre automatizados solo es de serie en los niveles de equipamiento más altos (y no se puede pedir ni de manera opcional en el resto) e incluye dos velocidades de funcionamiento.
En general, todo el habitáculo del Tucson causa una muy buena sensación de calidad. Hay muchas zonas cubiertas de plástico acolchado, incluso en lugares poco habituales, y otras con tapizados muy agradables al tacto (aunque es posible que sean difíciles de limpiar). Además, los ajustes entre las distintas piezas son precisos y sólidos, pues no se escuchan ruidos incluso al circular por vías en mal estado. A este respecto, el Tucson está claramente por encima de modelos como el Ford Kuga, el Kia Sportage o el Toyota Corolla Cross, y se queda más o menos al mismo nivel de un Renault Austral o un Volkswagen Tiguan.