El Ford Transit Custom Nugget Pop-up deriva de un vehículo originalmente pensado para un uso industrial, pero no lo parece. Es silencioso y hasta cómodo de suspensión. En ningún momento se tiene la impresión de viajar en un coche tosco, ruidoso o seco.
Permite llegar al destino descansados a los dos ocupantes de las plazas delanteras (imagen de sus asientos). En las tres plazas posteriores se viaja peor, ya que el banco posterior es recio y no sujeta ni recoge nada el cuerpo (es plano, porque es el «colchón» de la cama inferior). Aunque este asiento tiene tres cinturones de seguridad (imagen), sólo hay anchura para que dos ocupantes vayan cómodos. El motivo es que este asiento no llega de lado a lado de la carrocería, pues se ha acortado para dejar paso a la zona de la cocina, que está en la parte posterior.
A los mandos de la Nugget se tiene siempre la impresión de ir en un vehículo alto y pesado; tal y como es en realidad. Esta sensación también se tiene, por ejemplo, en un Mercedes-Benz Marco Polo con un equipamiento parecido. Y es que lo necesario para convertir estos vehículos en un pequeño apartamento supone añadir mucho peso y mal distribuido. Lo que más se nota negativamente es el peso añadido al techo (ya no sólo la propia cama, sino el mecanismo que permite elevar todo el conjunto). Por ello, la carrocería se zarandea cuando se toma una curva a un ritmo ligero. El paso arriba es tal que e incluso se pierde precisión en línea recta (hay que hacer más correcciones con el volante que con un Ford Transit Custom para ir por donde uno quiere).
Ese peso total hace que la aceleración no sea grande y que el consumo no sea bajo prácticamente en ninguna circunstancia. Hemos probado este vehículo en combinación con el motor más potente disponible, Diesel de 170 caballos, y cambio de marchas automático. Este motor permite mantener una velocidad relativamete alta con facilidad; lo que no hace es ganarla con agilidad. Según nuestras mediciones, ha necesitado un mínimo de 12,6 segundos para pasar de 80 a 120 km/h, que es un tiempo parecido al que necesita un utilitario de unos 80 caballos de potencia. La Volkswagen California Ocean 2.0 TDI BMT 110 kW (150 CV) DSG 7 vel. 4MOTION (2018), que no tiene mobiliario de cocina, empleó 12,9 segundos en pasar de 80 a 120 km/h.
El consumo de carburante está sobre unos 10 litros cada cien kilómetros de media; es posible gastar más si se circula por zonas desfavorables o a ritmo elevado y menos si el recorrido transcurre a velocidad más o menos sostenida. Por ejemplo, en nuestro recorrido de consumo por autovía (que es de 143 kms, tiene varias pendientes fuertes y lo realizamos a una media de 120 km/h) ha consumido 8,9 l/100 km.
La capacidad de frenada máxima no es buena pues ha necesitado un mínimo de 61 metros para detenerse desde 120 km/h; sin embargo normalmente no se echa en falta más capacidad de frenada porque este tipo de vehículo se conduce de forma relajada y anticipando mucho las maniobras. Los neumáticos eran unos Continental Vanco2, es decir, de vehículo industrial, donde se favorece la duración y la resistencia a la carga frente a otras cualidades (como dato curioso, van inflados a una presión mucho más alta de lo normal en unos de turismo, entorno a los 4 kilos por centímetro cuadrado). En una conducción normal, en conductor no tiene ninguna sensación especial debido a los neumáticos. La Volkswagen California Ocean empleó 60,2 en la misma medición, y tenía unos neumáticos de invierno de turismo, no de vehículo comercial (unos Goodyear Vector 4Seasons de medidas).