El habitáculo del Mustang 2018 tiene algunos cambios con respecto al del modelo-año 2015, aunque a rasgos generales el diseño es prácticamente idéntico (imagen del modelo 2018 e imagen del modelo 2015). La novedad más importante está en la instrumentación, que ahora está compuesta por una pantalla de 12 pulgadas (medida en diagonal) en la que se muestra la información relativa a la conducción, la fuente de sonido seleccionada, el sistema de navegación o la conexión Bluetooth para el teléfono móvil (imagen).
Tiene tres modos de visualización predeterminados —Normal, Deportivo o Circuito— que recuerdan mucho a los que Ford utiliza en la instrumentación del Ford GT y multitud de colores decorativos (imagen). Las imágenes que proyecta son nítidas y brillantes incluso cuando la luz incide directamente sobre ella y además fluyen entre sí con rapidez, pero como son tantas las opciones que se pueden llegar a manejar, es recomendable hacerlo en parado.
Además, como en el modelo anterior, tiene un ordenador de viaje en el que se pueden consultar datos tan poco frecuentes como la temperatura del aire de la admisión, la de la cabeza de la culata, la relación entre aire y combustible que entra en la cámara de combustión, el voltaje de la batería o las fuerzas longitudinales y transversales a las que está sometido el vehículo (imagen).
El sistema multimedia tiene la misma pantalla de ocho pulgadas del Ford Mustang 2015, aunque ahora el sistema operativo es distinto (SYNC3 en lugar del SYNC2) y además es compatible con Android Auto de Google y CarPlay de Apple. Los gráficos son sencillos y la resolución normal, pero resulta fácil moverse por los menús porque están organizados de manera muy lógica. Su visibilidad, aunque buena, no lo es tanto como la de la instrumentación (imagen).
Ford dice que ha utilizado materiales de más calidad para algunos recubrimientos del salpicadero y las puertas. No dudamos que sea así, pero en general, la sensación que transmiten son de sencillez. Los ajustes entre las distintas piezas que componen el salpicadero son normales, pero sobre todo, poco homogéneos (en algunas partes están cuidados y en otras no). En opción hay varios paquetes de personalización que afectan a la decoración interior; las tapicerías, por ejemplo, pueden ser de varias tonalidades y las molduras decorativas pueden ser de fibra de carbono.
Hay dos tipos de asientos para las plazas delanteras, los de serie y otros opcionales de tipo baquet fabricados por el especialista Recaro (imagen). Ambos son cómodos, pero cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes: los de serie son más aconsejables si se van a realizar muchos kilómetros por carretera porque tienen ajuste lumbar de serie (los opcionales no) y además tienen una espuma un poco más blanda; por otra parte, los opcionales resultarán adecuados si se va a practicar una conducción deportiva de manera regular porque sujetan el cuerpo claramente mejor y además están situados un poco más bajos que los de serie. A nosotros nos han gustado más los opcionales, pero aconsejamos probar ambos antes de tomar una decisión de compra.
Salvo por los detalles descritos, el habitáculo es idéntico al del Mustang 2015 y, por lo tanto, estas impresiones del interior son perfectamente válidas. Tanto la variante Fastback como la descapotable tienen espacio suficiente en las plazas delanteras para acomodar a dos personas de estatura elevada, superior incluso a los dos metros. Las traseras, en cambio, solo son aptas para niños o personas muy menudas porque el espacio para las piernas es muy escaso (hemos medido 59 centímetros desde la base da la banqueta trasera hasta el respaldo delantero, que es muy poco). Tampoco el acceso a estas plazas está bien resuelto, pues para mover los asientos delanteros hacia delante es necesario hacer fuerza y el hueco que liberan es muy pequeño.
Aunque el maletero de la variante Convertible es 76 litros menor que el de la Fastback, resulta suficiente para llevar un par de maletas medianas y una mochila adicional (imagen). Los principales inconvenientes que tienen ambos son la falta de homogeneidad en sus formas (resulta difícil aprovechar completamente el volumen disponible) y la altura de la boca de carga, que es muy elevada (hemos medido 78 centímetros desde el suelo).
La capota de lona de la variante Convertible está muy bien acabada y aísla muy bien del exterior. Su accionamiento no es completamente automático, pues inicialmente hay que liberar un anclaje situado junto al plafón de iluminación (imagen). El resto del proceso sí es automático, aunque para ello es necesario mantener pulsado un botón durante unos 15 segundos y circular a menos de 5 km/h, que es una velocidad muy baja.
Cuando se circula sin techo, tanto el ruido que llega al habitáculo como golpes del viento no son particularmente molestos hasta unos 90 km/h; por encima de esa velocidad sí pueden llegar a incomodar y además dificultan mantener una conversación sin tener que elevar el tono de voz. El Mustang carece de elementos accesorios que mejoren el confort cuando se circula de este modo, como por ejemplo un sistema que expulse aire caliente a la altura de la nuca, un programa específico para el climatizador o un deflector de corriente de aire tras los asientos posteriores. En este aspecto, un Mercedes-Benz Clase E Cabrio es manifiestamente superior.